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Paquito Fernández Ochoa, el héroe español del esquí

Cuando en España apenas se conocía la existencia de los deportes de invierno, él se proclamó campeón olímpico. Y fue el primer oro en cualquier JJOO.

Cuando en España apenas se conocía la existencia de los deportes de invierno, él se proclamó campeón olímpico. Y fue el primer oro en cualquier JJOO.
Paquito Fernández Ochoa, tras proclamarse campeón olímpico en Sapporo | Agencias

Cuando el deporte español no era un reguero de éxitos como lo ha sido en las últimas décadas. Y cuando, como sigue siendo hoy, las victorias en los deportes de invierno eran casi una quimera en nuestro país. Ahí emergió la figura de Paquito Fernández Ochoa, un gigante en las montañas nevadas. Un héroe patrio del esquí. Un ganador irrepetible.

Sus inicios en los deportes de nieve se dieron en la Escuela de Esquí de Navacerrada, donde su padre trabajaba como conserje. Era, pues, inevitable la relación. Pero es que además Paquito, que había nacido en Madrid el 25 de febrero de 1950, tenía un talento innato para ello. Tal y como también sucedería con sus hermanos Juan, Ricardo y sobre todo Blanca.

Talento que demostró desde bien pequeño. Por eso, a nadie de su entorno extrañó que con sólo 13 años, en 1963, brillara en su primera competición internacional, el Gran Premio de Andorra. Lograría la cuarta posición en el eslalon especial absoluto, y se llevaría la victoria en la categoría juvenil.

Al año siguiente se impondría en el Trofeo Primera Nieve en el Valle de Arán, derrotando por vez primera al entonces campeón de España Luis Viu. Sería seleccionado para el equipo español promesas. No había duda de que tenía un gran futuro por delante.

Ni siquiera una grave lesión sufrida en 1966, en Cervinia, le detendría. Paquito sufrió una desviación en la columna vertebral. Pero sólo unos meses después volvía a competir. Y a ganar.

De hecho, en 1968 se produciría su debut en unos Juegos Olímpicos, en Grenoble. Y aunque los resultados no serían brillantes (23º en eslalon y 38º en descenso) aquello sirvió para espolear aún más al joven Paquito Fernández Ochoa, que vería prender en él la llama olímpica.

Una llama que terminaría por explotar en los siguientes Juegos Olímpicos, los de Sapporo 1972.

Una victoria para la historia

Ahí, Paquito Fernández Ocho llegaría con la plena confianza tras una magnífica temporada. No obstante, no contaba entre los favoritos. Previsiblemente, no tendría nada que hacer ante los grandes esquiadores franceses, austriacos o italianos. Así lo dictaminaba la historia.

No hay que olvidar la escasa preparación que un país como España, con tan poca tradición en los deportes de invierno, le permitía a Paquito. "Tenía que perseguir a la nieve por todo el mundo en verano y en invierno para poder entrenar" declararía su amigo Santiago Herráiz en el documental ‘Las humildes raíces de un héroe nacional’ del Canal Olympics.

Sin embargo, las sensaciones fueron tremendamente inspiradoras tras la primera manga. Paquito, con 55:36, lograría el mejor tiempo. En la segunda manga vio cómo sus máximos rivales mejoraban sus prestaciones. Pero no se arrugó. Salió en el último lugar (el orden inverso de la primera manga) y consiguió mantener su posición, aventajando en más de un segundo, un mundo, al segundo clasificado, el italiano Gustavo Thoeni. Nada menos que un quíntuple campeón mundial, y que de hecho ganaría el oro olímpico de gigante en esos Juegos.

Como se invertía el orden de salida en la segunda manga, me tocaba salir el último. Vi bajar a todos. Observé dónde estaban los problemas. Cuando me lancé, sabía perfectamente el recorrido. Bajé de cine. Estuve a punto de caerme, pero me rehíce. Según avanzaba, me daba cuenta de que era medalla, pero no sabía de qué color. Cuando llegué, miré el marcador y vi que mi tiempo total era el mejor, sentí algo inmenso, inenarrable, único. Daba saltos, me reía como un enano, daba abrazos a todo el mundo. Más tarde supe que mi tiempo era el segundo en la segunda manga, pero que, en el global, había metido más de un segundo a Thoeni. Pero es que yo llevaba, de verdad, la victoria en la cabeza. Y eso es definitivo", relataría en el Libro de Historia de los Deportes de Nieve en España, editado por RFEDI

Paquito Fernández Ochoa era campeón olímpico. Paquito Fernández Ochoa lograba la primera medalla olímpica de invierno de la historia del deporte español. Paquito Fernández Ochoa se convertía en el primer deportista individual español en lograr un oro olímpico en cualquier modalidad.

Un héroe patrio

A su regreso a España Paquito fue recibido como un auténtico héroe. Como un explorador. Como un pionero. "El recibimiento fue tremendo. La gente se volvió loca. Recuerdo un colegio de monjas con una pancarta que ponía 'Olé tus cojones'. Fue algo inolvidable".

La carrera deportiva de Paquito Fernández Ochoa continuó plagada de éxitos, y, aunque no pudo repetir gesta olímpica (participaría también en Innsbruck 76 y Lake Placid 1980), añadiría a su palmarés, por ejemplo, un bronce en el Mundial de St.Moritz (Suiza) en 1974, un triunfo en la Copa del Mundo, ese mismo año en Zakopane (Polonia), un tercer puesto en el Campeonato del Mundo Profesional en 1981, así como vencedor en el slalom gigante y especial de la Copa del Mundo Profesional de ese mismo año.

Su retirada llegaría en 1982, con 32 años, y con un total de 38 títulos nacionales en todas las modalidades.

Tras ella, trabajó durante varias décadas en el crecimiento de los deportes de invierno en nuestro país, especialmente desde la Federación Española de Deportes de Invierno, así como miembro de la Federación Internacional de Esquí.

Hasta que, a finales de 2005 le sería detectado un cáncer linfático. Tras varios meses de sufrimiento, fallecería el 6 de noviembre de 2006, a la edad de 56 años.

Paquito Fernández Ochoa se marchaba como lo que sigue siendo hoy, un icono de la historia deportiva de España. Un referente cuando se trata de hablar de las páginas doradas que ha dejado nuestro deporte.

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