Recién aterrizada en España tras la disputa de los Mundiales de atletismo en Doha (Qatar), la gallega Ana Peleteiro ha estado este martes en Madrid en un acto de la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC), de la que la atleta es embajadora.
La coruñesa, pupila de Iván Pedroso y que fue sexta en la final de triple salto, hace balance de la temporada y habla de su próximo objetivo: competir en sus primeros Juegos Olímpicos, en Tokio 2020.
Asimismo, Peleteiro ha destacado el papel de los profesionales de la Real Federación Española de Atletismo (RFEA) para intervenir en el caso de Orlando Ortega, al que finalmente se le otorgó la medalla de bronce en los 110 metros vallas tras el incidente que tuvo en la final con el jamaicano Omar McLeod (invadió su calle y lo desestabilizó cuando el saltador de origen cubano luchaba por las medallas. "España no es una gran potencia dentro del atletismo, no tenemos el peso que pueda tener Francia, por ejemplo, pero sí tenemos grandes profesionales en los despachos", opina.
Con estas palabras la gallega alaba el trabajo de Carlota Castrejana, al frente del equipo que peleó los recursos y que no se dio por vencido: "Se han dejado la piel para que fueran justos con Orlando y lo han conseguido".
Peleteiro entrena en Guadalajara con la campeona del mundo en Doha, la venezolana Yulimar Rojas, a quien evitó en los Mundiales y que fue quien se hizo con el oro por delante de la jamaicana Shanieka Ricketts y de la colombiana Caterine Ibargüen. "No quería encontrarme con una persona supermotivada y en excelente estado de forma, mientras que yo trataba de centrarme en mis dolencias", dice.
La gallega, que no se muerde la lengua, aprovechaba la ocasión para denunciar lo incómoda que ha estado durante su estancia en Doha, así como el trato recibido en alguna ocasión por parte de las autoridades qataríes. En este sentido, dice que una vez se puso en pantalón corto para entrenar en el gimnasio del hotel y los seguidores locales se le quedaron mirando y empezaron a grabarle con el móvil. "En el estadio todo era más normal, el problema era fuera del recinto, cuando hacías vida normal. También para los amigos que venían a vernos desde otros países, no había nada que hacer, sólo ir de compras".
Asimismo, la atleta reconoce que ha sido un Mundial "un poco desagradable en ciertos aspectos", contando que ha vuelto a España constipada debido a los bruscos cambios de temperatura. "El calor fue horrible. Los primeros días lo más peligroso era no resfriarte. Pasas de 48 grados a 15", relata Peleteiro, que también cuenta cómo recibió un trato un tanto denigrante por parte de la organización de estos Mundiales después de olvidarse la acreditación en el hotel. "A mí me ponían muchas trabas por el hecho de ser mujer, mientras que a otros chicos que les pasó lo mismo, les bastaba con mirar en el ordenador y comprobar que, efectivamente, eran atletas", denuncia.