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Wawrinka se lleva el abierto de Australia ante un lesionado Nadal

El tenista español optó por no retirarse y resistió con problemas en la espalda hasta caer en cuatro sets por 6-3, 6-2, 3-6 y 6-3.

El tenista español optó por no retirarse y resistió con problemas en la espalda hasta caer en cuatro sets por 6-3, 6-2, 3-6 y 6-3.
Rafa Nadal, con gesto de dolor mientras le atiende el masajista. | EFE

No fue la final esperada, pero el Rod Laver Arena de Melbourne vivió una una página más en la carrera de Rafa Nadal, a pesar de perder la final del Abierto de Australia frente al suizo Stanislas Wawrinka por 6-3, 6-2, 3-6 y 6-3, en dos horas y 21 minutos. Y es que el tenista español agrandó su leyenda y aguantó hasta el final de un partido que se truncó en el primer set, con una lesión de espalda que bloqueó todos sus movimientos.

A pesar de que los problemas físicos acabaron con cualquier posibilidad de ganar el choque, Nadal optó por no retirarse y luchar hasta el final, en un choque en el que la emoción se acabó demasiado pronto, cuando la espalda del español dijo basta y acabó por descentrar a ambos tenistas.

Hasta ese momento clave entre el primer y el segundo set, Wawrinka demostró que ha subido un peldaño su nivel y que el vértigo de jugar su primera final de Grand Slam no iba a frenar la ambición de poder romper la estadística frente a Nadal – no había ganado ninguno de sus 12 enfrentamientos-. El choque comenzó con el suizo a pleno rendimiento. Consciente de que había hecho el mejor torneo de su vida, Wawrinka desplegó todo su repertorio de golpes sobre la pista sobre un desbordado Nadal.

Mientras estuvieron las fuerzas igualadas, el helvético se llevó con justicia el primer set. Pleno de moral, fue capaz de conectar golpes ganadores con facilidad y mover a Nadal sobre la pista a su antojo. El español nunca terminó de encontrarse cómodo sobre la pista y ni siquiera consiguió hacerse fuerte en los peloteos. Wawrinka dio una exhibición de saques y juego con el revés y siempre se sintió superior en la primera manga. Abriendo ángulos y jugando profundo, borró por completo el plan de Nadal, que fue incapaz de llevar la iniciativa. En el cuarto juego del partido, no desaprovechó sus opciones de ruptura y supo mantener la compostura cuando Nadal tuvo tres bolas de break en el último juego del set.

Se esperaba la reacción del balear -demasiado errático durante toda la primera manga- en el segundo set, pero lo que llegó fue su salida al vestuario tras el primer juego el blanco del suizo. Nadal abandonó la pista entre las protestas del público y el propio Wawrinka. Algo no iba bien y las sospechas se hicieron patentes cuando el de Manacor regresó a la pista. Totalmente agarrotado y sin apenas poder desplazarse, Nadal entregó el segundo parcial a su rival, entre gestos de dolor.

Resurreción de Nadal

Cuando parecía que podía optar por la retirada, el español decidió mantenerse sobre la pista, después de la intervención del fisioterapeuta. Y lo que parecía un partido cerrado se convirtió en un choque más abierto. Visiblemente mermado físicamente y mentalmente, Nadal optó por jugar punto a punto y empezó a conectar los golpes que no le habían entrado durante todo el choque. Soltó el brazo y despertó las dudas de un Wawrinka que titubeó por primera vez en la final.

El vértigo de verse dos sets arriba ante un oponente lesionado atenazó al suizo, que comenzó a ser incapaz de poner la bola dentro de la pista. En esa huída hacia adelante (comenzó con un 3-0 en tercer set), Nadal encontró la profundidad, a pesar de su reducida movilidad y los problemas en el saque, y se hizo con el tercer set (3-6). La cuarta manga estuvo igualada hasta Wawrinka consiguió deshacerse de las dudas y recuperarse psicológicamente. No obstante, tuvo que romper en dos ocasiones el servicio de su oponente para alzar el puño y sentirse ganador de un Abierto de Australia, en el que se enfrentó al Nadal más humano.

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