Derrick Rose es un jugador veterano de la NBA. A sus 30 años todos consideraban que lo mejor de su carrera ya había pasado. Novato en el 2008, All Star en el 2009 y MVP de la temporada 2010-2011. Una ascensión fulgurante, al alcance de muy pocos. Fue quemando año a año las etapas de un jugador que estaba destinado a dejar huella en el baloncesto. Sin embargo, faltaba por llegar, al año siguiente, una lesión que le cambiaría la vida.
En diciembre de 2011 Rose firmó con los Chicago Bulls un contrato de casi 95 millones de dólares. Era el 30% del espacio salarial del equipo, el máximo que un equipo puede otorgar a un solo jugador en la NBA. La franquicia de Michael Jordan creía haber encontrado a un digno sucesor. Y en el primer partido de Playoffs contra Philadelphia, Rose se lesionó la rodilla. En concreto, se rompió el ligamento cruzado anterior en un salto.
Desde entonces, Rose ha vivido un calvario con las lesiones y nunca ha vuelto a ser el mismo jugador. Desde 2012 solo disputó el 46% de los partidos posibles. La temporada 2012-13, directamente, no jugó ningún partido. Esa irregularidad le supuso la desconfianza de las franquicias de la NBA. Fue traspasado de Chicago a New York Knicks, de New York Knicks a Cleveland y de Cleveland a Minnesota donde juega actualmente.
Esta pasada madrugada, Derrik Rose hizo su máxima anotación personal. 50 puntos en la victoria ante Utah Jazz.
Se ha roto la rodilla en varias ocasiones. Ha dado tumbos por la NBA y pasa esto de repente. Era tan inesperado que hasta el propio jugador se emocionó y lloró en mitad de la cancha tras la victoria ante su afición.
D-Rose in tears as he leaves the floor 🙏
50 points. pic.twitter.com/cEDUQB50yi
— Bleacher Report (@BleacherReport) November 1, 2018