Menú

El 'wokismo' te hará rica: Naomi Osaka y cómo ser la deportista mejor pagada de la historia sin ganar títulos

Meritocracia woke: la tenista japonesa de padre haitiano se ha convertido en la million dollar baby del deporte a pesar de más de dos años de sequía.

Meritocracia woke: la tenista japonesa de padre haitiano se ha convertido en la million dollar baby del deporte a pesar de más de dos años de sequía.
Osaka durante el Abierto de Estados Unidos en 2021 | Getty

Es la número 66 del mundo, lleva más de dos años sin ganar un solo título y sigue siendo la deportista mejor pagada de todos los tiempos. Su nombre es Naomi Osaka, la million dollar baby (con final feliz) del deporte femenino que ha conseguido seducir a las marcas más famosas del mundo, más interesadas en el relato woke que en la excelencia y los éxitos deportivos.

La tenista nipona nacida en Japón de padre haitiano es la atleta mejor pagada del mundo por tercer año consecutivo según la revista Forbes. Atrás han quedado sus éxitos deportivos para dar paso a su mejor arma de generar dinero: el color de su piel, sus raíces asiáticas y su condición de mujer perseguida por los medios de comunicación patriarcales. Muy buenos dividendos le están dando a la tenista las dolencias de la enfermedad woke, una plaga que desvirtúa las ideas de verdad, justicia y bien. El virus de la epidemia de lo políticamente correcto ha colonizado por completo en occidente a la izquierda política y ataca por varios flancos a la derecha consiguiendo ya penetrar en sus filas; con la globalización, las defensas del sentido común están universalmente muy debilitadas y en algunos deportistas se aprecian síntomas claros de grave y rentable contagio.

La japonesa lleva tiempo siendo noticia por lo que sucede fuera de las pistas, y es que la ex número uno del mundo acumula más de dos años de sequía deportiva, polémicas, desplantes y retiradas en medio de los torneos. A sus patrocinadores: Nike, Louis Vouitton, Beats, Mastercard o Tag Heuer todo eso no les importa. La tenista ganó más de 51 millones de dólares en 2022, superando así a Serena Williams, Raducanu, Swiatek o Coco Gauff en una lista que ha publicado la misma revista Forbes.

Sus polémicas se agudizaron poco después de ganar su segundo Abierto de Australia, su último título como profesional hasta el momento, logrado en febrero de 2021. En mayo de ese año, se retiró de Roland Garros en segunda ronda por las sanciones de la organización al negarse a comparecer ante los medios de comunicación. La jugadora alegó que lo hacía por proteger su salud mental y acusó a los medios y al público de provocarle ansiedad a la hora de jugar y de perjudicarla en la pista.

Fue el primer desplante de una serie amplia y jaleada que ha ido creciendo en los últimos dos años. En 2021 también renunció al Torneo de Berlín para "descansar de la presión a la que estaba sometida". La jugadora aseguró estar harta de verse expuesta en los medios y de la presión que eso entraña. Una presión que no le disgustó, sin embargo, para hacerse rica: en julio de ese año estrenó en Netflix un documental sobre su día a día. En él la vimos posar en bikini para su promoción. ¿En qué quedamos, Naomi?

naomiosaka.png
Osaka posó en bikini para la revista Sports Illustrated

Su victimismo y la obsesión por culpar a la prensa

Los desplantes a la prensa y el señalamiento a los periodistas continuaron. La aquejaba una obsesión por encontrar un culpable fuera de la pista que explicase su declive tenístico. Rafa Nadal llegó a pronunciarse sobre la situación de Osaka, y salió en defensa de la prensa: "Nosotros, como deportistas, tenemos que estar preparados para aceptar preguntas y facilitar respuestas. La entiendo, pero, por otro lado, sin prensa, sin la gente que viaja normalmente con nosotros y cuenta o escribe las noticias y los logros que tenemos por todo el mundo, no seríamos los deportistas que somos hoy y no seríamos tan famosos. Los medios de comunicación son también una parte importante de nuestro deporte".

En la línea de Nadal se pronunció también Garbiñe Muguruza, otra tenista que sabe lo que es ganar Grand Slams y sufrir luego un declive deportivo. A diferencia de la japonesa, la española no se hizo trampas al solitario ni tampoco buscó culpables fuera de las pistas.

El relato que ha construido Naomi Osaka le ha permitido eximirse de toda responsabilidad en la cancha. Aprovechó como nadie el Black Lives Matter en 2020 para boicotear y suspender por un día el WTA de Cincinatti, y posicionarse como la tenista que llegaba para cambiar de arriba abajo el deporte femenino: es decir, lucrarse gracias a su relato y no a sus méritos deportivos. Impresiona que la verdad, la justicia y el bien del wokismo se hayan quedado sólo en este "gran" logro para el deporte femenino.

Curiosamente, un conflicto woke con Serena Williams fue la lección de base para su futuro

La japonesa saltó a la fama en el Abierto de Estados Unidos de 2018 por la polémica final ante Serena Williams. La norteamericana perdió los papeles al verse sometida tenísticamente por Osaka y acusó al juez de silla de racista y machista. ¿Había olvidado acaso Williams que su rival era mujer y negra como ella? Serena no cayó en la cuenta y con ello le descubrió a Naomi un filón más valioso incluso que ganar un título.

La ganadora de 24 Grand Slams acusó al mencionado juez de silla Carlos Ramos de ser un ladrón por robarle un punto, lo que provocó la ira descontrolada de la estadounidense. La víctima del histérico número de Serena resultó ser Osaka, quien fue abucheada por el público de la pista Arthur Ashe, tanto durante el partido como al levantar el trofeo. La japonesa acabó llorando por los abucheos, pero tomó buena nota de cómo recoger el testigo del victimismo hipócrita, piedra angular sobre la que edificar un próspero futuro.

En 2021 y 2022, Osaka ha sido protagonista en el circuito por los feos gestos que ha protagonizado, tirando y rompiendo raquetas. Además, en muchas ocasiones con la permisividad de los jueces de silla. Cabe recordar que tirar la raqueta debe ser sancionado con un warning (tres equivalen a una descalificación); pero ¿quién se atreve a castigar a la célebre tenista woke y ser acusado de todo?

La temporada 2022 de Osaka fue nefasta: no ganó ningún título y decidió boicotear Wimbledon al no sentirse motivada por el veto de la organización a tenistas rusos. En Roland Garros y en el Abierto de Estados Unidos perdió en primera ronda en sets corridos. Su último torneo fue en septiembre en Tokio.

wta-ranking.png
Osaka caerá hasta el número 315 del mundo próximamente

En enero anunció su embarazo y aseguró que volverá a las pistas de cara al Abierto de Australia de 2024, lo que significa que estará 15 meses en total inactiva desde su última participación en un partido de tenis. Una figura que apuntaba a lo más alto del tenis, que ha sabido reconvertir la narrativa para ser la figura mejor pagada de la historia del tenis femenino.

Temas

En Deportes

    0
    comentarios