Quedan cuatro grandes premios para poner punto y final a la temporada y Red Bull con Max Verstappen a la cabeza, si se tratara de un partido de fútbol, estarían pidiendo la hora al árbitro. La victoria de Carlos Sainz y la tercera posición de su compañero de equipo Charles Leclerc en el GP de México, le han permitido a Ferrari adelantar al equipo del toro en la clasificación de constructores y no parece que Red Bull tenga el suficiente músculo como para disputar esta general. El equipo austriaco se puede dar con un canto en los dientes con conservar el mundial de pilotos después del varapalo que los comisarios han asestado al vigente campeón después de sacar de la pista hasta en dos ocasiones a Lando Norris. Debió pensar Verstappen que es intocable, y más después de la sanción algo al límite a Norris en Austin el pasado fin de semana, e intentó tirar de galones pero le salió mal. Veinte segundos de sanción que le obligaron a remontar, y aunque estuvo cerca, sexto, el podio se quedó lejos.

En cualquier caso, Verstappen sigue viviendo de las rentas de las victorias logradas durante la primera parte de la temporada y confiando en que la lucha ente McLaren, Ferrari y Mercedes dividiera al enemigo y lo debilitara. Y así ha sido. Pese a que Lando Norris no tiró la toalla en ningún momento y consiguió la segunda plaza tras doblegar al Ferrari de Leclerc, la remontada de Verstappen le deja aún demasiado lejos, a cuarenta y siete puntos en el Mundial que se antojan demasiados para inquietar al neerlandés.

Ferrari parece haber encontrado algo en la puesta a punto que les hace más rápidos que el resto de los equipos y más cuidadosos con los neumáticos. Una ventaja que les ha permitido volver a colocar a sus coches en el podio, aunque la tercera posición de Leclerc supo a poco después de haber saboreado de cerca un nuevo doblete.

Y pese a que Fernando Alonso, que cumplía su gran premio cuatrocientos, tuvo que abandonar y a que Sergio Pérez no pudo remontar con un coche dañado por varios toques con Lawson, el español ganó en el circuito de los Hermanos Rodríguez gracias al gran dominio de Carlos Sainz que desde el sábado demostró ser el piloto más rápido y con mejor ritmo de carrera. Ni siquiera la falta de tracción en la salida y el adelantamiento de Verstappen en la primera curva pudo evitar que el madrileño consiguiera con autoridad una nueva victoria demostrando que Ferrari se equivoca al prescindir de sus servicios.