Cuando los ecos del Gran Premio de Fórmula 1 de Portimao aún no se han apagado, después de las numerosas críticas por la presencia de un gran número de espectadores en las gradas en pleno aumento de la incidencia del coronavirus, ahora son las ya icónicas olas gigantes de Nazaré las que centran la atención de la lucha contra la pandemia.
Varios millares de seguidores procedentes de los cinco continentes se agolparon este jueves, a pesar de la pandemia de covid-19, en los acantilados de la localidad portuguesa de Nazaré para presenciar cómo los mejores surfistas del mundo desafiaban a las gigantescas olas que se producen en la zona.
Ante la más que probable polémica por las imágenes de las aglomeraciones de espectadores, el Ayuntamiento de Nazaré explicó que no se trataba de ningún evento organizado, sino que, por las condiciones meteorológicas, es uno de los momentos del año en el que se generan en esta zona costera atlántica las olas gigantescas, ideales para la práctica del "surf extremo", por lo que se han reunido un total de 22 equipos de América, África y Europa entrenando sobre estos descomunales muros de agua.
Las autoridades locales han intentado poner orden para que el público porte la mascarilla, aunque también reconocen que la distancia social de dos metros es imposible que se cumpla, dada la elevada presencia de seguidores.
Los aficionados intentan coger el mejor sitio, por lo que acuden a los acantilados del Fuerte de São Miguel al amanecer, donde varios equipos de Protección Civil intentan poner orden.
Entre las surfistas que están en el agua entrenando, la brasileña Maya Gabeira, que el año pasado logró en Nazaré el récord de la ola más grande del mundo surfeada por una mujer, que alcanzó una altura de 22,4 metros.
En hombres, la ola más grande del mundo surfeada también se originó en la playa de Nazaré. Fue en noviembre de 2017, alcanzó una altura de 24,38 metros y a ella se subió el brasileño Rodrigo Koxa.
En esta zona de la región Centro de Portugal se encuentra el valle submarino del Cañón de Nazaré, con una profundidad que ronda los 5 kilómetros y una extensión de más de 200 kilómetros.
En la denominada Playa Norte de Nazaré se forma un embudo en su final y ese estrechamiento favorece que se generen olas gigantes de más de 30 metros de altura. Desde el Ayuntamiento de Nazaré recuerdan que llevan una década ligando la imagen de esta zona lusa a las olas gigantes, que se ha traducido en la llegada de millares de aficionados de todo el mundo al deporte del surf.