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Grecia culpa a los nazis de su bancarrota por "llevarse todo el oro"

La crisis griega sigue dando que hablar en Europa, especialmente en Alemania, donde los diarios atacan al gobierno heleno. Como respuesta, Papandreou y la prensa local acusan a los nazis de provocar la bancarrota de Grecia por llevarse el oro

La delicada situación económica que vive Grecia ya se ha traducido en disturbios sociales, huelgas generales y acusaciones graves contra el Gobierno por haber ocultado su deuda durante los últimos años, gracias a la inestimable ayuda de los bancos de inversión norteamericanos, especialmente Goldman Sachs. Este viernes, se ha producido un nuevo episodio dantesco en este culebrón.

La prensa europea, especialmente la alemana, ha cargado contra la gestión del viceprimerministro griego, Theodore Pangalos, que ha respondido a la críticas vertidas con un ataque que ha provocado un intercambio de reproches entre los medios germanos y helenos.

Pangalos dijo que los nazis “se llevaron todo el oro del Banco de Grecia y nunca lo devolvieron, así que ahora los alemanes no tendrían que quejarse tanto ni ser tan puntillosos en asuntos económicos".

Esta fue su respuesta a las reticencias de Angela Merkel a que la UE salga en auxilio de la maltrecha economía griega y la revista germana Focus ha recogido el guante. Su portada incluye fotografía trucada de la estatua de la Venus de Milo con el dedo corazón hacia arriba (en un gesto soez) que resume el sentir de sus autores: "¡Que les den!". "Los griegos nos van a sacar el dinero. Y ¿qué pasa con España, Portugal e Italia?", dice el texto que acompaña a la foto en la portada.

La prensa griega reaccionó con rapidez. El diario Eleftheros Typos publica otro fotomontaje del Ángel de la Columna de la Victoria de Berlín empuñando una esvástica.

Visita de los inspectores

Por su parte, el primer ministro griego, George Papandreou, dice que los "peores temores" sobre la economía del país "se han confirmado", y acusa a Nueva Democracia, el partido que estuvo en el Gobierno hasta las elecciones celebradas en octubre de 2009, de haber "huido de sus responsabilidades".

En un comparecencia en el Parlamento tras la visita de los inspectores económicos de la Unión Europea, Papandreou aseguró que el daño es "incalculable" y que ya no se trata sólo de un problema fiscal o financiero, sino que "afecta también a la posición del Estado".

Para el dirigente el deber del Ejecutivo griego ahora es "olvidar el coste político y pensar sólo en la supervivencia del país" y ha subrayado que las políticas llevadas a cabo en el pasado "hacen necesario realizar cambios brutales y reducir los privilegios acumulados". "Sólo hay un dilema: ¿Dejaremos que el país vaya a la bancarrota o reaccionaremos? ¿Dejaremos que los especuladores nos ahoguen o tomaremos nuestro destino en nuestras propias manos?"

Por el momento, Grecia no buscará un rescate del exterior, según el primer ministro, y ningún país pagará sus deudas, porque es "una cuestión de honor y orgullo poner la casa en orden". "Le pedimos a la UE solidaridad y ellos nos pidieron cumplir con nuestras obligaciones. Las cumpliremos. Demandaremos a la Comunidad europea solidaridad y pienso que la recibiremos", ha añadido.

Grecia busca restaurar la confianza de los inversores en sus estadísticas económicas y tranquilizar a los compradores de deuda, después de conocerse el uso de instrumentos financieros, en concreto permutas de divisas, con la ayuda de bancos de inversión como Goldman Sachs, para maquillar su nivel real de deuda pública.

Una misión de funcionarios de la Comisión, el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional (FMI) ha visitado esta semana Atenas con el objetivo de examinar las cuentas griegas y verificar si las medidas de ajuste anunciadas por el Gobierno son suficientes para lograr el objetivo de reducir el déficit un 4% del PIB este año o si por el contrario se requieren iniciativas adicionales.

Funcionarios del Gobierno griego apuntan que los inspectores de la UE han realizado una evaluación algo negativa de la economía del país. Su mensaje es que Atenas incumplirá sus metas de reducción de déficit sin el tipo de recortes de gastos que ya han provocado violentas protestas en Grecia.


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