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Jota García, triatleta ciego que irá a los Juegos Paralímpicos de Tokio: "Se puede perder la vista pero no la mirada"

El deportista, que participará en los JJPP de Tokio 2020, cuenta su apasionante historia en una entrevista a Libertad Digital.

El deportista, que participará en los JJPP de Tokio 2020, cuenta su apasionante historia en una entrevista a Libertad Digital.
Jota García, triatleta ciego que participará en los Juegos Paralímpicos de Tokio 2020. | Jota García

Ironías de la vida. La de José Luis García Serrano (Buitrago de Lozoya, Madrid, 27 de mayo de 1983), más conocido como Jota García, es una de esas historias que te ponen los vellos como escarpias. Este triatleta ciego perdió la vista por completo con 28 años, después de más de dos décadas con problemas de visión, y decidió estudiar —y completar— la carrera de Óptica y Optometría para ver cómo era su caso desde el otro lado de la barrera. Y no sólo eso, sino que decidió dejar su sedentaria vida —perdió más de 30 kilos— para dedicarse al deporte y acabar convirtiéndose en campeón de Europa de paratriatlón.

"Me he tirado toda la vida viéndolo desde los ojos del paciente y quería verlo desde el punto de vista del profesional, parece como si el guionista de una película se haya decidido a darle una vuelta de tuerca más al drama", cuenta Jota, que se quedó completamente ciego hace una década por culpa de la uveítis —inflamación de la úvea, que es la lámina intermedia del ojo situada entre la esclerótica y la retina y que es la que aporta la mayor parte del suministro de sangre a la retina—, en una distendida entrevista a Libertad Digital.

"Una profesora de la universidad le preguntó un día a una compañera de clase: ‘¿Tú crees en Dios? ¿No? Pues cuando termines esta asignatura creerás en Dios’. Me quedé con esa frase. Todo lo que pasa con el ojo para que podamos ver es increíble a nivel fisiológico. Yo quería saber por qué y estudié Óptica y Optometría. Nunca pude ejercer, pero haber estudiado esta carrera me ha ayudado a entender lo que me ha pasado, a conocer los tratamientos. Luego me preguntaba si me quedaba algún remordimiento o si podía haber hecho más, pero no tengo dudas de que tanto mi familia como yo hemos agotado todas las balas para que no me quedase ciego. El destino ha hecho que me quede ciego, pero tenemos la conciencia tranquila de que hemos hecho todo lo posible. Y la carrera me ayudó a tenerlo todo más claro todavía", explica Jota García, que está preparando su participación en los Juegos Paralímpicos de Tokio (24 de agosto-5 de septiembre) tras haberse proclamado subcampeón del mundo de paratriatlón en Yokohama (Japón) junto a su guía Pedro Andújar.

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Jota García corre junto a su mujer Gloria por la sierra de Madrid.

El triatleta atiende a este periódico desde su domicilio del norte de Madrid. Lo hace por una conocida aplicación de videollamadas y junto a Roque, su hijo de apenas un mes de vida, que ya ha querido hacer su primera incursión en los medios con su incesante llanto. Y, desde luego, se mueve como pez en el agua a la hora no sólo de manejarse con la tecnología, sino también con cualquier quehacer del día a día. Para romper el hielo, hablamos desde el papel de la selección española en la Eurocopa hasta la marcha de Sergio Ramos del Real Madrid —conviene agradecer en este punto a Paloma Almagro su infinita paciencia—, antes de conocer la conmovedora historia de nuestro protagonista. Jota García tiene una increíble historia de superación: toda una lección para sobreponerse a los reveses más duros de la vida. Cómo llegar a la cima, pese a tenerlo todo en contra, a través del deporte.

"He dado la cara a través del deporte"

"Más que refugiarme en el deporte, he dado la cara a través de él", cuenta en la entrevista a LD. "He utilizado el deporte como trampolín para seguir siendo ese chaval de seis o siete años, de un pequeño pueblo de Madrid, al que le diagnostican la enfermedad. Quiero buscar a esa personita y lo mejor que hay dentro de mí porque siempre he estado muy orgulloso de lo que he sido", añade.

Jota García relata con una naturalidad pasmosa su escalofriante caso. "Todo empieza con unos problemas de vista siendo un niño. Al principio no eran muy relevantes. Parecía que podían solucionarse con unas gafitas... y ya. Pero no fue así porque detrás estaba la uveítis, una enfermedad que me ha acompañado siempre. He estado toda la vida de revisiones y en urgencias en los hospitales. Yo jugaba al fútbol y me costaba ver la pelota y los dorsales de mis rivales, hasta que con 14 años me operan de la vista. Fue entonces cuando pasé de ver en baja definición a Full HD", cuenta el triatleta.

"De los 14 a los 21 años tuve revisiones y algún sustillo, pero mi vida era completamente normal. Con 21 años, después de haber estado esquiando en la sierra de Madrid, me empieza a doler el ojo derecho, pero resulta que el izquierdo estaba peor y acabo perdiendo la visión de ese ojo izquierdo", explica Jota antes de recordar ese año 2006 que resultó "catastrófico" para él.

Y es que Jota no sólo ha tenido problemas con la vista, pues en 2007, cuando "me empiezo a recuperar en todos los sentidos, física y mentalmente, mi vida da un vuelco". Un vuelco literal porque el coche en el que viajaba volcó en la carretera, sufriendo un grave accidente que le dejó serias secuelas en el brazo derecho y que pudo haber acabado en auténtica tragedia. Viajaba como copiloto y el vehículo "vuelca hacia el lado derecho, mi brazo sale por la ventanilla derecha y queda atrapado entre el coche y el asfalto", relata el deportista, que recuerda que entonces tuvo que ser trasladado al Hospital de La Paz en helicóptero. Allí fue sometido a una larga operación para poder salvar su vida: "Nueve horas de quirófano, transfusiones de sangre, todo un drama… A mis padres les dijeron que rezasen, que era lo único que podían hacer, en principio para que no perdiese la vida y luego para que el brazo derecho quedase en las mejores condiciones posibles".

Afortunadamente, todo salió bien: "Gracias a Dios, al destino, a la suerte o no sé a quién me acabé recuperando. El brazo derecho funciona muy bien y nado muy rápido, que es lo que me va a hacer falta en los Juegos Paralímpicos para intentar estar lo más arriba".

"Empieza el triatlón, empieza el rock and roll"

Pero a Jota el destino le acabaría deparando más infortunios porque en 2011 pierde la visión del ojo derecho por culpa de la uveítis y se acaba quedando completamente ciego con 28 años. Fue entonces cuando, como él mismo relata, "empieza el rock and roll y empieza el triatlón". ¿Cómo se enganchó a este deporte? Así lo explica Jota García: "Parece el guión de una peli americana. Ya conocía el Ironman de Hawaii como aficionado y amante del deporte, hasta que un día, antes de quedarme ciego, vi un triatlón de media distancia en Buitrago. Dije: ¡cómo mola esta prueba, yo quiero ser uno de estos tíos y formar parte de este grupito de gente molona! Ahí me quedé enamorado del deporte".

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Jota García se prepara para los JJPP de Tokio 2020 en la sierra de Madrid.

"Este pensamiento me ayudó en aquella época de operaciones y de tratamientos. La doctora me confirmó que ya no iba a ver más y me dije que iba a probar en el triatlón aunque fuera sin ver. No tenía ni idea de cómo ni con quién, pero iba a hacerlo", añade.

Mario, un amigo de la familia García Serrano, fue el primer guía de Jota, aunque aquella primera experiencia con el triatlón no salió del todo bien. "Mario es el mayor ejemplo de generosidad y valentía que conozco. Se presentó un día en mi casa con una cuerda: hay que tener un par para ir a la casa de un chaval que se ha quedado ciego y que pesa 110 kilos, diciéndole que vamos a salir a correr. Es admirable. Me dejó marcado y me marcará siempre", relata sobre su íntimo amigo.

Corría el año 2012 y fue la primera experiencia de Jota García en el paratriatlón antes de conocer a Nacho Jiménez, su actual entrenador; Pedro Andújar, su guía titular, y Luis Molina, que le ayuda en Madrid con los entrenamientos porque Andújar vive en Murcia. Todos ellos forman el ‘Jota Blind Team’. También estuvo con Fran Nieva, su primer guía como tal, y Jota trabajó durante dos años con el reconocido Ángel Salamanca, "una persona a la que tengo que agradecer mucho porque con él conseguí la clasificación paralímpica" para estos Juegos de Tokio 2020.

28 de agosto a las 6:40 hora local (23:40 en España). Día D, hora H. Será entonces cuando Jota dispute la prueba de paratriatlón, donde hay "mucho nivel porque los 6 ó 7 primeros estaremos en un margen de 40 segundos". Como actual campeón de Europa y subcampeón del mundo que es, espera luchar por las medallas. "Puede pasar cualquier cosa, pero no entrenamos para ser segundos", dice Jota antes de que el pequeño Roque le interrumpa con su llanto. "Mira, ha sido decir ‘segundo’ y ponerse a llorar mi hijo. Quizá no somos favoritos para ganar porque hay otros rivales muy fuertes, pero tenemos que luchar por el oro. Más allá de esto, lo que queremos es vivir la experiencia de nuestras vidas y que luego la carrera dicte sentencia. El deporte olímpico y el paralímpico es justo, que la carrera nos ponga a cada uno en nuestros sitios", señala a LD un Jota García que reconoce que "de momento" no está nervioso porque tiene "tiempo para preparar la prueba".

¿Cómo entrena un triatleta ciego?

¿Cómo es la preparación de un triatleta ciego? ¿Qué diferencias tiene Jota respecto a un triatleta con todas sus facultades físicas al cien por cien? En realidad la forma es "muy parecida", salvo una serie de matices. Por ejemplo, este pasado fin de semana, no pudo contar con la ayuda de Luis Molina porque éste se encontraba disputando un campeonato en La Coruña, así que tuvo que usar elementos como el rodillo o la cinta de correr. "Ese tipo de matices no los tiene en cuenta un entrenador con su deportista convencional", explica Jota García, que durante el confinamiento dispuso de muy pocos recursos para poder entrenar.

"Nacho (Jiménez), mi entrenador, se rompía la cabeza viendo cómo podíamos hacer entrenamientos más dinámicos. En la forma somos los mismos triatletas y sólo cambian los matices. Para preparar una competición, igual. Dependo mucho del feedback que me da mi guía, así hay que trabajar mucho la confianza. No me sirve de nada que me digan que queda poco o mucho, sino que tienen que darme referencias reales. Cuántos metros exactos quedan para la meta, cuánto falta para la próxima curva... todo ese tipo de cosas", asegura a este medio.

Fichaje estrella de Gympass

Además de su equipo técnico, Jota García cuenta con el apoyo de Gympass, líder mundial en el sector del corporate wellness —bienestar corporativo—, como patrocinador oficial. "Con Gympass todo es mucho más sencillo", dice el paratriatleta a Libertad Digital. "No sólo por la parte económica, sino porque sabes que ellos están detrás de ti y te van a ayudar en todo si las cosas se complican por cualquier motivo. Es una seguridad absoluta saber que voy a tener ese respaldo", apunta el madrileño, que cuenta con el patrocinio de Gympass desde 2019.

"La primera reunión con Fede —dice en referencia a Federico de Vicente, country manager de Gympass Iberia y a quien Libertad Digital tuvo la oportunidad de entrevistar en julio de 2020 en plena pandemia— se produjo a finales de 2018 y ya fue en 2019 cuando empiezo con ellos. Estaban interesados en patrocinar a un deportista paralímpico y acepté. Luego pasa lo del coronavirus y fueron los primeros en llamarme. Me dicen: ‘Contamos contigo, nos vamos a entender y queremos ayudarte a que llegues a Tokio en las mejores condiciones posibles’. Ya te digo que siempre me he sentido muy arropado en ese sentido", afirma.

Gloria, Roque y Telos, pilares fundamentales

Jota García derrocha felicidad por los cuatro costados. Se percibe en su tono de voz a la hora de hablar con él. Una felicidad mayor si cabe tras el nacimiento de su primogénito Roque, el pasado 13 de mayo, sólo unas pocas horas después de que el deportista madrileño partiera rumbo a Yohohama (Japón) para competir en el Mundial de Paratriatlón, donde logró la medalla de plata en la categoría PTVI acompañado de su guía Pedro Andújar.

Salió Jota de Madrid el 10 de mayo y volvió siete días después. Entre medias, su mujer Gloria dio a luz al pequeño Roque. "El día 10 me fui al aeropuerto y me acompañó mi mujer. Era la semana 37 de embarazo. Estaba todo súper controlado y parecía que no se iba a adelantar. Le dije a Gloria en la tripita: ‘Oye, Roque, tienes que esperar a papi al menos una semana a nacer, tienes que esperar que vuelva’. Pero no. Dos días después, a la una de la madrugada en Madrid y a las ocho de la mañana en Japón, le pregunto a Gloria que si estaba en casa y me dice que no, que se encontraba en el hospital porque Roque quería nacer ya. Y el niño nació con su padre a más de 10.000 kilómetros de distancia".

Jota, Gloria y Roque forman un equipo de lujo junto a Telos, la perra de la familia que "tiene nueve años y es maravillosa". Telos ayuda al paratriatleta en la calle, aunque en verano la deja en casa porque hace mucho calor y se ayuda del bastón blanco para ciegos. Jota viste muy bien, va hecho un pincel. Cuenta con un aparato que distingue los colores cuando lo acercas a los objetos, pero "la clave es que Gloria tiene mucho estilo para la ropa y para todo".

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Jota García entrena junto a su mujer Gloria y su perra Telos en la sierra de Madrid.

Y se ayuda sobre todo del teléfono móvil, "nuestra navaja suiza particular". Jota García dice que hay un antes y un después para las personas invidentes porque, según explica, "es más fácil ser ciego ahora que hace diez años". "El móvil te permite contestar a un mail o a esta misma llamada —la que realiza durante la entrevista a Libertad Digital—, mandar y recibir un whatsapp, adjuntar fotos...", asegura.

"Se puede perder la vista pero nunca la mirada"

Jota siente que todavía tiene mucho que dar, tanto a nivel deportivo como en el resto de aspectos de la vida, y más ahora que acaba de ampliar su pequeña familia. "La vida te puede sorprender de cualquier manera, para bien o para mal, pero siempre merece la pena vivirla. Ése es el mensaje que quiero transmitir a la gente, que hay que seguir viviendo y disfrutar de la vida. Simplemente hay que saber adaptarse porque hay cosas contra las que no se pueden luchar", dice el deportista. "Hay una frase en la canción 1932, de La MODA (La Maravillosa Orquesta Del Alcohol) que dice que se puede perder la vista pero nunca la mirada. Es muy buena y, como te puedes imaginar, yo me siento identificado con ella. Habré perdido la vista pero no la mirada", añade.

Después de Tokio... ¿qué?

Y esa mirada de Jota, al margen de Gloria y Roque, pasa por Tokio, en el papel que hará ese 28 de agosto en la prueba de paratriatlón, donde parte como uno de los principales favoritos y aspira a colgarse una medalla. Pero... ¿y después de la cita paralímpica? El madrileño se ve con energías para seguir compitiendo.

"Si tengo un gran defecto es que soy cortoplacista. Cuando empecé con mi entrenador, le dije: ‘Mira, ya sé que tienes un montón de cosas en tu cabeza a medio y largo plazo, pero a mí no me las cuentes porque me voy a agobiar. A mí dime lo que tengo que hacer al día siguiente, a la semana siguiente como mucho, pero no más’. Quiero decir que lo que pase en los Juegos Paralímpicos, cómo los sienta, cómo los viva y el puesto en el que quede, va a determinar mi carrera de cara al futuro. Pero lo que sí puedo garantizar es que la rueda no va a parar. Seguramente le dé una vuelta más de tuerca a todo. Igual me haces una entrevista dentro de un año y seguro que te digo: ‘Aquí sigo dando guerra’", afirma Jota García a este periódico.

De momento esta primera toma de contacto con él sirve como lección de vida. Este redactor empezó a reflexionar durante la charla. Libertad Digital le desea lo mejor a todo un campeón como Jota, por supuesto, pero también espera que estas líneas sirvan de ejemplo y de lección al lector, a saber que, como bien dice el paratriatleta, "la vida siempre merece la pena vivirla", por muy duros que sean los golpes, y que "simplemente hay que saber adaptarse". Y como canta La MODA en 1932, "se puede perder la vista pero nunca la mirada"...

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