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Virginia Ruano: "Escuchar el himno de tu país es lo más bonito que le puede pasar a un deportista"

Entrevista a la extenista española, que formó una de las parejas de la historia junto a la argentina Paola Suárez.

Hablar de tenis en España es hablar de Rafa Nadal, Manolo Santana, Carlos Moyá, Arantxa Sánchez Vicario o Conchita Martínez, entre otros muchos. Pero no podemos olvidar a una jugadora mítica que durante varios años, hasta hace no demasiado, dominó el circuito en la modalidad de dobles femeninos.

No es otra que Virginia Ruano Pascual (Madrid, 21 de septiembre de 1973), que formó una pareja legendaria junto a la argentina Paola Suárez, llegando a disputar diez finales de Grand Slam consecutivas. Vivi Ruano-Paola Suárez. Los dobles no podrían entenderse sin este dúo mágico.

Roland Garros -en seis ocasiones-, el US Open (3) y el Abierto de Australia (1) figuran entre los 46 títulos de la madrileña, que empezó en el tenis casi un poco de rebote después de haber practicado varios deportes, desde el judo hasta el salto de trampolín pasando por la gimnasia.

Wimbledon y la final de los Juegos de Atenas 2004 son las espinas que tiene clavadas Vivi, que en 2010 colgó la raqueta, en un emotivo acto celebrado en la Caja Mágica de Madrid, ante su gente, y con Nadal como testigo de excepción, tras toda una vida dedicada a este deporte.

Comentarista de tenis en televisión y directora del prestigioso challenger de El Espinar. Son algunos de los muchos quehaceres de Virginia Ruano, que atiende a un equipo de Libertad Digital en el club de pádel y tenis El Hangar, al norte de Madrid, para repasar su carrera en una amena entrevista.


Entrevista a Virginia Ruano

Pregunta: ¿Cómo empezaste en el tenis?

Respuesta: A mí de pequeña me gustaba la gimnasia deportiva. Empecé en el INEF y mis padres siempre han vivido cerca del aeropuerto, por lo que me tenían que llevar hasta allí en autobús y en metro. Una hora para ir y otra hora para volver. Mis padres me decían: 'Muy bien esto de la gimnasia, pero a ver si encontramos un deporte que puedas practicar más cerca de casa'. Y encontramos el tenis. Vivo al lado de un club, que es el Brezo Osuna, y me llevaron ahí los fines de semana. Mi hermano también jugaba, me empezó a entrenar a él y me empezó a gustar este deporte. Y así me fui metiendo poco a poco.

P: Y luego hemos visto que no se te ha dado nada mal...

R: Sí, se me ha dado bastante bien (Risas). Ya de pequeña gané el Campeonato de España alevín y el infantil. Tenía maneras para jugar. Tenía el referente de mi hermano (Román), que podía viajar conmigo y me entrenó hasta los 22 años. En un deporte en el que has de viajar mucho como es el tenis, tener una figura cercana a ti es muy importante. También te tienen que educar. Te desarraigas de los amigos, de la familia... para mí fue una gran ayuda que mi hermano estuviera ahí conmigo.

P: Al principio pudiste compaginar el tenis con otros deportes, ¿no?

R: Sí, también hice salto de trampolín, judo... Me gustaba todo lo que era deporte, pero al final me acabé decantando por el tenis para centrarme en ese deporte.

P: ¿Quiénes eran tus referencias cuando empezaste? ¿En quién te fijabas?

R: Me gustaba mucho cómo jugaban Martina Navratilova y John McEnroe. Eran muy carismáticos. Eran atípicos, mucho saque y red. Eran jugadores de pista rápida cuando aquí en España siempre ha sido la tierra batida. Me acuerdo que fui a ver jugar a McEnroe a la antigua Ciudad Deportiva del Real Madrid. Esos fueron mis comienzos con el mundo del tenis.

P: Tuviste una carrera meteórica: fuiste campeona de España en categorías inferiores y luego las absolutas hasta que te hiciste profesional en 1992 con 18 años…

R: Empiezas a competir desde que eres pequeña a nivel nacional. Juegas los torneos nacionales, en las categorías que te va tocando con tu edad. Ya te vas metiendo un poco como en el paso previo al profesionalismo, que es cuando empiezas con los torneos de 10.000 dólares de la WTA. Poco a poco te vas fogueando. Y en el 92 doy ese paso al profesionalismo. Empiezo a tener un ranking para jugar los torneos más grandes. Ahora las chicas empiezan antes que en mi generación. Pero bueno, esos fueron un poco mis pasos: torneos nacionales y luego el salto a los torneos que antes eran de 100.000 dólares, cuando ahora los más pequeños son de 250.000. Todo eso ha ido cambiando. Y a partir de entonces, a viajar por todo el mundo: comienzas el circuito en Australia y lo acabas con los torneos indoor. Eso no ha cambiado, lo que sí ha cambiado es la duración de la temporada: ahora acabas en octubre, pero antes prácticamente en diciembre. Es como que tenías un mes de entrenamiento, pero la tónica era viajar, viajar y seguir viajando.

LD | David Alonso Rincón

P: Imagino que se te haría duro, sobre todo al principio...

R: Sí, fue bastante difícil, sobre todo por el tema de compaginar los estudios con el deporte. Hubo un momento en el que tuve que ir a hacer los estudios a distancia: desde 7º de EGB hasta COU, a distancia. Primero en Madrid con el tema del INBAD (Instituto de Bachillerato a Distancia) y luego con 17 años me fui a Valencia. Vivía en Alcira y me tenía que ir a Valencia tres días a la semana para seguir formándome y seguir estudiando. Ahora al menos ha cambiado un poco, hay más ayudas para los deportistas en los institutos. Los CAR, tanto en Madrid como en Barcelona, ayudan a los jóvenes a que puedan estudiar en el mismo centro. Ahora ha cambiado, pero antiguamente te lo tenías que buscar todo tú y, si querías seguir estudiando, tenías que hacerlo de esa manera.

P: ¿Te impresionó ese salto al profesionalismo?

R: La verdad es que no. Me preguntan: '¿Cuándo te hiciste profesional?' En todos los registros aparece que en 1992, pero a efectos prácticos fue una continuidad. No había un escalón en el que dijeras: 'Ups, me asomo y me da vértigo'. No. Fue una evolución de lo más natural. Tú vas jugando torneos y, cuando tu ranking te permite optar a jugar los torneos de mayor dotación económica, ahí es cuando tus ingresos suben y ahí es cuando haces el cambio al profesionalismo. Vas manejando esos ingresos para al final reinvertirlos en viajes y en seguir entrenando...

P: Si por algo es conocida Virginia Ruano es por sus éxitos en dobles, formando pareja sobre todo con Paola Suárez, aunque también tienes tres títulos individuales. ¿Cómo es que te dio por competir en dobles?

R: Empiezas en dobles porque cuando pierdes en individuales es como una forma de ayuda económica. Te siguen pagando el hotel si sigues en competición, tienes un plus de dinero si vas ganando rondas... Era un complemento al individual. Yo empecé a jugar en dobles desde siempre por eso mismo, porque me ayuda también a mejorar en mis golpes, pero sobre todo porque te mantiene en competición: cuando tú te vas a una gira de tres o cuatro semanas y no se te da bien el individual, siempre te queda la posibilidad del dobles. Sigues competiendo. No es como. 'Ahora una semana en Italia sólo entrenando'. Yo comencé así y me lo pasé muy bien.

P: Y en cuanto a tu relación con Paola Suárez, ¿cuándo empezaste a jugar con ella?

R: Tuve la suerte de conocerla en un torneo en Houston y luego acabamos jugando juntas diez años. Siempre he dicho que éramos como un matrimonio: convives durante todo el año las 24 horas del día, es alguien más de tu familia. Tienes que aguantar dentro y fuera de la pista, que también eso es lo difícil. Es como un matrimonio bien avenido (Risas)…

P: ¿Cómo os disteis cuenta de que congeniabais tan bien las dos?

R: También fue un poco por sorpresa. Hablábamos el mismo idioma, ella es argentina y yo española, y, bueno, ninguna de las dos teníamos pareja, así que dijimos: 'Vamos a jugar juntas'. Jugamos la fase previa del dobles y nos fue fatal. Perdimos a las primeras de cambio, pero nos lo pasábamos tan bien y nos divertíamos tanto dentro de la pista... Luego coincidimos en otro torneo, volvimos a jugar juntas y poco a poco nos fuimos haciendo la una a la otra. Nunca ninguna de las dos nos habíamos dedicado al dobles, nunca hemos entrenando específicamente para el dobles, con lo cual salíamos a la pista para divertirnos. Nos lo tomábamos para divertirnos. De hecho, en la mayoría de nuestras fotos salimos riéndonos, nos lo pasábamos bien. Poco a poco, así nos dimos cuenta en el 2000. Fue un punto de inflexión porque empezamos a ganar a parejas buenas. Fue el torneo de Roma, donde ganamos la final a Arantxa, que hacía pareja con Amanda Coetzer. Veníamos de ganar a Kournikova, a Conchita Martínez y (Patricia) Tarabini, luego a las Williams... Entonces dijimos: 'Ostras, si ahora jugamos bien. ¿Por qué no vamos a poder jugar bien el dobles?'. Hicimos también final en París y a partir de ahí nos tomamos en serio como que nos podía ir bien en el dobles, pero nunca dejamos el individual ni entrenamos el dobles. Era innata la complicidad que sentíamos. A partir de ahí vinieron los triunfos y decidimos seguir adelante.

P: Has ganado todos los torneos de Grand Slam junto a Paola, salvo Wimbledon...

R: Perdimos tres finales (2002, 2003 y 2006) y es la espina que nos queda ahí clavada. Pero bueno, repasas la historia de muchos grandes del tenis y ves que a muchos les falta Wimbledon. Eso por lo menos me consuela. Hubo un momento en el que no nos dábamos cuenta y, además, lo decíamos en las entrevistas: hicimos diez finales seguidas en tres años en torneos de Grand Slam. El récord estaba a las puertas. Al final perdimos en semifinales en uno. Antes no nos dábamos cuenta, pero ahora, que no compito, lo ves y dices: 'Madre mía, qué difícil es eso'. Durante tres años llegar a las finales de esos eventos, que tienen cuadros grandes. 'Buf, ganar esto'. Lo ves como un imposible, aunque poco a poco vas ganando rondas y lo vas viendo un poco más cerca. Pero la verdad es que se ve lejos siempre.

P: Además de Wimbledon, también te quedaste a las puertas del título en dos Juegos Olímpicos: Atenas 2004 y Pekín 2008...

R: Sí, sobre todo Atenas formando pareja con Conchi (Conchita Martínez). Llegamos a la final y éramos las favoritas, pero caímos ante las chinas (Li Ting y Sun Tian Tian). Yo siempre digo que es la derrota que peor he llevado en toda mi carrera. Estuve meses dándole vueltas, pensando que podíamos haber ganado y subido al podio para escuchar el himno. Para un deportista eso es lo más bonito que te puede pasar: tener ese momento en el que tú has competido por tu país y estar sonando ese himno, llevando esa bandera en el corazón. Fue durísimo.

Luego en Pekín, formando pareja con Anabel Medina, perdemos contra las Williams. No éramos favoritas y, además, yo me hago daño en la pierna. Y ahí, cuando ganamos a las chinas (Yan Zi y Zheng Jie) en semifinales, dije: 'Para mí esto ya es un oro'. Ahí sí que disfruté realmente de poder jugar. Eran mis últimas Olimpiadas. Fue una vivencia totalmente diferente a lo de Atenas con la otra plata: una fue amarga y la otra muy dulce porque me sabía a oro.

LD | David Alonso Rincón



P: ¿Tan dura te resultó la derrota de Atenas?

R: Sí, ha sido con diferencia la derrota más dura. Yo tengo un carácter de darlo todo en lo que hago y, cuando no lo consigo, el resultado es en este caso no lo mido sólo por perder o ganar, sino porque también lo he dado todo, porque me he quedado a gusto y porque tengo un contrario enfrente que lo ha hecho mejor que yo. Entonces, no me duelen las derrotas durante días: a lo mejor estás una hora, te duchas, lo analizas, lo hablas y ves que no ha podido ser... pues a seguir. Pero la derrota de Atenas me duró meses. ¡Cómo puede ser que me esté aquí en la cabeza dando vueltas y vueltas! Fue dolorosa, la verdad.

P: En la otra cara de la moneda, ¿cuál es el título que recuerdas con mayor satisfacción?

R: Más que título, recuerdo que fue un partido en individual que le gané a Martina Hingis en Wimbledon cuando ella era número uno. Fue una satisfacción muy grande: es en individual, en Gran Slam, ella era la número uno del mudo... fue una sensación plena. Y el título en dobles del que mejores recuerdos tengo fue el primer Roland Garros (2001). Además de con Paola, también jugaba en la modalidad de dobles mixtos: yo hacía pareja con Tomás Carbonell y Paola con un brasileño (Jaime Oncins). El día anterior a nuestra final de dobles, el sábado, se disputaba la final de mixtos y ganamos a Paola. Nunca habíamos ganado un Grand Slam en dobles: gané yo y me sentí un poco mal por ella. Al día siguiente tenía tantas ganas de ganar que ella pudiera sentir la misma sensación que tuve yo el día anterior, así que para mí fue una victoria muy entrañable. Aparte de que era el primer Grand Slam, fue un poco como decir: 'Bueno, por fin. Lo que hemos sufrido durante todos estos años, lo podemos compartir juntas'.

P: Te pregunto también por las rivales. ¿Cuáles son las más duras que has tenido?

R: Hay una a la que nunca pude ganar después de muchos enfrentamientos que es Patty Schnyder. Soñaba con ella, era mi bestia negra. También he jugado muchas veces contra Kournikova, Davenport, Arantxa, Conchi... son tantos años que al final te vas enfrentando con todo el mundo. También me enfrenté con Paola, sólo una vez. Todas son tus rivales, que es lo que tiene el tenis. Tienes pocos amigos porque luego, en la pista, tienes que enseñar los dientes y no puedes apiadarte de tus rivales.

P: En cuanto a los entrenadores, imagino que te quedarás con Pepo Clavet, tu marido...

R: Hombre claro, hay que barrer para casa (Risas). Él jugó poco: con 25 años ya empezó a entrenar a su hermano Pato, estuvo con él diez años. Lo podía haber estirado más, pero es duro competir. Él ama el tenis, pero lo ha dirigido más hacia la enseñanza y la verdad es que le ha ido bastante bien. De cinco años que estuve en la Federación de Madrid, tres me estuvo ayudando. Por entonces no éramos pareja ni nada, sólo era mi entrenador. Luego estuve con Carlos Castillo hasta el final de mi carrera, durante los últimos seis años. Él también estuvo en la Federación: no podía viajar mucho conmigo, pero cuando venía aquí, siempre estaba a mi disposición.

P: Después de 18 años como profesional, te retiraste en mayo de 2010 en la Caja Mágica. ¿En qué momento te diste cuenta de que se terminaba tu carrera?

R: Era algo que ya me venía rondando la cabeza: ¿cuándo ves el momento de retirarte, por qué sabes que es el momento? Me acuerdo que había hablado con Conchita Martínez y le pregunté: 'Conchi, ¿cómo sabes que te ha tocado?'. Ella me dijo: 'Tú tranquila, que un día lo sentirás'. Te llega y de repente te das cuenta de que es el momento. En el 20009 ya lo había empezado a pensar. Dije: 'Mira, yo creo que ya va tocando'. El ranking de individual se me iba, ya no iba a poder competir como yo quería... Dije: 'Bueno, pues en 2010, si ya no me da la cabeza, ni el ranking, ni el físico, me retiro del individual y juego sólo en dobles'. Es una forma de retirarte diferente, no es como que lo dejas y lo dejas del todo. En 2010 se me da la posibilidad de rascar una previa en algún torneo, pero ya era sobre todo ir por los torneos con otra mentalidad. ¡Y qué mejor sitio de decir que me retiraba que aquí en mi casa, con mi gente! Me dieron la oportunidad de jugar la fase final del cuadro individual. Para mí fue algo muy bonito, muy entrañable. Y luego esa despedida que me hicieron en la pista central, con las jugadoras. Rafa (Nadal), que es como es, se quedó en la pista porque ya había terminado el partido. Tenía ahí a toda mi familia, vino gente de fuera… y, cuando luego vi las fotos, volví a sentir lo que había sentido en ese momento. Ese cosquilleo por dentro, decir: 'Qué bonito, haberle dado todo al tenis y poder decir adiós aquí'.

P: Pero no dejas el tenis. Te vemos aquí entrenando y, además, desde hace algún tiempo comentas partidos en Televisión Española. ¿Te impone el micrófono?

R: Siempre (Risas). Empecé ese mismo año (2010) a comentar en televisión. Me llama Paloma del Río para darme la oportunidad en TVE. Tenía pensado ir al US Open, pero estaba lesionada. 'Ya no sé si voy a llegar', le dije. Y ella me respondió: 'Tú decide, sería para los torneos de Estados Unidos'. Al final no voy y le dije que sí…. ¡unos nervios y una tensión, a ver qué voy a decir! Pero luego poco a poco te vas dando cuenta de que hablas de lo que has hecho durante toda la vida, entonces sabes de lo que estás hablando.

LD | David Alonso Rincón.

P: Pero también tenías a Tomás Carbonell de cicerone, ¿no?

R: Sí, te fijas también en los demás comentaristas. Antes estuvieron Arantxa, Alex Corretja... pero a Tomás sí que lo he podido escuchar bastante más. Ya me había retirado y él estaba ahí. Ahora me doy cuenta después de tres años: al principio estás súper nerviosa, pero luego poco a poco te vas haciendo. Me lo tomo como un torneo: los nervios que tienes en el preliminar antes de saltar a la pista, pero luego ya te concentras y poco a poco te das cuenta de que estás haciendo algo que te gusta, que sabes de lo que estás hablando, y lo voy llevando un poco mejor. Pero siempre me pongo nerviosa...

P: Y además de todo ello, también eres la directora del Challenger de El Espinar...

R: Sí, y también me he embarcado en diferentes proyectos, todos ellos vinculados al mundo del deporte y, en concreto, al tenis. Estoy en la Asociación de Deportistas, en la AEDO (Asociación Española de Deportistas Olímpicos), en la Mutualidad de Deportistas...

P: Y el challenger, ¿cómo está marchando?

R: El nivel es francamente bueno. El año pasado ganó Pablo Carreño, no sé si con eso respondo a tu pregunta. Logró meterse entre los 100 mejores del mundo ganando ese torneo y le ha servido de trampolín. Está intentando meterse entre los 50 primeros y seguir avanzando. Pero insisto en que el nivel es bueno. Tuvimos que bajar hace un par de años la categoría: ya no somos uno de 100.000, que era el máximo, sino que ahora somos un 50, pero la gente sigue viniendo a jugar. Es un torneo con una trayectoria de muchos años, la gente sabe que le tratan bien, sabe dónde está... y eso los jugadores lo perciben. Es de los pocos torneos que quedan en pista rápida. Los españoles y los extranjeros saben que es un buen torneo para probarse.

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