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LaRue Martin, el peor número 1 del draft en la historia de la NBA

Muchos han sido los fracasos producidos en la noche del Draft. Pero quizá el de LaRue Martin sea el más escandaloso de todos.

Muchos han sido los fracasos producidos en la noche del Draft. Pero quizá el de LaRue Martin sea el más escandaloso de todos.
LaRue Martin, en su primer año con los Blazers. | Archivo

Esta madrugada ha comenzado un nuevo curso de la NBA, el mayor espectáculo baloncestístico del planeta, que este año promete de nuevo emociones fuertes con Celtics, Rockets y sobre todo Cavaliers dispuestos a arrebatar el anillo a los Golden State Warriors, sin duda el gran favorito.

También hay muchas expectativas para ver cómo funcionarán los nuevos jugadores drafteados este año, sobre todo tras el extraño movimiento llevado a cabo por los Celtics, que traspasó su número uno a los Sixers (que finalmente fue Markelle Fultz) y toda la parafernalia que envuelve a Lonzo Ball, elegido por los Lakers en el número 2.

Y es que la lotería del Draft siempre ha estado envuelta de grandes aciertos, pero también de grandes fracasos. Inolvidable fue la elección de Darko Milicic como número 2 por los Detroit Pistons en un Draft, el de 2003, en el que tuvo por detrás jugadores como Carmelo Anthony, Dwayne Wade o Chris Bosh. O el Draft de 1984, en el que Michael Jordan tuvo por delante a Hakeem Olajuwon (vale) y a Sam Bowie, que tuvo una carrera cuando menos discreta en la NBA.

Más tristes fueron las elecciones de Len Bias como número 1 en 1986 por los Celtics, quien no pudo demostrar las enormes cualidades que atesoraba al fallecer de una sobredosis dos días después del Draft; o la de Greg Oden también como número 1 en 2007 por Portland; un pívot de una incuestionable calidad pero al que las graves lesiones le han impedido tener continuidad.

Pero quizá el mayor error, o el mayor fiasco, como se quiera decir, fue el que protagonizó La Rue Martin en el Draft de 1971.

Una moneda cambió el destino

Ya el sistema para elegir en primera posición fue extraño. El lanzamiento de una moneda fue lo que decidió que los Portland Trail Blazers pudieran elegir en primer lugar. Su elección fue LaRue Martin, pívot de 2.11 procedente de la Universidad de Loyola. El otro equipo que entró en el lanzamiento de la moneda fueron los Buffalo Braves, que se tuvieron que conformar con Bob McAdoo. Vistos los resultados posteriores, no podría decirse que la franquicia de Nueva York (hoy, Los Angeles Clippers) tuviera precisamente mala suerte.

Nacido en Chicago el 30 de marzo de 1950, LaRue Martin mostró pronto que se trataba de un chico especial. Era muy alto, mucho más que todos sus compañeros, y era rápido y seguro con el balón en las manos. Fuera de la pista era otra cosa. Era muy reservado, y mantenía una mala relación con su padre, alcohólico. "Cuando jugaba en la calle, si mi padre se acercaba mis amigos gritaban ‘LaRue, tu papá está ahí atrás’, y yo me avergonzaba y me escondía hasta que había pasado".

¿Hizo méritos para ser número 1?

Ahí está la gran pregunta, imposible de resolver jamás. Hay quien dice que Martin fue escogido número 1 por un único partido. Que si se analizan sus cualidades y trayectoria universitaria apuntaba a buen jugador, sí, pero nunca a ser el mejor del Draft. Pero su exhibición ante el imbatible UCLA de coach Wooden, y cómo pudo parar a un pívot de la calidad de Bill Walton, hicieron que los Blazers se tiraran de cabeza a por él.

Lo cierto es que en las tres temporadas que Martin estuvo en Loyola consiguió el récord aún vigente de la universidad en rebotes (1072 capturas), a los que hay que añadir 1222 puntos. En la tercera temporada promedió 18,7 puntos y 17,6 rebotes, nada mal, y fue elegido en dos ocasiones All-American. Por tanto, cuesta creer que la apuesta por Martin se fundamentara en un único partido.

Calidad tenía, altura también, y cabeza, a tenor de lo visto durante sus años universitarios, también. O tal vez no. Porque como él mismo confesaría años más tarde, la presión de ser el número uno del Draft le pudo. Le sobrepasó. Jamás fue capaz de controlar las enormes expectativas que se habían generado a su alrededor.

Porque en Portland estaban convencidos de que se acababan de hacer con el pívot dominador de la NBA para la próxima década. La pieza que le faltaba a un equipo joven pero de gran talento, con jugadores de la talla de Rick Adelman o Geoff Petrie. Pero lo cierto es que bien pronto se encontraron con un jugador poco técnico, y con poca capacidad de soportar el contacto físico en la pintura a pesar de sus 211 centímetros. Salía al campo con miedo, temeroso, incapaz de jugar en ningún sentido. "Para un jugador que empieza, ser considerado el número 1 de una promoción de deportistas supone mucha presión", declararía años más tarde.

En su primera temporada en la NBA tuvo que observar cómo sus minutos se iban reduciendo partido a partido, hasta terminar el curso con una media de 12 minutos por partido, cuatro puntos y cuatro rebotes. Las cifras más bajas jamás registradas por un primera ronda del Draft. Para empeorar las cosas, Bob McAdoo hizo una magnífica temporada en Buffalo, lo que provocó numerosas lamentaciones en los Blazers.

Lejos de mejorar, sus números empeoraron aún en la temporada siguiente. Y más lo iban a hacer a partir de la 74/75, cuando los Trail Blazaers eligieron a otro pívot, Bill Walton, como número uno.

Se retiraría en 1976, con tan sólo 25 años. Ni siquiera tuvo ilusión por probar en otro equipo, o por iniciar una aventura por Europa, como si haría, años más tarde, McAdoo. Se retiraba sin hacer nada. "Le di la espalda al baloncesto". Un número uno del Draft que apenas duró cuatro años, y con unos números decepcionantes. Jamás se había visto algo así. Jamás se ha vuelto a ver algo así. Por cierto, en aquella temporada 76/77 los Blazers se proclamarían campeons de la NBA, y Walton fue elegido MVP.

Caída y resurrección tras su retirada

Tras dar la espalda de manera definitiva al baloncesto, LaRue comenzó a beber. Primero un poco, luego mucho, y pronto se convirtió en alcohólico… justo como su padre.

Pero LaRue también se dio cuenta que ahora, lejos de los focos de la NBA, podía mejorar su vida. Comenzó a trabajar en UPS, una de las empresas más grandes de reparto en los Estados Unidos, y regresó a la Universidad de Loyola para terminar sus estudios de sociología.

Continuó trabajando en UPS, y fue escalando posiciones dentro de la empresa. Pero los problemas alcohólicos continuaban ahí. Hasta el punto de estar a punto de perderlo todo cuando fue detenido en estado de embriaguez mientras conducía una furgoneta del trabajo. Sin embargo, aquello fue un punto de inflexión. Dejó de beber, y pasó a ser gerente de UPS en el estado de Illinois.

Ahora es un hombre feliz y realizado, con un buen trabajo, e incluso se ha atrevido a volver a acercarse al mundo del baloncesto. Es directivo de la asociación de jugadores retirados de la NBA. Hace poco recibió una carta del propietario de los Portland Trail Blazers felicitándole por la vida que había conseguido rehacer.

Precisamente ese sea quizá su mayor logro. Levantarse de un fracaso, y construirse una vida más que decente. Ex NBA, ex número uno del Draft, ex alcohólico… ahora LaRue es feliz. Tiene una vida normal.

"Fui un fracaso en el baloncesto, está claro. De joven temía ser considerado el peor número 1 de la historia. Pero la vida sigue. Después del baloncesto también hay vida. Y ahora siento sinceramente que lo he conseguido. No me considero ningún fracasado"

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