Una auténtica pena. Cuando más bonito e igualado estaba el partido, con empate a un set en el marcador, Carlos Alcaraz se lesionó para acabar claudicando en la primera semifinal de Roland Garros ante Novak Djokovic. El murciano terminó perdiendo en cuatro sets (6-3, 5-7, 6-1 y 6-1), después de tres horas y 23 minutos, para ver frustrado el sueño de alcanzar su primera final en París.
Nole, que busca su tercer título en la capital francesa y el vigésimo tercer grande de su carrera, se llevó el primer set, pero Alcaraz le devolvió la moneda en el segundo. Pero todo cambió al comienzo de la tercera manga, cuando el de El Palmar se rompió el gemelo derecho con 1-1 en el marcador.
Pidió la asistencia, lo que le costó regalarle un juego directamente a su adversario (2-1), y a partir de ahí el balcánico fue lanzado a por la victoria. Djokovic se llevó sin contemplaciones el tercer set y, a su conclusión, el español recibió asistencia médica. Volvió a la pista para tratar de plantar cara, pero terminaría rindiéndose a la evidencia: Carlitos estaba lesionado y, aunque quiso morir con las botas puestas, nada pudo hacer lanzado hacia su séptima final en Roland Garros, donde se medirá al noruego Casper Ruud, que en la segunda semifinal se ha impuesto al alemán Alexander Zverev en tres sets (6-3, 6-4 y 6-0).
"Todo mi respeto para Alcaraz, que ha logrado acabar el partido pese a los problemas físicos. Le he dicho que es joven y que tiene toda la vida por delante, que es una pena. Lo último que quieres es tener problemas físicos en este tipo de partidos", señaló Nole al final del duelo.
Segundo finalista más veterano
A sus 36 años, Djokovic se convierte en el segundo finalista más veterano de la historia de Roland Garros tras el estadounidense Bill Tilden, que perdió la final de 1930 con 37 años. Si el próximo domingo levanta el trofeo se convertirá en el ganador de más edad, desbancando a Rafa Nadal. Además, en ese caso también recuperará el número 1 del mundo en detrimento del propio Alcaraz.
El duelo más esperado del torneo, considerado por muchos como la final anticipada, tuvo el desenlace más dramático. El mundo del tenis seguirá con la interrogante de saber si Alcaraz tiene tenis suficiente para desbancar a un miembro del Big 3, el único que participa en este Roland Garros, tras la baja por lesión del 14 veces ganador, Rafa Nadal.
En el primer set, el serbio supo maniatar las armas de Alcaraz. Cada ofensiva del español encontraba la adecuada respuesta de un Djokovic que supo colocar así en dificultades al de El Palmar. El balcánico se situó con ventaja de 3-1 y, aunque el español aceleró para reducirla en el séptimo juego, la defensa del serbio fue numantina.
En el siguiente, Alcaraz levantó una bola de set, pero ya no pudo hacerlo en la segunda, con servicio de Djokovic y desde el lado de la pista donde menos le molestaba el viento. Por vez primera en el torneo el murciano se encontraba en situación de desventaja, contra uno de los mejores tenistas de todos los tiempos, incapaz de encontrar la forma de dañar su tenis. Pero no se cansó de buscar. Siguió intentando mantener la presión, poniendo al límite al serbio, que recibió tratamiento en un brazo pero que no bajó el ritmo.
El partido entró en su fase más intensa, con los golpes más bellos, que agradeció el espectador. Alcaraz aceleró para colocarse 5-4 y saque para igualar el duelo, pero Djokovic acudió a su cita con los momentos importantes y empató. Con el servicio del serbio, el español tuvo tres bolas de set, pero estar contra las cuerdas no amilanó a Djokovic, que las levantó. Ahí sufrió un bache Alcaraz, que estuvo a punto de perder su segundo servicio consecutivo y el público le jaleó para levantarle. Una receta que dio resultado, pues se apuntó dos juegos que igualaban la contienda.
Una lesión que manda todo al traste
El encuentro comenzaba de nuevo, solo que con dos horas en las piernas de ambos tenistas. La resistencia comenzaba a ser un factor, en medio del bochorno parisiense donde el sol recalentaba los espíritus. Nada más comenzar el tercer set, en el último punto del segundo juego, Alcaraz sufrió un pinchazo en una pierna. Tras varios minutos en el campo, decidió pedir asistencia médica, algo solo permitido en los intercambios de lado.
Por ello la árbitro le informó de que en ese caso perdería todos los puntos hasta el siguiente intercambio. Alcaraz lo aceptó y el marcador ya era de 2-1 para el serbio, que además tenía saque. Visiblemente tocado, el español regresó a la pista, pero no podía competir. Quiso probarse para esperar el siguiente intercambio y recibir de nuevo tratamiento del fisioterapeuta, que llegó tras entregar su saque en blanco.
Forzó para seguir, pero apenas podía correr ni responder al juego del belgradense, que se fue apuntando los juegos algo incrédulo por la situación. Así ganó el tercer set, sin oposición alguna. El público de la Philippe Chatrier no lo podía creer y, tras unos minutos de asistencia médica en el vestuario, Alcaraz regresó a la pista entre gritos de "¡Carlos, Carlos!". Mejoró algo su nivel, tuvo dos bolas de rotura en el segundo y hasta ganó un juego, pero Djokovic apenas encontraba oposición y todo le fue cuesta abajo para ganar el cuarto set —y con ello el partido— después de casi tres horas y media.
No hubo milagro. Alcaraz, un jabato, murió con las botas puestas, pero terminó rindiéndose a la evidencia: perdió el partido y también acabará cediendo el número uno a Djokovic si el serbio levanta el domingo por tercera vez la Copa de los Mosqueteros en París.