
Hace pocos días falleció Diego Quiles, empresario alicantino y alma de Kelme, una firma que marcó una época en el deporte español. Su logotipo de la garra es parte de la memoria colectiva del aficionado al deporte: brilló en el pecho del Real Madrid, en el maillot del equipo ciclista Kelme, en la falda con la que Conchita Martínez ganó Wimbledon y en la camiseta con la que Fermín Cacho corrió hacia el oro en los Juegos Olímpicos de Barcelona 1992.
Quiles transformó una pequeña empresa familiar de calzado en una marca internacional. Su historia es la de una ambición que cruzó fronteras, cayó, resurgió y hoy vuelve a ocupar su lugar en los escaparates.
De Elche al Este europeo
Kelme nació en 1960 en Elche, de la mano de Francisco y Vicente Cañizares Riquelme, que quisieron dar identidad a sus zapatos. De su apellido surgió "Quelme", que más tarde cambió la Q por una K. Esta fue una empresa que, en pocos años, pasó de fabricar calzado de señora a expandirse por Europa, incluso por detrás del Telón de Acero, donde los hermanos lograron introducir sus productos con ingenio y perseverancia. Tal fue su impulso que llegaron a vender más de 50.000 pares de zapatos en mercados "prohibidos".
Poco después, en los años setenta, Diego y Pepe Quiles compraron la empresa y la convirtieron en un símbolo deportivo. "Locos por el deporte" fue su lema, y lo llevaron a la práctica con el equipo ciclista Kelme, protagonista de grandes gestas con Roberto Heras, Aitor González, Fabio Parra o Fernando Escartín.
Pero no se quedó ahí la cosa… De hecho, la marca vivió su época dorada en los noventa: equipó a la selección olímpica española en Barcelona 92, al Real Madrid de la Séptima Copa de Europa en 1998 y vistió a clubes como Levante, Villarreal o Hércules. Además, en el baloncesto, Jordi Villacampa tuvo su propia línea de zapatillas al estilo de las Air Jordan.
El sueño, sin embargo, se torció... La apuesta por producir en el Este europeo no dio resultado y las pérdidas obligaron a intervenir a la Generalidad Valenciana, que creó una nueva sociedad para evitar la quiebra. Años después, ya en 2012, la marca halló una salida: el fabricante chino Jinjiang Yuanxiang Garments Weaving Co adquirió la mayoría del capital y abrió la puerta a una nueva etapa.
¡Felicidades, @RCDEspanyol, por estos 125 años de historia! 🎉
Como vuestro sponsor técnico oficial, en KELME celebramos con orgullo una historia que nunca deja de inspirar. 125 años de pasión, tradición y afición inquebrantable.
Per molts anys! 🐾#125Aniversario #RCDE #Kelme https://t.co/kVNS5WTIpF
— KELME España (@Kelmesports) October 28, 2025
La garra que vuelve
En 2025, Kelme vive un renacimiento discreto pero sólido. Actualmente, la firma viste al RCD Espanyol, con una camiseta retro por el 125 aniversario del club, y al Watford inglés, que ha homenajeado a Elton John con una equipación especial. Además, su presencia en Lefties, del grupo Inditex, la devuelve al gran público.
La historia de Kelme es la de una marca española que desafió lo imposible. Su garra no solo decoró camisetas: representó la audacia de una industria que soñó en grande y que, pese a los tropiezos, se negó a desaparecer. Hoy, cuando la nostalgia vuelve a estar de moda, la garra de Kelme late de nuevo.

