El único jugador capaz de competir de tú a tú a las leyendas del Big 3 sigue luchando dentro de las pistas pese a sus problemas físicos.
Es un campeón con mayúsculas. Un tenista capaz de haber plantado cara a los mejores de la historia y conseguir que del Big 3 formado por Rafa Nadal, Roger Federer y Novak Djokovic se hablase por momentos, que no fueron pocos, del Big Four formado también por Don Andy Murray.
El tenista británico, ganador de tres Grand Slams en los que destacan dos Wimbledon, sigue asombrando al mundo y como al Mutua Madrid Open en su edición de 2022. En la noche del lunes, el estadio Manolo Santana disfrutó de un Andy Murray que mermado por sus problemas de cadera, que casi le retiran hace unos años, ganó a Dominic Thiem.
Bien es cierto que Thiem tampoco está atravesando su mejor momento debido a las lesiones y no es ni mucho menos el jugador que ganó un Open de EEUU y que ya sabe lo que es tocar una final del Mutua Madrid Open. Pero el mérito de Murray radica en jugar de la manera en la que lo está haciendo y esa no es otra que con una cadera que tiene instalada una prótesis de metal. La lesión en concreto se trata de una deformidad en la cabeza del fémur que choca con la cavidad que lo aloja, desgastando el cartílago articular. Solo imaginen por un momento el dolor que eso supone y lo incapacitante que fue en su momento para el tenis y para su vida normal.
"Es complicado jugar al tenis con una cadera de metal", comenta siempre el bueno de Andy cada vez que le preguntan por ello. Y su cara es de resignación, pero también de orgullo y felicidad. Tristeza porque no puede competir a su máximo nivel tras su pinzamiento en 2019 que degeneró en artrosis, pero de orgullo y felicidad porque sigue disfrutando del deporte que más le gusta.
Madrid reconoció el orgullo de todo un campeón. No en vano ha sido ganador del Mutua Madrid Open en dos ocasiones, 2008 y 2015. Ahora se medirá en siguiente ronda a Denis Shapovalov y la Caja Mágica, pase lo que pase, le mostrará su enorme respeto.