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La increíble historia de Paavo Nurmi, el finlandés volador

Tal día como hoy, hace 125 años, nacía el que sigue siendo el atleta olímpico más laureado de la historia. Por delante de Carl Lewis y Usain Bolt.

Tal día como hoy, hace 125 años, nacía el que sigue siendo el atleta olímpico más laureado de la historia. Por delante de Carl Lewis y Usain Bolt.
Paavo Nurmi, en una de sus victorias en los Juegos Olímpicos de París 1924. | Archivo

El 13 de junio de 1897 nacía en Turku, la ciudad más antigua de Finlandia, Paavo Johannes Nurmi. Sería conocido como el finlandés volador. Y no sería nada exagerado. A lo largo de su carrera establecería 22 plusmarcas mundiales oficiales en distancias comprendidas entre los 1500 metros y los 20 kilómetros. Es, con 12 medallas -9 de ellas de oro- el atleta con más preseas olímpicas de la historia. Su legado es eterno.

Atleta por necesidad

Criado en los gélidos bosques finlandeses en el seno de una familia muy humilde, se alimentó básicamente a base de verduras y pescado seco. Una situación que se complicó tras la muerte de su padre cuando Paavo tenía 12 años. Se vio obligado a abandonar la escuela y trabajar como recadero, realizando los largos desplazamientos andando o, en la mayoría de las ocasiones, corriendo.

Todo aquello dotó al joven de una capacidad de resistencia asombrosa. Una cualidad de la que dejó clara constancia durante su servicio en el ejército. En unas maniobras de entrenamiento realizó la marcha de 20 kilómetros, cargado con un rifle, la munición, y un saco de arena de cinco kilos, a tal velocidad que los instructores creyeron que había tomado un atajo.

Unos meses después, debutaba en los Juegos Olímpicos. En Amberes 1920, los Juegos de la paz. Sumaría tres medallas de oro y una de plata.

El primer oro llegaría en la distancia de 10.000 metros, donde realizó una heroica última vuelta adelantando a sus rivales y mejorando su marca personal en casi un minuto. Unos días después lograba la victoria en la prueba de campo a través, entonces presente en el calendario olímpico. Resultado que le permitiría ganar también el oro en la clasificación por equipos (una medalla a la que se suele restar trascendencia a la hora de hacer comparativas, puesto que en realidad la misma carrera le sirvió para ganar dos medallas). La plata la lograría en la primera prueba de todas, la de 5000 metros, quedando por detrás del francés Joseph Guillemot.

Más allá de sus victorias, su larga y regular zancada sorprendió al mundo. Era una técnica arrolladora. Sólo al alcance de los más grandes. Pero Paavo Nurmi quería más. Achacó su derrota en el 5000 a la mala dosificación. Y desde entonces comenzó a competir con un cronómetro en su muñeca izquierda –entonces no se daban los resultados al final de cada vuelta- para conocer siempre sus tiempos y sus ritmos, y controlar así en todo momento la carrera.

La consagración

En una época en que los finlandeses dominaban el medio fondo, Paavo Nurmi quería ser el mejor. Mejor que Ritola (ocho medallas). Mejor que Stenroos (tres medallas). Mejor que Kolehmainen, el precursor (cinco medallas). Para ello, debía seguir ganando en París 1924. Y lo hizo.

Las victorias más especiales llegarían en las pruebas de 1500 y 5000 metros. Dos finales separadas en el calendario por poco más de una hora, y en las que Nurmi establecería nuevas plusmarcas mundiales en ambas.

Repetiría triunfo en la prueba individual y por equipos de campo a través. Y también por equipos fue su quinta medalla de oro, en la prueba de 3000 metros obstáculos.

No pudo repetir triunfo en los 10000 metros ya que, según se apunta, los técnicos del equipo olímpico de atletismo de Finlandia no querían cansar a su atleta. Consideraban que iba a disputar demasiadas pruebas. Y la victoria fue para su compatriota Ville Ritola. Un hecho que haría a Nurmi regresar a Finlandia molesto con sus directivos. No tardaría en competir, ganar, y mejorar el tiempo de Ritola, logrando una plusmarca que duraría más de una década.

En cualquier caso, Paavo Nurmi se convertiría en París en el primer atleta que acumulaba cinco medallas de oro en unos mismos Juegos, así como el primero en lograr dos medallas de oro en el mismo día (hazaña sólo repetida hasta la fecha por los nadadores Mark Spitz y Michael Phelps).

Sí lograría la victoria en los 10000 metros en los Juegos Olímpicos de Amsterdam 1928. Sería la única medalla de oro que conseguiría en aquellos Juegos. Tras una lesión en las calificatorias de los 3000 obstáculos, que le impidió estar al 100% en el resto de competiciones, se tuvo que conformar con la plata tanto en las pruebas de 5000 metros como en la de 3000 metros obstáculos. En ambas, por detrás de un compatriota: Ville Ritola en la primera, y Toivo Loukola en la segunda.

Una sanción y un perdón

Tal fue la fama que alcanzó tras convertirse en el atleta más laureado de todos los tiempos que Nurmi comenzó a alternar los entrenamientos y competiciones con exhibiciones por todo el planeta. Todas las carreras que se precien querían contar con su presencia. Y el finlandés volador comenzó a ingresar importantes sumas de dinero por participar en las mismas.

No podía imaginar que aquello supondría el final de su carrera.

Cuando se encontraba ya en Los Ángeles, a escasos días de arrancar una nueva edición de los Juegos Olímpicos, se le comunicó que no se le permitiría participar por "profesionalismo". Aquello se convirtió en un asunto de estado en Finlandia, que recurrió. De hecho, fue inscrito en la prueba de maratón. Pero el día antes a la Ceremonia de Apertura la IAAF ratificó su decisión. Paavo Nurmi no podría participar en sus cuartos Juegos Olímpicos consecutivos.

Una suspensión que se haría definitiva meses más tarde, precipitando su retirada de la competición.

Pasados los años, y con Paavo Nurmi lejos de la posibilidad de regresar a la competición al más alto nivel –aunque nunca dejara de correr–, el Comité Olímpico Internacional exculpó al corredor.

Su regreso a las pistas olímpicas llegaría en 1952, a modo de homenaje. En los Juegos celebrados en Helsinki, en casa, en 1952, él sería el encargado de llevar el fuego olímpico hasta el Estadio, un hecho que prácticamente nadie conocía hasta su entrada.

Cuando ésta se produjo, la afición enloqueció, con su manera de correr inconfundible, dando lugar a un enorme sentimiento nacionalista en el Estadio y en el país entero. Como relatan en Sports Illustrated, "su célebre zancada era inconfundible para los espectadores. Cuando apareció, las oleadas de gritos aumentaron de un rugido a un trueno. Cuando los equipos nacionales se congregaron en el campo y vieron la figura de Nurmi, rompieron filas como estudiantes emocionados, corriendo hacia el borde de la pista". Le cedió la antorcha a Kolehmainen, quien encendió el pebetero

Un justo reconocimiento para el hombre que había acumulado más medallas olímpicas hasta la fecha. El único que había logrado cinco medallas de oro en unos mismos Juegos. El que había batido 22 récords mundiales oficiales. El que había encadenado 121 victorias consecutivas, como recordaba el entrenador e historiador Óscar Fernández en esRadio.

Todavía hoy sigue siendo el atleta olímpico más laureado de la historia, por delante de Carl Lewis y Usain Bolt. Casi nada.

Paavo Nurmi fallecería el 2 de octubre de 1973, a la edad de 76 años, en Helsinki. "Las personas exploran los horizontes en búsqueda de un sucesor. Pero nadie llega y nadie llegará, su clase se extinguió con él" declararía en su funeral el entonces presidente de Finlandia Urho Kekkonen. Un funeral de estado para una leyenda del país. La leyenda del finlandés volador.

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