Mazda inicia este mismo mes de septiembre la comercialización de su nuevo SUV, el CX-30, que se coloca en la gama de la marca entre el Mazda CX-3 y el CX-5. ¿Entonces, por qué no se llama CX-4? La respuesta es que esta denominación comercial ya existe en China para otro modelo diferente. El precio del nuevo CX-30 partirá de los 27.500 euros sin aplicar los descuentos de lanzamiento.
El nuevo crossover mide 4,40 metros de largo, casi 1,80 de ancho y 1,54 de alto y cuenta con un maletero con 430 litros de capacidad. Llegará al mercado para competir en un segmento muy reñido, en el que encontramos modelos de éxito como el Seat Ateca, el Nissan Qashqai, el Peugeot 3008 o el Renault Kadjar. Y lo hará con un diseño que recuerda al del Mazda3 tanto en su exterior como en el interior, donde destaca un cuadro de mandos muy claro, un Head up Display o una pantalla central de 8,8 pulgadas capaz de detectar si el conductor está cansado o somnoliento. También ofrecerá una gran dotación tecnológica, en la que figuran sistemas como el i-Activsense, que contempla hasta 17 asistentes de conducción de última generación, muchos de ellos de serie desde el acabado de acceso.
Comparte también la gama mecánica con el Mazda3 y, cuando llegue al mercado, se ofrecerá una variante de gasolina de 122 CV y otra turbodiésel con 116 CV. El revolucionario propulsor Skyactiv-X de 180 CV llegará en octubre. Estos motores se combinan con cambios manuales o automáticos de seis velocidades. Además, los propulsores de gasolina van asociados a un sistema híbrido ligero M Hybrid que cuenta con un motor eléctrico que asiste al principal.
Más información y prueba de conducción del Mazda CX-30.