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Bernanke apuesta por destruir el dólar para combatir la deflación

EEUU se enfrenta, nuevamente, al riesgo de deflación y recesión. El presidente de la FED admite que el panorama es "inusualmente incierto". Y avanza su receta: "Tomar medidas adicionales" ¿Cuáles? Expansión monetaria de hasta 5 billones de dólares. ¿Efecto? Depreciación del dólar.

Se veía venir. Ayer el presidente de la Reserva Federal de EEUU (FED), Ben Bernanke, reconoció que la economía de EEUU se enfrenta a un panorama "inusualmente incierto", haciendo así referencia a los indicadores que avanzan una nueva tendencia deflacionista y recesiva (nueva caída del PIB) en la primera potencia mundial.

¿Qué hacer? Bernanke avanzó su receta ante el Comité Bancario del Senado en su primera comparecencia semestral ante el Congreso: la FED seguirá evaluando "cuidadosamente" la evolución de la situación financiera y está dispuesta a "tomar medidas adicionales" para permitir que el país vuelva a aprovechar todo su potencial productivo, indicó.

Aunque no precisó qué tipo de medidas se adoptarían, sí subrayó que la actual coyuntura económica permitirá asegurar niveles excepcionalmente bajos para los tipos de interés durante un "periodo prolongado" de tiempo. Bernanke apuesta así por mantener su "inusual" política monetaria desde que estalló la crisis financiera en el verano de 2007.

Hasta ahora, ésta ha consistido, esencialmente, en reducir hasta mínimos históricos los tipos de interés oficiales en EEUU -próximos al 0%-, y en tratar de expandir nuevamente el crédito aumentando de forma sustancial la masa monetaria (emisión de dinero). Para ello, la FED ha disparado su base (oferta de dinero) mediante la compra de deuda pública e hipotecaria por valor de 1,5 billones de dólares (la base monetaria de la FED ascendía a 800.000 millones de dólares antes de la crisis).

Este particular plan, propio de la innovación monetaria de la FED, fue concebido por Bernanke con el único propósito de estimular la concesión de créditos para impulsar la demanda y la inversión, inyectando dinero de nueva creación al sistema. Además, la adquisición masiva de este tipo de activos persigue influir, de forma indirecta, en otras variables como la rentabilidad de los bonos y el tipo de cambio de la divisa.

Ambas variables han caído en EEUU tras la puesta en marcha de dicho plan: la compra de bonos ha reducido el coste de los créditos al mantener bajos los tipos de interés, al tiempo que el dólar se deprecia (su valor se ha desplomado) lo cual, según la teoría de Bernanke y de la mayoría de economistas, mejora la competitividad de las empresas exportadoras.

Así pues, ¿a qué se refiere Bernanke con el término "medidas adicionales"? Un reciente informe para inversores elaborado por Royal Bank of Scotland (RBS) avanza la posible intención, aún oculta, de Bernanke: una nueva ronda "monstruosa de quantitive easing", es decir, una segunda fase de expansión monetaria, sólo que mucho más intensa y potente que la efectuada hasta ahora.

La cifra que tiene en mente Bernanke asciende a cinco billones de dólares (casi un tercio del PIB estadounidense), ya que ésta fue "escrita a lápiz" en una de las actas oficiales de la FED bajo la anotación de "límite máximo de quantitive easing" que se puede aplicar, según alerta la entidad. "Mucho más dinero del impreso hasta ahora".

Lo curioso es que dicho plan no ha surtido el efecto deseado -reactivación del crédito y del consumo- provocando, sin embargo, grandes distorsiones en la estructura de precios y factores productivos. En este sentido, cabe recordar que fue la política de Bernanke, y no la malvada especulación, la principal culpable de la burbuja del petróleo que sufrió la economía mundial en el verano de 2008.

Pese a la inyección masiva de dinero en el sistema, el crédito sigue sin fluir en EEUU, la tendencia deflacionista (contracción de la masa monetaria, causante de la caída de precios) sigue su curso -el propio Bernanke insistió ayer en que la inflación no es ni será un problema a medio plazo-, al tiempo que la economía real da muestras de estancamiento.

De hecho, en su informe, Andrew Roberts, jefe de crédito de RBS, advierte a sus clientes sobre la posibilidad de que el "sistema bancario (sobre todo, europeo) y económico mundial se enfrente al precipicio a la vuelta de la esquina. Pensad lo impensable", indica.

Ante esta posibilidad, los analistas de RBS señalan que, en esta ocasión, el programa de expansión monetaria de la FED "será diferente", ya que no se centrará tanto en ampliar la oferta de dinero disponible mediante la compra de activos sino en mantener "bajos los rendimientos de los bonos". En concreto, avanza que el objetivo básico de la banca central será garantizar en torno al 2% el rendimiento (tipos de interés) de la deuda pública de EEUU a 10 años e, incluso, más bajo.

La entidad basa sus previsiones, no sólo en lo que ha hecho hasta ahora Bernanke, sino en lo que viene defendiendo a lo largo de toda su carrera. El actual presidente de la FED dice ser un experto en el estudio de la Gran Depresión de EEUU durante los años 30. La economía estadounidense sufrió una caída de precios del 10% anual entre 1931 y 1933. Según Bernanke, el Gobierno no actuó a tiempo para combatir la deflación poniendo sobre la mesa toda la artillería monetaria a su alcance.

Un discurso pronunciado por Bernanke (también conocido coloquialmente como Helicóptero Ben) en 2002 resume a la perfección su teoría acerca de la deflación. El documento incluye, uno por uno, los mecanismos monetarios y fiscales que Bernanke considera idóneos para enfrentarse a una deflación que, por entonces, veía muy improbable en EEUU.

Bajo el título, Deflación: Cómo asegurarse de que no ocurra aquí, el actual presidente de la FED explica qué debe hacer un banco central cuando ya ha agotado su principal recurso (situar los tipos de interés en el 0%) para evitar una espiral de caída de precios. A la vista de la experiencia de la crisis, Bernanke no se ha distanciado de su guión preestablecido en 2002.

A continuación, algunas perlas de su paradigmática intervención:

La idea de que "la política monetaria pierde su capacidad para estimular la demanda agregada y la economía cuando el tipo de interés nominal es del 0% es claramente errónea".

"El Gobierno de EEUU tiene una tecnología, llamada imprenta, que le permite producir tantos dólares como desee, en esencia, sin coste alguno".

El sistema monetario fiduciario (papel moneda cuyo valor no está respaldado en oro) permite al Gobierno y a la banca central "aumentar el gasto y la inflación, aun cuando la tasa nominal de interés a corto plazo sea cero".

Estas tres ideas se resumen en el siguiente párrafo:

"Como el oro, los dólares de EEUU tienen valor sólo en la medida en que se limite estrictamente su suministro. Pero el Gobierno de EEUU tiene una tecnología, llamada imprenta (en la actualidad, su equivalente electrónico), que le permite producir tantos dólares como desee, en esencia, sin coste alguno. Al aumentar la cantidad de dólares en circulación, o incluso al amenazar de forma creíble con hacerlo, el Gobierno también puede reducir el valor de un dólar en términos de bienes y servicios [poder adquisitivo], lo que equivale a elevar el precio de los bienes y servicios en dólares. Por lo tanto, se concluye que, en virtud de un sistema de papel moneda, un Gobierno siempre puede generar un mayor gasto e inflación".

"Una vez que el tipo de interés llega a 0, para estimular el gasto agregado la FED debe aumentar el volumen de sus compras de activos o, eventualmente, ampliar el menú de los activos que compra [como, por ejemplo, bonos hipotecarios, corporativos...]".

También puede "reducir aún más el rendimiento de los bonos del Tesoro a largo plazo". La cuestión es... ¿Cómo? "Un método más directo, que personalmente prefiero, sería que la FED comenzara a anunciar límites explícitos para los rendimientos a largo plazo de la deuda del Tesoro (por ejemplo, los bonos con vencimiento a dos o cinco años). La FED podría hacer cumplir estos límites en el tipo de interés comprometiéndose a hacer compras ilimitadas de estos valores cuando venzan al precio específico fijado".

"La reducción de tipos en títulos públicos y privados debería fortalecer la demanda agregada y ayudar así a poner fin a la deflación".

Es decir, como señala RBS, la FED garantizaría una compra masiva de bonos públicos a precios inflados para mantener bajo el tipo de interés de la deuda pública a medio plazo, lo cual abarataría, de forma indirecta, la financiación para el sector privado.

Por último, "la FED puede inyectar dinero en la economía de otras maneras. Por ejemplo, la Reserva Federal tiene autoridad para comprar deuda de gobiernos extranjeros, así como la deuda pública interna".

Roosevelt

Pese a todo, el propio Bernanke reconocía entonces que, en la práctica, existe una "preocupación importante" a tener en cuenta con este tipo de medidas, ya que resulta "difícil calibrar los efectos económicos de este tipo de inyecciones de dinero no convencionales, dada nuestra relativa falta de experiencia con este tipo de políticas".

Y, entre otras perlas, cita en su intervención un precedente histórico en EEUU, la devaluación del dólar efectuada por Roosevelt en 1933-1934: "Ha habido momentos en que la política cambiaria ha sido un arma eficaz contra la deflación", señala Bernanke. "Un ejemplo sorprendente de la historia de EEUU es la devaluación del 40% del dólar frente al oro efectuada por Roosevelt en 1933-34, gracias a un programa de compras de oro [el Gobierno incautó y prohibió la circulación de oro entre agentes privados] y la creación de dinero interno".

Según Bernanke, "la devaluación y el rápido aumento de la oferta monetaria puso fin a la deflación con notable rapidez. De hecho, la inflación [IPC] en los Estados Unidos pasó del -10,3% en 1932 y el -5,1% en 1933 al 3,4% en 1934. La economía creció fuertemente y, por cierto, 1934 fue uno de los mejores años del siglo de la bolsa de valores". Pese a ello, no cuenta que poco después la economía de EEUU volvió a caer en la recesión (la Gran Depresión se extendió hasta después de la Segunda Guerra Mundial).

En resumen, hasta ahora Bernanke ha cumplido su guión, consistente en depreciar la divisa (destruir el valor del dólar) de forma artificial. Su anuncio de ayer era esperado por numerosos analistas. El presidente de la FED admite, así, estar dispuesto a utilizar todo su armamento monetario en caso de que la deflación y la recesión vuelvan a EEUU.

Cosa distinta es si, finalmente, lo hará, ya que no todos los miembros de la FED piensan igual que Bernanke. Además, habrá que observar la evolución económica de EEUU en los próximos meses. Por el momento, Bernanke ha dejado claro que, llegado el caso, su intención es seguir destruyendo el valor del dólar con tal de evitar la deflación, salvar a la banca y expandir nuevamente el crédito.

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