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METRO LIGERO, A PLENO RENDIMIENTO

El Metro privado de Aguirre no está de huelga

El Metro Ligero, una apuesta personal de Esperanza Aguirre, sigue funcionando. A diferencia del Metro de Madrid, no es público sino privado y está operado por empresas punteras del mundo del transporte y las infraestructuras.

No toda la red de Metro está paralizada, tres líneas, las de Metro Ligero, que discurren al norte y al oeste de la capital, funcionan a pleno rendimiento sin más incidencias que los curiosos que preguntan por qué están abiertas las estaciones. Esta subred, integrada desde hace tres años en la del Metro, está compuesta por tres líneas de tranvías de última generación que fueron una apuesta personal de Esperanza Aguirre en la última legislatura.

Ninguna de las líneas pertenece a Metro de Madrid, con quien comparten billetes e imagen, aunque esta última no del todo, el Metro Ligero dispone de su propio logotipo y de una identidad gráfica diferenciada de la del resto de la red.

El Metro Ligero cuenta con una red de 27,7 kilómetros de vías y 36 estaciones, la mayor parte de las cuales se encuentran al aire libre, una red de tamaño considerable teniendo en cuenta que el Metro de Bilbao tiene 40 kilómetros y 38 estaciones, también en su mayor parte al aire libre.

El material móvil que utiliza el Metro Ligero es diferente al del resto del Metro. En lugar de rápidos trenes como las unidades de la serie 8000 que unen Barajas y Nuevos Ministerios a más de 100 km/h, los tranvías del Metro Ligero son mucho más lentos y de dimensiones contenidas, más parecidas a un autobús que a un convoy de Metro. Discurre por barrios de las afueras con baja densidad de población como Las Tablas, Sanchinarro o Aravaca y por algunos municipios de la corona metropolitana como Pozuelo de Alarcón o Boadilla del Monte cuya distribución poblacional es más dispersa que en la capital.

Un Metro privado, eficiente y moderno

Pero la principal diferencia entre las líneas de Metro Ligero y el Metro propiamente dicho es su titularidad. El Metro de Madrid es una empresa pública desde hace más de 30 años, desde 1978 exactamente, cuando fue intervenida por el Estado. El Metro Ligero es propiedad de dos empresas.

Una de ellas, Metros Ligeros de Madrid S.A, es la propietaria de la línea ML-1, que hace el recorrido entre la estación de Pinar de Chamartín –en la conexión de las líneas 1 y 4–, y la de las Tablas, donde conecta con la línea 10.

La otra, Metro Ligero Oeste S.A, posee las otras dos líneas, la ML-2 y la ML-3. Ambas parten de la estación de Ciudad Jardín, en la línea 10. La ML-3 va a Boadilla vía la Ciudad de la Imagen y la sede central del Banco de Santander. La ML-2 muere en la estación de Cercanías de Aravaca después de atravesar todo el municipio de Pozuelo de Alarcón.

El modelo es radicalmente distinto al del resto de la red de Metro. Ambas empresas se encargaron de construir la red y ahora son las responsables de mantenerla en funcionamiento y de explotarla comercialmente. A cambio de eso disfrutan de la concesión de la línea durante 30 años. La Comunidad de Madrid, por lo tanto, no necesita gastar ni un solo céntimo del contribuyente para mantener un servicio público, que, como debe de ser, sufragan sus usuarios mediante la adquisición de billetes.

Experiencia en la gestión

Metros Ligeros de Madrid S.A es una sociedad participada por la empresa de autobuses ALSA y por la Sociedad de Promoción y Participación Empresarial Cajamadrid. El accionariado principal de Metro Oeste S.A lo componen OHL Concesiones, con un 51%, y Ahorro Corporación, con un 30% de las acciones. Aparte de estas dos, las especialistas en infraestructuras COMSA y Transdev poseen paquetes más pequeños.

Al margen de los socios financieros (Cajamadrid y Ahorro Corporación), las propietarias de la red son empresas punteras en la gestión de sistemas de transporte y grandes infraestructuras. OHL Concesiones, por ejemplo, participa en 22 autopistas de peaje con un total de 4.400 kilómetros repartidos por seis países, en cinco puertos, en un aeropuerto y en dos líneas ferroviarias.

COMSA participa en el tendido de redes de alta velocidad tanto en España como en el extranjero y en varios de las redes de ferrocarriles ligeros nacionales. ALSA, por su parte, es un gigante del transporte por carretera, opera las redes de autobuses urbanos de 20 ciudades y el tranvía de Vélez-Málaga.

Pero lo más importante es que estas tres líneas es que se autofinancian y demuestran que la eficiencia económica y el servicio público son perfectamente compatibles. Exactamente todo lo contrario de Metro de Madrid, un mastodonte público, carísimo de mantener y, tal y como están padeciendo en sus propias carnes millones de madrileños, extremadamente conflictivo.     

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