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Jackie Robinson, 75 años de la superación de la segregación racial en las Grandes Ligas de Béisbol

El 15 de abril de 1947 Jackie Robinson debutaba en la MLB. Su irrupción cambió la segregación racial en el deporte. Pero no fue nada sencillo...

El 15 de abril de 1947 Jackie Robinson debutaba en la MLB. Su irrupción cambió la segregación racial en el deporte. Pero no fue nada sencillo...
Jackie Robinson, en una imagen con los Dodgers. | Archivo

A pesar de la creencia popular, Jackie Robinson no fue el primer jugador negro que disputó las Grandes Ligas de Béisbol. Ese honor le corresponde a Moses Fleetwood Walker, quien en 1884 lo haría con los Blue Stockings. Sin embargo, las malas experiencias que tuvo que sufrir por el color de su piel, unido a las continuas lesiones hicieron que su carrera fuera más bien corta e intrascendental.

Antes incluso que Fleetwood Walker Bud Fowler fue, en los años 70, el primer jugador negro que jugaba en una liga de béisbol dominada por gente de raza blanca.

Pero fue Jackie Robinson quien consiguió cambiar la historia. Porque él sí se consolidó como jugado de la MLB. Porque él trascendió. Y no lo tuvo nada sencillo. Por eso, hoy día, 75 años después de su irrupción, sigue siendo recordado.

Un atleta superdotado

Nacido en Cairo, Georgia, Estados Unidos, el 31 de enero de 1919, Jack Roosevelt Robinson era nieto de esclavos. El pequeño de seis hermanos, tuvo una infancia muy complicada después de ser abandonados por su padre. La madre decidió mudarse a Pasadena, California, en busca de trabajo. Allí tuvieron que sufrir en mayor medida la discriminación racial.

Jackie Robinson encontró en el deporte su mejor refugio. Y descubrió que estaba más que capacitado para ello. Brillaba en cualquier actividad que se propusiera. Tanto, que terminaría siendo becado por la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA). Formaría parte del equipo universitario de baloncesto, de fútbol americano, de béisbol, y de atletismo.

Era este último el que más llamaba la atención del joven Jackie. No en vano, un hermano suyo, Matthew, sería medalla de plata en los 200m en los Juegos Olímpicos de Berlín del 36, sólo por detrás de un tal Jesse Owens...

Sin embargo, sería en el béisbol donde más brillaría Jackie Robinson.

Una carrera que estaría a punto de truncarse tras el estallido de la Segunda Guerra Mundial. Jackie Robinson entraría en el ejército estadounidense, consiguiendo el grado de segundo teniente en 1943, y protagonizando una controversia muy significativa en 1944. En un desplazamiento rechazó sentarse en la parte trasera del autobús, donde debían ir por ley los negros. Sería llevado por ello a una corte marcial, pues rechazaba una orden de un superior, pero se le absolverían los cargos. Sería la antesala de lo que llegaría años más tarde en el terreno deportivo.

El salto que lo cambió todo

Finalizada la Guerra, Robinson comenzaría una carrera profesional en el mundo del béisbol. Eso sí, tendría que hacerlo en la Negro League -jugando para los Kansas City Monarchs-, o fuera -en Hawái-. En aquella época, recordemos, no se permitía a los jugadores negros participar en las Grandes Ligas.

Pero en 1946 la historia cambiaría. Aunque para ello tuvieron que aliarse diferentes factores.

Por un lado, por supuesto, la indudable calidad de Jackie Robinson. Su juego llamaba poderosamente la atención. Brillaba. Estaba en boca de todos.

Por otro, la visión de Branch Rickey, propietario de los Dodgers. Sabía de las posibilidades de Robinson en su equipo, uno de los gigantes de la competición. Tenía más dudas en cómo se adaptaría. No tanto al equipo, sino a todo lo que supondría que un jugador negro desembarcara en las MLB.

Antes de cerrar el acuerdo, ambos mantuvieron una tensa reunión. Rickey le dejó claro que lo iba a pasar mal en muchas, en muchísimas, situaciones. Que debía ser capaz de manejar todo aquello. Jackey le prometió que lo haría. Se afirma que durante el encuentro el propietario de los Dodgers se pasó minutos insultado a Robinson por su color de piel. "Esto no es nada comparado con lo que te pasará desde que te pongas nuestra camiseta", le dijo. Jackey resistió…y le convenció.

Faltaba el último escollo. Sin duda el más complicado. La MLB no permitía que jugadores negros disputaran la competición. Y su Comisionado, Kenesaw Landis, no estaba por la labor de que esto cambiara. Pero su repentina muerte en 1944 supuso la llegada al cargo de Albert Happy Chandler, más dispuesto a terminar con la segregación racial.

Rickey tuvo que convencerle a él también. Y no fue sencillo. Llevó su tiempo. Pero lo consiguió.

Un desembarco complicado

Tras su llegada a Brooklyn, Jackie Robinson sería cedido a uno de los equipos afiliados a los Dodgers, Montreal Royals. Pese a sus reticencias iniciales, compitió a gran nivel, promediando .349,40 bases robadas y logrando el título de las Little World Series.

Asi que en 1947 se decidió, ahora sí, que formaría parte de los Brooklyn Dodgers. Algo que no sentó nada bien al resto de la plantilla. Antes incluso de que se incorporase a los entrenamientos, varios de sus compañeros firmaron una carta en la que se negaban a jugar con él. Por ser negro.

El asunto lo zanjó, una vez más, Branch Rickey. Se reunió con los técnicos y jugadores y, recordándoles el origen extranjero de varios de ellos, les dejó claro que daba igual el color de piel. Lo importante era que se trataba de un magnífico jugador que iba a hacer crecer al equipo.

Una idea, un concepto, al que contribuyó enormemente el técnico Leo Durocher, quien manifestó, en una frase que ha quedado para la historia del deporte estadounidense, "no me importa si este tío es amarillo o negro o si tiene rayas como una puta cebra. Soy entrenador de este equipo y os digo que va a jugar. Es más. Os digo que nos va a hacer ricos a todos".

Un día para la historia

De ese modo, el 15 de abril de 1947 se producía el histórico debut de Jackie Robinson en las Grandes Ligas. Aunque no anotó ningún hit, consiguió la carrera ganadora.

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De ahí, a una carrera legendaria. En su primera temporada Robinson sería elegido novato del año. Especialmente por su capacidad para robar bases y sembrar de dudas al lanzador rival. En las 10 temporadas en que formó parte de los Dodgers, llevaría al equipo a seis Series Mundiales, alcanzando el título en 1958. A nivel individual, sería elegido en seis ocasiones para el All-Star, así como MVP de la Liga Nacional en 1955.

Terminaría su carrera en la MLB con unos promedios de bateo de .313, 141 Home runs, y 761 carreras al bate.

Pero su carrera también estaría marcada por deleznables episodios racistas. Además del hecho de que no pudiera bajar del autobús en las paradas para comer o descansar junto al resto del equipo, recibió numerosas cartas con amenazas de muerte, escupitajos de sus rivales cuando se cruzaban con él, o lanzadores que tiraban adrede la bola hacia su cabeza.

Además, algunos equipos trataron de evitar los enfrentamientos ante los Dodgers si Robinson jugaba. Por ejemplo, los St. Louis Cardinals, quienes llegaron a confirmar que no saldrían al campo si él lo hacía. Tuvo que intervenir el Comisionado de la Liga Nacional para avisar que si no jugaban el partido, serían sancionados.

Son sólo algunos de los múltiples sucesos que tuvo que afrontar Jackie Robinson. Pero el hecho de que lo hiciera, generalmente en silencio y sin rebelarse, y por supuesto sus magníficas actuaciones en el campo, hicieron que poco a poco se fuera ganando el respeto de sus compañeros y contrincantes.

Una lucha contra el racismo y contra la segregación racial que continuó tras su retirada. Ahora sí, levantando la voz. Fue, entre otros, portavoz de la Asociación Nacional para el Avance de la Gente de Color (NAACP por sus siglas en inglés), y fueron habituales sus apariciones junto a Martin Luther King, Jr. También se encargó de proyectos para mejorar la vivienda de los afroamericanos, y trabajó con iglesias y organizaciones sociales.

Un justo reconocimiento

Por todo ello, los reconocimientos a su trayectoria, a su lucha y a su legado han sido continuos. Ya en 1962 fue incluido en el Baseball Hall of Fame. Evidentemente, era el primer jugador negro que lo lograba.

Tras su muerte, el 24 de octubre de 1972 a causa de un ataque al corazón, sería condecorado con la Medalla Presidencial de la Libertad, la concesión civil más alta en los Estados Unidos.

En 1997, para conmemorar los cincuenta años de su debut en las Grandes Ligas, se retiró su dorsal, el número 42, de todos los equipos de la competición.

Y desde 2004, cada 15 de abril se celebra el ‘Jackie Robinson’s Day’, en recuerdo a la fecha que cambió el béisbol estadounidense para siempre, y a la figura que terminó con la segregación racial en el deporte.

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