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El nuevo bandazo del Gobierno: más nucleares y menos renovables

En los últimos dos años, el Ejecutivo ha ido soltando el lastre verde, mientras crecía el déficit de tarifa y se destapaba el fraude solar.

Este martes, en el Congreso de los Diputados el PSOE ha votado a favor de la propuesta de CiU para alargar la vida de las centrales nucleares más allá del límite actual, fijado en 40 años. La decisión ha sido polémica y traerá cola, puesto que una de las banderas con las que José Luis Rodríguez Zapatero llegó al poder fue la de la energía limpia y la antinuclear (por cierto, un planteamiento que muchos de sus compañeros socialistas europeos no compartían).

Sin embargo, la realidad ha atropellado, también en esta cuestión al presidente del Gobierno, que ha ido soltando el lastre de su apoyo a la energía verde mientras, al mismo tiempo, comenzaba a matizar sus posiciones respecto a la energía nuclear. Eso sí, Zapatero tendrá que explicar a parte de su parroquia más izquierdista este nuevo cambio, que se suma a todos los experimentados desde hace meses. ICV, por ejemplo, ya ha señalado que el PSOE falla a sus propios votantes al votar a favor de la nuclear, y activistas de Greenpeace han planteado una protesta este mismo martes en la central de Cofrentes.

Sebastian vs Zapatero

La votación no sólo marca un cambio de rumbo absoluto en lo defendido hasta ahora por el Gobierno, sino que también supone un triunfo de Miguel Sebastián frente a su jefe. De entre todos los miembros del Gabinete, precisamente era el titular de Industria uno de los menos entusiastas dentro del Consejo de Ministros en su apoyo a las renovables.

Ya en 2009, Sebastián declaraba que el Gobierno no podía "renunciar a la energía nuclear". Además, desde su departamento salieron los primeros informes que cuestionaban las primas a las renovables. También fueron miembros de su equipo quienes destaparon el fraude asociado a las primas a este tipo de industrias, especialmente en lo que hace referencia a la solar (especialmente comentado fueron los huertos de paneles que producían electricidad incluso de noche, puesto que estaban conectados a generadores de gasóleo).

De hecho, Sebastián ha salido este mismo martes ante los medios a asegurar que no es un cambio en la política del Gobierno "que ha sido el primero que ha definido el concepto de vida de diseño" de una central nuclear "y esa vida de diseño son 40 años". Ha recordado que el concepto de vida útil debe ser determinado por el informe del Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) pero que debe ser el Gobierno de turno el que tome la decisión.

"El Gobierno siempre ha dicho que a partir de los 40 años la primera palabra la tiene el Consejo de Seguridad Nuclear (CSN), que es el que tiene que dictaminar la seguridad de las instalaciones y a partir de ahí el Gobierno decide en función de los condicionamientos de la seguridad del suministro y de condicionamientos económicos, sociales y medioambientales", ha añadido.

Esa política va a continuar, ha asegurado Sebastián, aunque ha puntualizado que "a este Gobierno no le toca ya la prolongación de ninguna central nuclear más allá de los 40 años hasta el año 2021" y que, por lo tanto, "será el Gobierno que esté en el año 2021 el que tenga que tomar esa decisión".

Zapatero, el "antinuclear", y Público cambian de bando

Sin embargo, las palabras de Sebastián casan mal con un Gobierno que ha hecho de la energía verde su bandera. El propio presidente se definió a sí mismo como "el más antinuclear del Gobierno" en una reunión con ecologistas en 2005. Incluso, se enorgullecía hace pocos meses de que las renovables crearían hasta un millón de puestos de trabajo en la próxima década. Además, cuando Obama defendió en EEUU el modelo energético español como el más apropiado para su país, también fue celebrado como un éxito por el Ejecutivo español (aunque luego el Gobierno norteamericano fue alejándose de esta identificación, según crecían las críticas en sus medios).

Poco a poco, la realidad se ha ido imponiendo y el presidente ha tenido que cambiar de bando. Así, primero se anunció que no se lanzarían nuevos planes de impulso a las renovables; luego, que se recortarían las primas prometidas; y, ahora, que se permitirá a las centrales ampliar su vida útil.

Incluso el diario Público, dedicaba su portada de ayer (¿casualidad?) a criticar las subvenciones a las energías renovables, titulando "Los ricos acaparan los huertos solares". Aunque en la información se aseguraba que "la fotovoltaica es, de lejos, la fuente energética más repartida", la información se dedicaba a criticar que muchas grandes empresas y familias adineradas fueran a recibir subvenciones de 30.000 millones de euros en los próximos 30 años.

Inseguridad jurídica frente a realismo económico

El problema de todo esto es que las decisiones del Gobierno, tanto las antiguas como las nuevas, no se desarrollan en el vacío, sino que afectan a miles de empresas, inversores y familias. Así, muchos de los que invirtieron (con toda lógica) en la energía solar, pensando en los rendimientos que les iba a proporcionar su apuesta ahora se ven en la estacada, con unos préstamos que no podrán devolver. Zapatero les prometió 25 años de un determinado nivel de subvenciones que ahora se han recortado. Se esté o no de acuerdo con las primas, lo cierto es que los cambios legislativos aportan inseguridad jurídica a un sector que se había declarado clave para la economía nacional.

Pero claro, con el déficit desbocado y la UE presionando para que España recorte su gasto público, seguir con la apuesta renovable se antoja complicado. Por el contrario, las centrales nucleares ya están construidas y son la fuente de energía más barata. Algunos se quejan de que también estas centrales recibieron ayudas a su construcción. Eso es cierto y puede que fuera un error en su momento, pero lo cierto es que una vez que la instalación está construida y en funcionamiento es una de las fuentes de energía más barata (y menos contaminante) que existen.

Los españoles, tanto empresas como particulares, pagan una electricidad más cara que la media de la UE. Y eso a pesar del déficit de tarifa (deuda con las eléctricas por la diferencia entre el coste y el precio) que en algún momento habrá que pagar. En enero, la luz subió el 10% y podría haber nuevos incrementos en este mismo 2011.

Evidentemente, esta subida ha generado un gran malestar entre los consumidores que le han pedido al Gobierno medidas para atajar una subida en el precio que ha sido constante desde hace varios años. Con el petróleo por encima de los 100 dólares el barril, con España dependiendo del gas argelino (país con una situación política bastante inestable) y con varios planes de recortes de gasto (Tijeretazo, Plan B,...) resultaba difícil explicar a la opinión pública que se mantuvieran las subvenciones a las energías más costosas mientras se cerraban centrales que estaban en perfectas condiciones.

Las primas a las renovables no desaparecerán, aunque se reducen; las centrales tienen hoy un horizonte más despejado, aunque no ha habido una declaración oficial clara sobre el cierre de Garoña, la primera en la lista. Y mientras, el Gobierno seguirá diciendo que no ha cambiado de postura, que Zapatero sigue siendo el presidente más verde de la historia y que las renovables son el futuro: ¿cuántos le comprarán la mercancía a partir de este martes?

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