Izan Guevara, el Jordan español campeón del mundo de Moto3
Los títulos en la cilindrada pequeña son garantía de futuro, demuestran que la cantera sigue funcionando en nuestro país.
De madrugada, como hicieron otros de la talla de Joan Mir o Dani Pedrosa. En un circuito donde la velocidad puede ser interrumpida por un marsupial o una gaviota, allí en la isla talismán para muchos pilotos españoles que es Australia, nuestro país ha conseguido un nuevo título en la categoría pequeña del motociclismo, donde nacen y se forjan los campeones. Por cierto, es el campeón número 23 de nuestra historia y ya todos le llaman Jordan: no por su altura física, pero sí por su agallas y determinación en la pista.
Aunque siendo sinceros y mirando un poco de donde viene nuestro nuevo campeón, Izan Guevara, pese a ser el quinto piloto más joven en proclamarse campeón del mundo, lleva muchos años forjándose. Empezó a hacerlo incluso cuando sus padres —sobre todo su madre— insistían en que el pequeño de la familia se aficionara al fútbol, un deporte mucho más seguro, además de más barato. Pero el niño, en lugar de jugar con la pelota se quedaba mirando las motos que estaban aparcadas junto a los campos de entrenamiento. Lo tenía clarísimo, él quería ser piloto.
Cada domingo se sentaba con su padre a ver las carreras y sobre todo a un piloto, Marc Márquez... la Navidad hizo el resto. Sus majestades los Reyes Magos le obsequiaron con una minimoto que Izan convirtió pronto en ganadora y encendió la mecha que le llevaría del centro de formación del padre de Jorge Lorenzo, Chicho Lorenzo, en Mallorca, hasta formar parte del programa de jóvenes promesas de un grande, Jorge Martínez Aspar.
Llegó al Mundial antes de lo previsto, después de ganar el FIM CEV REPSOL y de la mano del equipo GasGas Aspar Team. El primer año, el año pasado, se vio eclipsado por una de las últimas revoluciones en el motociclismo español, Pedro Acosta, pero este año sin él se ha destapado a un gran campeón que este domingo en Phillip Island ha ganado a lo grande, ganando la carrera y no dejando que su título dependiera de los que hicieran otros en la pista.
Si bien los títulos que más resuenan son los que se consiguen en la categoría reina, las victorias, los Mundiales en la cilindrada pequeña, Moto3, son una garantía de futuro, demuestran que la cantera, las copas junior o los programas de campeones siguen funcionando en nuestro país, siguen manteniendo a España como una de las grandes, por no decir la más importante cuna del motociclismo mundial.
Pero el piloto nunca está solo. Dos campeones vieron en Izan lo que algún día sintieron ellos. Nico Terol, campeón del mundo de Moto3 y el laureado Jorge Martínez Aspar, sobre todo este último, siguen demostrando su buen olfato, su éxito en la formación de pilotos, de campeones que tienen las cosas claras y a los que dejan ser ellos mismos. Ahí reside parte del éxito, dejar que pilotos como Izan piensen por ellos mismos, se equivoquen ellos pero lo hagan desde una personalidad y carácter que es fundamental para ser alguien encima de una moto luchando con una veintena de chavales como tú, con tus mismos sueños y casi con las mismas habilidades.
Es el segundo título de Moto3 consecutivo, después del logrado por Pedro Acosta el año pasado. Ahora los dos, Izan y Pedro, se verán de nuevo las caras en la categoría más ingrata y dura del Mundial, Moto2. Llevan enfrentándose casi desde que llevaban pañal ahora lo harán cara a cara y con los galones que da ser campeón del mundo.