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Blatche, de la NBA a jugar con Filipinas: "Allí el baloncesto es como comer, les he visto jugar tras un tsunami"

El ala-pívot, con gran experiencia NBA, se nacionalizó filipino en 2014 y ahora afronta su segunda Copa del Mundo con los asiáticos.

Una de las noticias que sacudió el mundo del baloncesto en 2014 fue la decisión de Andray Blatche, por aquel entonces un pívot con una notable carrera en la NBA, de nacionalizarse filipino y jugar la Copa del Mundo de España con la selección del país asiático. Y es que el ala-pívot nacido en Syracuse (New York) contaba entonces en su mochila con 564 partidos en la mejor liga del mundo, con promedios de 10'1 puntos y 5'4 rebotes, llegando a aportar 16'8 tantos y 8'2 rechaces en la temporada 2010-11 militando en los Washington Wizards.

Han pasado cinco años de aquella decisión, y Blatche está a las puertas de su segundo mundial con el equipo nacional filipino, donde obviamente ejerce como capitán general en la cancha de una escuadra que se enfrentará a Serbia, Italia y Angola en la Copa del Mundo. Antes de ello, Libertad Digital tuvo la oportunidad de charlar unos minutos con la rutilante estrella del combinado de 'Gilas Pilipinas'. "Creo que es bueno para ellos que yo esté en el equipo, y para mí desde luego jugar con ellos, hemos tenido siempre una gran hermandad desde que vine al equipo y es un placer jugar con ellos desde el primer momento que tuve la nacionalidad", analiza sobre sus sensaciones al jugar por su país de acogida.

El archipiélago asiático es un lugar donde el baloncesto es casi una religión, lo que hace que Blatche, jugador los últimos años entre los Xinjiang Flying Tigers y los Tianjin Gold Lions de la liga china, sea un auténtico ídolo allí. "La gente en Filipinas ama este deporte, para ellos es casi como respirar o comer, un auténtico modo de vida, les encanta el baloncesto, por eso es fantástico jugar para ellos", estima. Incluso ha sido testigo de situaciones sorprendentes, que relata para LD: "no importa cuál sea la situación, siempre vas a encontrar gente en la calle jugando. Incluso aunque diluvie, a veces he visto gente tirando unos tiros tras un tsunami, siempre hay gente jugando ahí afuera, y desde luego esto significa mucho para nosotros que les representamos como equipo nacional".

Igualmente pasionales son sus compañeros de equipo: "Siempre echan el resto, juegan con el corazón, tratan de darlo todo, es pura pasión por el juego". Él, en Filipinas, se siente el líder y eso le "encanta, porque hay muchos jugadores jóvenes, con mucha hambre". Y es que el actual equipo dirigido por Yeng Guiao ha sufrido importantes cambios respecto al que conoció Blatche en 2014. "Este año somos diferentes porque han venido chicos nuevos. La primera vez que jugué con Filipinas era un equipo lleno de veteranos y ahora han llegado unos cuantos jóvenes, así que creo que con suerte esta nueva hornada podrá conseguir mejorar lo que hicieron los anteriores", estima.

Respecto a las opciones de su país de acogida en la Copa del Mundo de China, Blatche estima que la preparación, con tres victorias (ante República Democrática del Congo, Costa de Marfil y el equipo australiano de Adelaide 36ers) y dos derrotas (en partidos repetidos ante congoleños y australianos) aportará "experiencia" al equipo, sirviéndole para "aprender lo que nos vamos a encontrar en la Copa del Mundo, sabiendo que a veces ganaremos y otras perderemos, y sin embargo empezar de cero tras cada partido". Respecto al objetivo filipino en China, Blatche se muestra ambicioso y ansía "competir en los tres primeros partidos para poder pasar a la segunda fase", si bien avisa que "nos vamos a enfrentar con equipos mucho a priori más poderosos que nosotros, por lo que tenemos que estar preparados para lo que viene por delante".

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Andray Blatche atiende a Libertad Digital. | Samahang Basketbol ng Pilipinas (SBP)

Por último, Libertad Digital cuestionó a Blatche, que acaba de cumplir 33 años, sobre sus opciones de jugar la próxima cita mundialista, que será en 2023 precisamente en Filipinas, Japón e Indonesia. Tras soltar una carcajada, el ala-pívot filipino afirmó que "quizá seré demasiado mayor entonces pero la verdad es que sería muy bonito poder jugar en casa". El tiempo dirá si dentro de cuatro años el que jugador que durante años hiciera una sólida carrera NBA puede cerrar su carrera como filipino defendiendo al equipo asiático en su propio feudo, donde por cierto ya se jugó un mundial de baloncesto en 1978.

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