
Después de su primer encuentro hace 12 años en el Stade de France, Inglaterra y Sudáfrica se enfrentan por segunda vez en la final de la Copa del Mundo de Rugby 2019 en el Estadio Internacional de Yokohama.
Un partido por el que casi nadie habría apostado hace tan sólo unos meses. No demasiado tiempo atrás, el XV de la Rosa volvía a naufragar en el Seis Naciones y los Springboks aún sufrían para hacer consistente la revolución de Rassie Erasmus. Hoy, a toro pasado, se ve poco menos que natural, lógico, después del juego mostrado por ambas selecciones durante el torneo.
El camino de Inglaterra
Los de Eddie Jones han sido, sin ningún género de dudas, el mejor equipo del Mundial. Su camino a la final sólo ha tenido un rival desde que el 22 de septiembre debutaran ante Tonga. No precisamente Nueva Zelanda. Mucho más poderoso, el único obstáculo ha sido el tifón Hagibis, que les impidió –les ahorró– medirse a Francia en el último encuentro de la fase de grupos.
Tras el descanso extra, victoria incontestable frente a Australia y triunfo ante Nueva Zelanda en el mejor partido de rugby que se puede contemplar hoy en el planeta. Dos de las tres grandes del Sur, superadas. La tercera, en el horizonte.
El camino de Sudáfrica
Aunque el vídeo no incorpora las imágenes, el periplo de los Springboks hacia la final de la Copa del Mundo comenzó mucho antes de su llegada a Japón. Seguramente, el punto de inflexión, el momento en que su candidatura dejó de parecer la locura de hace dos años, fue su empaté a domicilio ante los All Blacks que acabó valiéndoles la victoria en el Rugby Championship.
Ya en el torneo, Nueva Zelanda se tomó la revancha de aquel partido en unos minutos de juego implacable, que por ahora suponen el único periodo en que los de verde y oro han estado a merced de su rival durante mes y medio.
Dos montajes de World Rugby con un último acto por añadir, para transformar a uno de ellos en el camino a la Copa Webb Ellis.