¡Qué no conseguirán de nosotros esos locos bajitos que cuando llegan a nuestras vidas nos transforman! Transforman cómo miramos el mundo, transforman nuestros miedos y nuestros deseos. Nada vuelve a ser igual a partir del instante en que te miran a los ojos buscando el refugio que para ellos son los padres. Desde el pasado 16 de febrero, el bicampeón del mundo de MotoGP sufre en sus carnes el milagro y el dilema que supone tener un hijo. Alessandra nació el pasado 16 de febrero, el mismo día que lo hizo, unos años antes, uno de los mayores rivales de su padre, Valentino Rossi.

Casey Stoner ha encontrado, quizás, la excusa perfecta para volver a casa. Se siente solo en un mundo que no le convence demasiado. Tanto ha cambiado, dice, que ya no disfruta rodando a más de 300 kilómetros hora, subiendo a lo más alto del podio... ya nada es igual para el australiano. Adriana, su mujer, inseparable durante años y apoyo crucial durante la crisis que sufrió en 2008 cuando defendía el título que el año antes consiguió con Ducati, ya no le acompaña. Y Stoner lo ha notado.

Cierto es que durante los primeros compases del campeonato hemos visto a un Stoner un poco más cansado de lo habitual, lo que no ha evitado que se postule como el máximo favorito para revalidar el título y ganar en la nueva era de las 1000, tras imponerse en dos de los tres grandes premios disputados. Se podría pensar que el cansancio se debe a una falta de forma, habitual en los inicios del Mundial, pero no a una decepción o a una falta de motivación. Viéndole pilotar siempre al límite, nadie sería capaz de decir que Casey ya no disfrute. Si así fuera, sería el único. Porque a todos los demás nos parece un espectáculo.

Por eso la intuición me dice que hay algo más. Argumento que se refuerza con la, a mi entender, precipitada difusión de sus intenciones. Queda todo el campeonato, un mundo por recorrer, y hacer pública la noticia ahora creo que sólo puede añadirle presión al vigente campeón. Quizás Honda, preocupada por la tristeza de su piloto, le ha presionado para que dijera algo, para de ese modo poder ofrecer su puesto a algún piloto que busque moto desesperadamente. Es decir, el adiós de unos podría suponer la salvación de otros. Otros que no han conseguido en Ducati lo que sí logró Stoner, hacer a la Desmocedici campeona del mundo. Efectivamente, la retirada del aussie  me hace pensar en Valentino Rossi, en por qué no el italiano no se plantee terminar su carrera deportiva en la misma marca que le dio el primer título en la categoría reina.

Pero esa será otra historia. Hoy nos debemos al adiós de Casey Stoner y, aunque acepto las disculpas que ha mostrado en Twitter, es imperdonable que un piloto que está en su mejor momento, y que nos regala domingo tras domingo una lección de pilotaje, se vaya. Pero también entiendo que las últimas muertes en el Mundial, la de Shoya Tomizawa en Moto2 y Marco Simoncelli el año pasado en MotoGP, le hayan hecho replantearse el mundo que un día creyó que era su sueño. Hoy ha quedado demostrado que su sueño se llama Alessandra.