El skateboarding es uno de los deportes de estreno en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020. Pero la tensión se vive diferente a la de la típica competición olímpica. Hay risas, gritos y ruido que alienta a los participantes. Las deportistas punteras de este nuevo deporte son especiales por una cosa: su precocidad. En skate street fue la nipona Momiji Nishiya, de 13 años, la que se colgó el oro olímpico. Plata, la brasileña Rayssa Leal, también de 13 años. Bronce, Nakayama, de 16 años, también japonesa. La media del podio es de 14 años.
Pese a su extrema juventud, no es la campeona más joven en la historia de los Juegos. El récord de precocidad lo mantiene la estadounidense Marjorie Gestring desde 1936, campeona en saltos de trampolín a los 13 años y 267 días.
Es llamativo ver una campeona olímpica con esa edad, pero no resulta una sorpresa teniendo en cuenta el perfil del skate, poblado por jovencísimas deportistas. Seis de las finalistas femeninas tenían entre 13 y 20 años.
Nishiya ganó en una modalidad en la que el patinador debe integrar figuras con diferentes grados de dificultad sobre módulos que son recreaciones del mobiliario urbano como rampas, escaleras o barandillas.
La primera mujer en competir en skateboard en los Juegos de Tokio, no fue ninguna de las mencionadas, sino la española Andrea Benítez, andaluza de 26 años, que rodó por primera vez el street de Ariake Park de manera oficial para una carrera. Quedó en el puesto número 15.