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Motegi y la decadencia de las motos japonesas

Motegi y la decadencia de las motos japonesas
Motegi y la decadencia de las motos japonesas | EFE

Motegi ha confirmado la preocupante realidad que viven hoy día las motos japonesas en el Mundial. Atrás quedan los tiempos en que en la categoría reina del motociclismo se vivía un indiscutible bipartidismo entre el equipo HRC Honda y el Yamaha oficial. Conformismo, falta de miras o querer seguir trabajando con los mismos mimbres ha provocado que las fábricas niponas se hayan quedado atrás en la evolución tecnológica, y sobre todo aerodinámica, que se ha vivido en las factorías europeas.

Si bien es cierto que es una Yamaha, la de Quartararo, la que va líder del Mundial, lo hace a duras penas y gracias a la gran regularidad del vigente campeón. En Motegui, las tres primeras motos que han cruzado la línea de meta han sido europeas, la Ducati de Miller, la KTM de Binder y de nuevo una Ducati no oficial, la de Jorge Martín. Lo extraordinario es que la primera moto japonesa en cruzar la bandera a cuadros ha sido la Honda de Márquez, que después de tres años conseguía en la sesión del sábado la pole, lo que muestra a la perfección la profunda crisis que se está viviendo en la casa del ala dorada.

Es la historia de siempre, si no la lleva Márquez, la Honda no sirve. Y no es que la moto está diseñada para el piloto ilerdense, es que él es el único que puede llegar a domarla, correr pese a todas sus imperfecciones, que son muchas.

Pero si mal están en Honda, peor están en Suzuki. El anuncio de su retirada del Mundial fue una noticia que nadie se esperaba y que ha ido destruyendo al equipo por dentro durante todo el campeonato. Pero quizás la mítica marca japonesa ha vivido su episodio más penoso en su propia casa, en el GP de Japón. La imagen de ver una de las motos ardiendo y pocas vueltas después retirarse por seguridad la segunda moto, la de Alex Rins, es devastadora para una marca que, no olvidemos, fue campeona del Mundo hace dos temporadas con Jan Mir.

Ducati, Aprilia, KTM están más cerca que nunca de romper con el dominio del país del sol naciente en el mundo de las motos. Porque si Quartararo, que ha sido octavo en Motegi, sigue liderando el Mundial en parte es por la falta de pericia o suerte de Peco Bagnaia que después de cinco carreras consecutivas en el podio ha vuelto a reencontrarse con la graba y con los fantasmas que le privaron el año pasado de ganar su primer título con Ducati. Aprilia y Aleix Espargaró están luchando con sus debilidades y los pequeños errores que les alejan de la cabeza de la general, aunque siguen vivos en la que está siendo la mejor temporada de su historia.

Yamaha necesita salir del atasco en el que se encuentran, siguen viviendo de los réditos de otros años sin dar con la tecla que recupere a una de las motos más nobles y versátiles del Mundial. En cambio, Honda se ha perdido, pero dentro de su propio potencial, sin saber cómo canalizar, organizar todos los avances que han ido presentando. Está claro que estamos en un cambio de ciclo y no tardaremos en ver a un campeón pilotando una moto no japonesa.

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