
En Holanda no llovía pero faltaba pista

No sé si es que sigo muy enfadada por la farsa vivida hace una semana en Spa pero el Gran Premio de Holanda no ha conseguido calmar mi enfado ni mucho menos. Si es verdad que en Zandvoort no llovía y lucía un sol espléndido pero la falta de espacio, el diseño del trazado, los peraltes y la falta de valentía de muchos pilotos, nos han privado de ver una carrera, una carrera de verdad.
La carrera de hoy, a excepción de las primeras curvas de Fernando de Alonso y algún destello de Checo Pérez que se ha visto obligado a escalar desde atrás, se parecía más a una carrera en un circuito urbano, o unos libres del viernes. Yo entiendo que no todo pueden ser fuegos artificiales y que en la Fórmula 1 la estrategia de las paradas también es atractiva, pero cuando el espectador duda si echarse la siesta o seguir viendo el gran premio, algo falla.
Liberty Media llegó a la Fórmula 1 con el compromiso de aportar espectáculo e importar de las fórmulas americanas la emoción, pero decisiones como la de acortar el sector de DRS por seguridad, decepcionan a los amantes del motor y la conducción. Entiendo que los 22 pilotos de la parrilla, a excepción de alguno que le ha montado en el monoplaza papá con su dinero, son los mejores pilotos del mundo y son capaces de asumir un DRS más largo, con peralte o con tobogán, con el objetivo de facilitar el adelantamiento y por ende el espectáculo.
En cualquier caso, no seré tan ceniza y destacaré, por positiva, la carrera de Verstappen ante su afición, midiendo los tiempos y los neumáticos y sobre todo estando muy atentos en Red Bull a los ataques en box de Mercedes. Me quedo también con el nuevo liderato de Max al frente de la clasificación de pilotos. Eso sí que anima y da emoción al Mundial. Y me quedo, una vez más, con Alonso, con sus primeras curvas maravillosas, con su forma de gestionar los neumáticos y a los pilotos que llevaba en la cola y por el último adelantamiento a Carlos Sainz que ha demostrado quién sigue llevando los galones, todavía es el maestro y no el aprendiz.