Plantearse la aviación deportiva como afición implica asumir ciertos gastos, más allá de los tres mil euros que cuesta aproximadamente la licencia que permite pilotar avionetas, ultraligeros o veleros. A cada tipo de nave le corresponde una acreditación particular. El abanico económico que abarca la aviación deportiva es tan amplio —o más— que el de los automóviles, y su precio dependerá de múltiples condicionantes. Uno de ellos, compartir con otras personas la propiedad de un avión, una solución frecuente entre sus aficionados y que reduce costes.
El precio mínimo de un ultraligero parte de unos 15 mil euros en el mercado de segunda mano. Todo ello, si no se tienen en cuenta otros modelos más económicos cuyas líneas distan de lo que entendemos por un avión 'con forma de avión'. Los ultraligeros en tubo y tela pueden adquirirse desde unos tres mil euros, aunque su forma y capacidades no son las mismas.
La cuantía del seguro de aviación también depende de ciertas variables, la fundamental y más básica afecta a si la póliza se destina a un monoplaza o a un biplaza. Las cuotas anuales parten de los ciento cincuenta euros.
Alquilar una plaza en un hangar también supone añadir al montante unos cien euros mensuales, aproximadamente, a lo que habrá que sumar la tasa por el uso del aeródromo, dependiendo de la política y del uso que se haga del espacio en cada club.
A todos estos gastos, además del combustible en cada vuelo, habría que añadir, en el caso de los aviones veleros —sin motor— la contratación del remolque para el despegue. Este servicio no suele superar los setenta euros, dependiendo de si se contrata otra nave o si se recurre a la técnica del despegue a torno, más económico. El servicio será necesario en cada despegue de este tipo de planeadores.
Para saber más sobre la aviación deportiva y sobre su peligrosidad real, escucha el podcast Kelugares.
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