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El Nobel Stiglitz cree que hace falta más gasto público en EEUU y Europa

A pesar del enorme gasto público comprometido en EEUU y en la UE para luchar contra la crisis con políticas de demanda (neokeynesianismo), para el Nobel Joseph Stiglitz no es suficiente. Además, el economista critica la pasividad del G-20 para diseñar una nueva regulación.

A pesar del enorme gasto público comprometido en EEUU y en la UE para luchar contra la crisis con políticas de demanda (neokeynesianismo), para el Nobel Joseph Stiglitz no es suficiente. Además, el economista critica la pasividad del G-20 para diseñar una nueva regulación.

LD (L. Ramírez) La Administración de Estados Unidos ya ha hipotecado un gasto público de más de 10 billones de dólares para salvar a sus bancos y la Comisión Europea ha aprobado desde septiembre de 2008 más de 50 medidas nacionales para estabilizar el sistema financiero por un valor total de unos 3 billones de euros, pero esto no es suficiente, según el premio Nobel de Economía Joseph Stiglitz.

El economista, gran defensor del gasto público y del déficit para impulsar la demanda, lanza un mensaje neokeynesiano a los gobiernos de todo el mundo: estas enormes cantidades de dinero no son suficientes para superar la crisis financiera internacional y su contagio a la economía real.

El amor de Stiglitz por Keynes quedó patente en un reciente artículo publicado en El País, en el que el economista se congratula del “retorno triunfante de John Maynard Keynes", y explica que regresa el célebre economista inglés porque ha reinado en todo el mundo un "fundamentalismo del mercado", de modo tal que no ha habido regulación y los mercados han operado sin obstáculos, como explica en un artículo reciente el economista Carlos Rodríguez Braun.

Sorprende que Stiglitz no valore la influencia de los dos principales factores que han generado la crisis internacional. Por un lado la política de minusvaloración del tipo de cambio de las divisas de los países emergentes (para basar sus economías en la exportación y lastrar la demanda interna, logrando superávits en la balanza de pagos), y el mantenimiento de los tipos de interés en niveles artificialmente bajos durante más de una década (provocando el exceso de liquidez, la posterior formación de burbujas y su estallido final).

Pero el Nobel obvia todo esto y desde su puesto de “Coordinador de una comisión de expertos de Naciones Unidas sobre la crisis financiera”, cree que el balance de la reciente cumbre del G-20 celebrada en Londres es escaso, tanto en gasto comprometido (1 billón de dólares que se suma a los 4 billones ya aprobados), como en materia regulatoria.

"Tanto en Estados Unidos como en Europa, donde los estabilizadores automáticos juegan un gran papel, el efecto del estímulo es insuficiente", señala en una entrevista que este viernes publica el diario económico galo Les Echos y que ha sido recogida por Europa Press.

Así, indica que de los 800.000 millones de dólares del plan norteamericano recientemente aprobado por Barack Obama, sólo 200.000 se gastarán en 2009, que en su mayoría se hará mediante una bajada de impuestos y una gran parte será compensada por una reducción del gasto a nivel federal, por lo que el plan de Estados Unidos no será "tan fuerte" a corto plazo.

Pero lo que no dice Stiglitz, es que existen otras visiones de la teoría económica que consideran que esta ausencia de gasto público a corto plazo puede ser precisamente la clave para que EEUU comience a remontar el vuelo.

Stiglitz vs Escuela Austriaca

En la economía norteamericana el único mercado que estaba significativamente inflado era el inmobiliario y hasta diciembre de 2008 los precios de las viviendas ya habían caído un 30% desde su punto más alto, lo cual elimina prácticamente toda la sobrevaloración de su precio y permite dar nuevos bríos a este sector. Muchas empresas han quebrado y la economía se está reorganizando con fusiones, adquisiciones y liquidaciones de activos, como recuerda Juan Ramón Rallo, director de Observatorio del Instituto Juan de Mariana,

En esta línea argumental, Rallo explica que “en cierto sentido puede que los políticos hayan llegado demasiado tarde para impedir el ajuste: por ejemplo, aunque se ha impedido que algunos bancos quebraran, estos se encuentran en un estado vegetal a la espera de certificar su defunción o de recapitalizarse cuando la economía se recupere, y sólo en parte se ha evitado que enajenaran sus activos en el mercado.

Lo mismo sucede con el multimillonario plan de Obama; los fondos públicos no empezarán a gastarse hasta bien iniciado 2010 y mientras tanto la economía seguirá ajustándose. Con un poco de suerte, el mercado volverá a ir por delante de los políticos y la economía resurgirá antes de que puedan hundirla definitivamente”.

Así, por ejemplo, el profesor Jesús Huerta de Soto, uno de los pocos economistas en todo el mundo que ha sido capaz de predecir y explicar la crisis con una teoría completa sobre la misma, lleva meses pronosticando que la recesión estadounidense adoptará la forma de V, es decir, una caída muy brusca y rápida que dé paso a una pronta recuperación.... siempre y cuando, como tampoco se cansa de repetir, los políticos no metan su pata sobre las empresas e impiden su reestructuración

De hecho, lo único que le falta a Estados Unidos para volver a crecer es un mayor desapalancamiento que incremente el peso de los fondos propios sobre la deuda acumulada; pero dado que este desapalancamiento ya se ha producido en los activos de peor calidad, el proceso que les queda por delante debería ser menos doloroso que el ya vivido.

Desde el punto de vista político “no hay un ganador”

Continuando con las críticas lanzadas por Stiglitz, el Nobel considera que, desde un punto de vista político, la reciente cumbre ha dado al presidente de Estados Unidos, Barack Obama, la ocasión de desplegar sus dotes diplomáticas y jugar un rol de mediador. "Teniendo en cuenta la delicada posición inicial de Estados Unidos, que era considerada la raíz del problema, logró desactivar la hostilidad potencial", admite el economista.

Sin embargo, insiste en que el balance es "mucho más escaso" en cuanto a la "sustancia" respecto a las cuatro prioridades iniciales: esfuerzo de estímulo global, refuerzo del sistema de regulación, ayuda a los países en desarrollo y prevención del proteccionismo. "No hay un verdadero ganador", agrega Stiglitz.

Por lo que respecta al refuerzo financiero acordado al Fondo Monetario Internacional (FMI) matiza que sólo 19.000 de los 250. 000 millones de dólares concedidos irán a países en desarrollo y que dar al FMI y al Fondo de Estabilidad Financiera más dinero y más responsabilidad "no quiere decir forzosamente que estas instituciones vayan a funcionar mejor en el futuro".

"No hay ninguna garantía de que saquen las lecciones del pasado. Ni siquiera se habla del fracaso del Foro de Estabilidad Financiera. Deberíamos cuestionarnos sobre el sistema de responsabilidad antes de ampliar sus poderes, por eso nuestro informe preconiza una profunda reforma de la gobernanza de las instituciones de Bretton Woods y crear un consejo de coordinación económica global", concluye el premio Nobel.

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