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ABRÓCHENSE LOS CINTURONES

España y Portugal salen al "campo de batalla" para evitar la suspensión de pagos

El nuevo año comienza como terminó el anterior, con una crisis de deuda pública que amenaza con llevarse por delante a la UE. Portugal está al borde del rescate y España pone sus barbas a remojar al mismo tiempo que solicita más dinero al mercado para poder financiar el agujero de las cuentas públicas.

El nuevo año comienza como terminó el anterior, con una crisis de deuda pública que amenaza con llevarse por delante a la UE. Portugal está al borde del rescate y España pone sus barbas a remojar al mismo tiempo que solicita más dinero al mercado para poder financiar el agujero de las cuentas públicas.

Las semanas navideñas dieron un respiro a la crisis de deuda europea, pero tras la festividad del día de Reyes la tormenta volvió a arreciar y se disparó otra vez la desconfianza de los inversores en la capacidad de la economía española para salir del atolladero. Las dudas sobre Portugal y la falta de credibilidad de Zapatero han vuelto a empujar a España hacia el corredor por el que pasan todos los países antes de suspender pagos: aumento de la prima de riesgo a niveles insostenibles, negativa de los poderes públicos a admitir el problema y rescate a golpe de rebajas en las prestaciones sociales y reformas estructurales.

Lo que está claro es que la economía lusa se prepara para ser rescatada, hundiendo a la banca española, lo que podría derribar el castillo de naipes que ha levantado la vicepresidenta Salgado en sus Presupuestos Generales del Estado. Sí, ese documento que promete un crecimiento del PIB del 1,3% en 2011 y que no se creen ni los técnicos del Ministerio de Economía y Hacienda. Apunten este dato: la exposición de las entidades financieras españolas a la economía portuguesa es de 58.700 millones de euros según datos del Banco Internacional de Pagos de Basilea (BIS), al cierre del segundo trimestre.

Esta cifra comprende créditos, bonos, derivados y cualquier otro tipo de activo que un banco o caja de ahorros pueda tener en balance. Además, el dato hace referencia al prestatario de última instancia, el más fiel para estimar el riesgo asumido.

La exposición del conjunto de las entidades financieras europeas es de 155.700 millones de euros, por lo que España representa un 38% del total. Francia le sigue con 31.276 millones de euros, por delante de Alemania (28.200 millones) y Reino Unido (16.800 millones). Por lo tanto, si hay un país al que le puede afectar un recrudecimiento de la crisis en Portugal es a España, como señalan los analistas de Invertia.

De momento, el gigante Citigroup ha puesto a cada uno en su sitio y en su último informe apunta, sin paños calientes, que la economía española no saldrá de la recesión este año, ya que el PIB volverá a bajar en 2011. Además, en medio del revuelo en torno a la debilidad de los países periféricos, la entidad dice que las tensiones sobre la deuda pública "se mantendrán durante los próximos meses" porque España y Portugal se han convertido en "el campo de batalla" de los inversores. Los analistas de Citi creen que es posible que se produzcan nuevas rebajas de sus calificaciones crediticias, es decir, que las agencias vuelvan a suspender las políticas anticrisis de Sócrates y Zapatero.

El diario Expansión abre el fuego informativo esta semana explicando que Alemania "quiere ganar tiempo" antes de plantear el rescate de la economía lusa. La canciller Angela Merkel "no desea urgir a Portugal para que se acoja al paraguas de rescate europeo, pero los expertos del Ministerio de Finanzas en Berlín y París no confían en que Lisboa pueda refinanciarse a medio plazo sin la ayuda de los fondos internacionales".

El periódico recuerda las informaciones que Der Spiegel publica en la edición que hoy se pone a la venta. La revista se refiere también a la reunión que mantuvieron el pasado viernes en Estrasburgo el titular de Hacienda alemán, Wolfgang Schäuble, y su homóloga francesa, Christine Lagarde, en la que que admitieron que la situación de financiación de Lisboa es desesperada. El interés a pagar por los bonos a diez años supera el 7%, un coste inasumible para las arcas públicas lusas. El de los españoles ya supera el 5,5%.

Esta semana será clave para conocer por dónde respira el mercado. El jueves el Tesoro español afronta su primera emisión de deuda del año, con una colocación de bonos a cinco años. Es decir, que Salgado vuelve a abrir el tenderete con el que financia el gasto público de Gobierno y comunidades autónomas. Vende papelitos a los inversores a cambio de una rentabilidad futura que, como siga subiendo, obligará a las autoridades europeas y al Fondo Monetario Internacional (FMI) a intervenir a España para evitar la quiebra.

Expansión señala que "en Berlín algunos analistas creen que Merkel quiere ganar tiempo hasta la cumbre de jefes de Estado y Gobierno prevista para febrero. Hasta entonces, la canciller podría haber pactado con París una nueva estrategia, ya sea la ampliación del paraguas de rescate, hoy limitado a 750.000 millones de euros, ya una reforma institucional mucho más ambiciosa. Asimismo, la UE intentaría no interferir en los comicios presidenciales de Portugal, que se celebran el próximo día 23. La campaña electoral empezó ayer".

Por su parte, el diario El Economista se queja de la tardanza de los gobiernos europeos a la hora de aprobar planes de ajuste que eviten la tormenta de deuda pública. Su portada es muy ilustrativa: "¡A buenas horas! Los ajustes de Europa ya llegan tarde para Portugal. Los recortes sociales y presupuestarios se han acometido tarde y se llega a situaciones limite, como la que vive ahora Lisboa".

Sobre la emisión de deuda, el periódico dice que esta semana "vuelve a la normalidad" y que "atrás quedan los villancicos, el turrón, las uvas y los regalos de Reyes". Y en el caso del Tesoro Público, termina "casi un mes de vacaciones, puesto que no lleva a cabo una subasta desde el pasado 21 de diciembre": pero "el asueto llega a su fin" porque "retomará la actividad el próximo jueves, 13 de enero, jornada en la que tiene previsto lanzar bonos a cinco años".

En su primera página, el diario dedica un espacio a los problemas de las finanzas públicas catalanas, que "hacen frente a un agujero negro de 10.000 millones anuales". El Economista explica que "oficialmente la clase política catalana" está de acuerdo en asegurar que el crecimiento del déficit -que supera los 7.000 millones- de euros- se debe al "aumento incontrolable del gasto sanitario". Según el nuevo consejero de Economía, Andreu Mas Colell, la sanidad catalana ha registrado en 2010 una desviación de 850 millones respecto a las cifras previstas.

De esta forma, en los Presupuestos, "la partida sanitaria es la de más importe y asciende a 9.624 millones, con un crecimiento de casi 500 millones respecto al año anterior". Es decir, según la suma de las dos partidas, "Cataluña ha gastado en 2010 unos 1.350 millones más en sanidad que en 2009".

Finalmente, Cinco Días, el económico de Prisa pone la crisis de deuda en un segundo plano informativo y se centra en la crisis energética. En concreto, desvela que "el alza del crudo pasa una factura de 7.000 millones a España" y justifica los errores de previsión de Salgado al considerar que "el repunte del precio del petróleo ha descuadrado las cuentas del Ejecutivo". ¡Como si los técnicos ministeriales no supieran que el barril de crudo aumentaría su precio en 2010!

Además,  "las eléctricas preparan la paz con el Gobierno por el conflicto del carbón", después de la subida de la luz del 10% en enero y de la confirmación de que serán los consumidores los que paguen los desmanes de la errática política energética. A las empresas se les obliga a comprar carbón caro e ineficiente porque es español, y el aumento del coste lo soportan los ciudadanos.

Y para terminar, Cinco Días da otra más mala noticia a los emprendedores españoles: "las pymes pagan tres puntos más que las grandes empresas en el Impuesto de Sociedades" La dificultad de las pymes para acceder a las deducciones en el impuesto sobre sociedades "provoca que tributen a un tipo efectivo tres puntos por encima que las grandes empresas. Y ello sucede a pesar de que el gravamen nominal para las pequeñas y medianas empresas asciende al 25% frente al 30% del resto de compañías". ¡Viva la progresividad fiscal de los socialistas".

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