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El escenario que encontrará Pau Gasol en los Milwaukee Bucks, donde todo gira en torno a Giannis Antetokounmpo

El español deberá aportar veteranía de cara a los playoffs. Ayudar en la creación de espacios para Giannis Antetokounmpo, la clave.

El español deberá aportar veteranía de cara a los playoffs. Ayudar en la creación de espacios para Giannis Antetokounmpo, la clave.
Pau Gasol protege el balón ante su nuevo compañero, Giannis Antetokounmpo | Cordon Press

En las últimas temporadas se ha convertido en un hecho habitual que los aspirantes al anillo de campeón en la NBA se refuercen antes de la recta final del curso con veteranos descontentos en sus equipos, bien porque éstos no gocen de los minutos deseados, bien porque la situación clasificatoria del equipo no les permita opositar, cerca del ocaso de su carrera, a ganar el título. Con ello, se dan situaciones de beneficio mutuo, en las que el jugador ve saciadas sus ansias competitivas, el nuevo equipo se refuerza de cara a los playoffs, y el anterior puede liberar salario para reinventarse ante las siguientes campañas. Y eso es exactamente lo que ha sucedido en el caso de la llegada de Pau Gasol a los Milwaukee Bucks.

El catalán había dejado muestras públicas de su insatisfacción en los Spurs y llega al mejor equipo del momento con el anhelo de lograr su tercer anillo. La franquicia texana se ahorra un salario importante de un jugador sin apenas minutos para Gregg Popovich y los de Wisconsin unen a una plantilla con enorme talento pero garantizada bisoñez a la hora de jugarse los títulos a un veterano al que no le temblará el pulso cuando llegue la hora de la verdad. Así pues, en lo emocional, y en cuanto a aportar intangibles en el vestuario, resulta indiscutible que la llegada del español a los Bucks es un acierto al cien por cien. Ahora bien, ¿Encaja el Gasol de 2019 en el sistema de juego de un equipo como el de la capital cervecera de Estados Unidos?

Nadie puede esperar que Pau Gasol vuelva a ser una gran estrella en la NBA, pero desde luego que el de Sant Boi aún puede ser una pieza relevante en un rol muy concreto. En los Bucks todo gira en torno a Giannis Antetokounmpo, el griego de origen nigeriano capaz de jugar en cualquier posición de la cancha y cuyo físico es, indiscutiblemente, el mejor de la actual NBA. Sencillamente, un jugador de la próxima generación que firma hasta el momento 27’1 puntos, 12’6 rebotes, 6 asistencias y 1’5 tapones por noche y que es un aspirante de pleno derecho al MVP de la temporada. Se entiende, pues, que el heleno es el alfa y el omega del equipo de Mike Budenholzer, que ostenta además el mejor balance de la temporada con 48 triunfos y sólo 15 derrotas, siendo el primer clasificado matemáticamente para los playoffs. Poco o nada debe tocarse en un esquema que funciona y en el que sólo cabe añadir pequeñas mejoras, pero no grandes revoluciones que tampoco se entenderían con un Gasol ya de 39 años.

Y en esa línea han ido todos los últimos movimientos de los Bucks. La de hacerle la vida lo más fácil posible a Antetokounmpo. Un poco a imagen y semejanza de la forma de actuar los Cleveland Cavaliers en última etapa de LeBron James en la franquicia de Ohio, la gran obsesión es rodear con grandes tiradores a una fuerza de la naturaleza imparable hacia el aro cuando la defensa rival tenga muchas amenazas que defender en el perímetro y no pueda cerrarse en torno a la zona. Y la mejora es evidente este año: los Bucks, 27º equipo en número de triples el curso pasado con apenas 8’8 de promedio, marchan segundos este año en esa misma clasificación, con 13’3 por duelo, sólo por detrás de los Houston Rockets. De ahí la llegada hace unos días de Nikola Mirotic, o la presencia en la plantilla de Kris Middleton, uno de los mejores tiradores de la NBA actualmente. También la evolución del pívot Brook López, del que poco o nada quedan ya de sus posteos en los Brooklyn Nets, y que promedia de hecho 2’4 triples anotados por noche. Precisamente con la incorporación de Mirotic se marchó del equipo Thon Maker, dejando algo corta la rotación interior en Wisconsin. Es ahí donde encajan como anillo al dedo Pau Gasol y su fichaje hasta final de temporada.

Sin embargo, a imagen y semejanza de López, el ex de los Spurs deberá ser mucho más amenaza desde el triple de lo que ha sido hasta la fecha. Desde que saliera de los Lakers, en su periplo de dos años en Chicago y dos y medio en San Antonio, el catalán se mueve en torno a un 40% desde la línea de 3, cifra que deberá mantener sin duda, si no mejorar, en su nuevo equipo si no quiere que sus minutos se vean hipotecados. Opciones al poste habrá, desde luego, pero el principal hábitat de Gasol en Wisconsin será la línea de 3, buscando más y más espacio para generar casi una autopista de Antetokounmpo hacia el aro. Pau, que será a buen seguro suplente de López, se moverá en torno a los 15 minutos por partido en un buen escenario, 20 en uno muy optimista. Pero su minutaje bien podría crecer en los playoffs si su rendimiento previo satisface a Budenholzer. Él mismo, tipo inteligente donde los haya y fogueado tras 18 temporadas en la NBA, sabe que no llega con un rol de estrella, y así lo dejan claro sus palabras en twitter al oficializarse el fichaje. "Soy un jugador de equipo y afronto este nuevo reto con el compromiso y la motivación de aportar valor y colaborar al máximo en lograr el sueño de los aficionados: luchar por el anillo", escribió el catalán, consciente de que su papel no será principal, pero que sí podría ser determinante en el camino al éxito. Una ruta con la que empiezan a soñar de verdad en Milwaukee, donde la última vez que se llevaron el anillo fue en 1971. En aquella final el MVP fue un tal Lew Alcindor, que luego se convertiría al Islam y se haría llamar ni más ni menos que Kareem Abdul Jabbar. Ya ha llovido.

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