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El frenazo del ladrillo empuja a la huelga de hambre a dos empresarios del sector

Dos empresarios han emprendido una huelga de hambre para solicitar el pago de sus facturas pedientes. Afirman que hicieron el trabajo hasta el final, "1.000 viviendas y dos colegios, además de otras obras en Tres Cantos". Les deben 1.450.000 euros y sólo han recibido 700.000 en pagarés ya vencidos.

Dos empresarios han emprendido una huelga de hambre para solicitar el pago de sus facturas pedientes. Afirman que hicieron el trabajo hasta el final, "1.000 viviendas y dos colegios, además de otras obras en Tres Cantos". Les deben 1.450.000 euros y sólo han recibido 700.000 en pagarés ya vencidos.
(Libertad Digital) La extraordinaria crisis que vive el sector inmobiliario continúa manifestándose de diferentes formas, todas con el mismo problema, no hay dinero. En Madrid, dos empresarios mantienen su cuarto día de huelga de hambre para reclamar una factura que aún le debe la constructora que les contrató. Ambos ocupaban la administración y dirección de la empresa Romtectabi, especializada en la tabiques y falsos techos de cartón-yeso, insonorizaciones y obras de gran volumen.
 
Julián Martín, director y Damián Catalín, administrador, llevan cuatro días de huelga de hambre bajo el frío y la nieve en la calle Arturo Soria de Madrid, a las puertas de la constructora Obrum. Ambos empresarios reclaman a la citada compañía 1.450.000 euros por trabajos finalizados de tabiquería y falsos techos en "unas 1.000 viviendas, dos colegios y varias obras en tres cantos".
 
De este volumen que, aseguran Obrum les debe, les ha entregado pagarés por valor de 700.000 euros, todos ellos "vencidos ya" y además "tenemos otros 700.000 euros pendientes de cobro". Un dinero que, como dicen, "no es para nosotros, es para pagar a los 50 empleados de Romptectabi y los 150 dependientes de nosotros por estas obras", en total, "unas 200 familias que tienen que cobrar".
 
Los pagos a estos empleados no son los únicos que tienen que afrontar, ya que tienen que satisfacer las cantidades correspondientes a "impuesto de sociedades, IRPF, agencia tributaria, Seguridad Social, INEM, etc." Lamentan que esta situación les ha llevado a entrar en los registros de morosos provocando que "nos han cortado todo el crédito y las líneas de descuento". Según dicen, no pueden hacer frente a los pagos porque no han recibido el dinero que adelantaron y mientras, "nos reclaman, los bancos, los trabajadores, nos reclama la Agencia Tributaria".
 
De momento "no hemos tenido ninguna respuesta de Obrum", más allá de las diferentes promesas de pago. "Nos dijeron que nos pagarían el 9 de diciembre, luego el 10, luego el 31. Después se marcharon de vacaciones y nos dijeron que nos pagarían después de reyes y aún no tenemos nada".
 
En su día "apoyamos a muerte a Obrum"
 
La situación de Obrum, según cuenta Julián Martín a LD, es que se encuentra en un proceso de refinanciación, "en el que les apoyamos a muerte" y "terminamos todas las obras y acabamos todas las obras que no lograban terminar porque otras subcontratas se acojonaron y se fueron".
 
Martín y Catalín aceptaron seguir trabajando con ellos porque, "hace seis meses lograron refinanciar su deuda y parecía que todo iba a ir muy bien" pero al parecer "ahora están de nuevo en negociaciones". Mientras, ellos dicen estar "completamente en la ruina y seguimos trabajando para ellos".
 
¿Concurso de acreedores?
 
Expertos analistas en el negocio inmobiliario, consultados por Libertad Digital, señalan que la cuestión sobre el Concurso de Acreedores (antigua suspensión de pago) es necesaria desde el mismo momento en el que no se satisface el pago a alguno de los proveedores una vez expirado el plazo establecido, como es el caso de Obrum con Romtectabi (según asegura Julián Martín).
 
En este caso, Martín aclara que, de momento, estudian la posibilidad de instar al concurso,  pero numerosos asesores legales le insisten que su esperanza de cobro se alargaría en el tiempo a una media de un año y en cantidad, únicamente al 25% de la deuda que, aseguran, Obrum mantiene con ellos. "Un horizonte deprimente", señala Martín.
 
"Somos un caso de la economía real"
 
El único apoyo que han sentido en estos días de huelga de hambre es el de "la gente que pasa, poco más". Y sólo ruegan "que se nos escuche porque somos un caso de la economía real de este país". Sobre su actividad durante la vida de Romtectabi dicen que "hemos sido un ejemplo en el registro de la propiedad de pago de impuestos y a empleados".
 
Precisamente, Damián Catalín, ciudadano Rumano afincado en España, llegó a nuestro país como peón de albañil, y poco a poco fue prosperando hasta dirigir junto a Julián Martín esta empresa de tabiques y falsos techos.
 
Debido a la situación que soportan en este momento temen que "200 empleados se queden sin su trabajo" después de haber "creado 2.000 puestos de trabajo durante los 7 años en los que ha funcionado la empresa" y "siempre hemos dado beneficios salvo el año que hicimos el cambio de sede". Por supuesto, "siempre hemos pagado los impuestos correspondientes por dichos beneficios".
 
Ante esta situación, han pedido amparo (mediante burofax) al presidente del Gobierno, a la Comunidad de Madrid y al ministerio de Economía, "pero de momento no hemos tenido respuesta".
 
Sin noticias de Obrum
 
Cuando LD se ha tratado de poner en contacto con Obrum, ha descubierto que la página web que figura en el registro como la oficial de la empresa ha desaparecido, www.obrum.com.
 
Por otro lado, las informaciones aparecidas en otros medios escritos, como El Mundo o El País sobre la huelga de hambre del director y el administrador de Romtectabi, señalan que desde Obrum han declinado pronunciarse sobre este asunto. Este domingo, tampoco contesta nadie, salvo la vigilante de seguridad, en las instalacions de Obrum.
 
Estamos dispuestos a morirnos aquí
 
Mientras deciden cómo tratan de recuperar el dinero que, afirman les debe Obrum, continúan bajo el frío y la nieve en el número 97 de Arturo Soria, en huelga de hambre y viendo cómo se deteriora su estado de salud. "Ya me han dado tres síncopes, y el médico me ha pedido que deje la huelga porque tengo problemas de salud", cuenta Julián quien afirma que, en cualquier caso, "estamos dispuestos a morirnos aquí si hace falta" porque "ya no tenemos nada, nada".

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