"El Gobierno es quien la provoca. Nosotros no tenemos otra alternativa que convocarla", afirma Cándido Méndez. Pero, parafraseando a Toxo, El País pregunta: ¿Creen que es una "putada" hacerle una huelga a un Gobierno de izquierdas? "Posiblemente fue una expresión desafortunada".
Y es que tanto Toxo como Méndez tratan durante toda la entrevista de desvincularse del Gobierno y de la idea de que tanto al Ejecutivo como a los sindicatos les conviene que la huelga triunfe, que no sea un éxito rotundo pero sí que el resultado sea positivo.
Según Cándido Méndez el paro general del 29-S "va a tener mucho impacto. La estamos preparando concienzudamente (y es que desde que anunciaron su convocatoria han pasado ya meses. Quizá por eso les ha dado tiempo de prepararla mientras disfrutaban de cruceros o de exquisitos manjares en restaurantes de lujo). "Curiosamente –añade Cándido – es la huelga más necesaria de la historia de la democracia española. (...) Nunca en la historia de la democracia, un Gobierno ha tratado de atacar por tantos frentes a vez los derechos sociales y laborales de los trabajadores como ahora".
Y volviendo a lo anteriormente dicho y al empeño de que quede reflejado su malestar con el Gobierno, el secretario general de UGT afirma: (Zapatero) es el responsable primero y último. Yo no lo puedo identificar con otro que no sea el presidente del Gobierno". Toxo añade: "En el Gobierno hay ganas de que la huelga fracase, evidentemente. (...) Hay quien en su fuero interno considera que las organizaciones de los trabajadores son una especie de incordio, que hay que prescindir de ellas y si el país les da un varapalo no acudiendo a la huelga queda el campo expedito para el avance de la política neoriberal. El objetivo es dar el salto de gigante a la individualización del trabajo".
El periodista de El País apostilla: "Dicen que si fracasa la huelga, adiós sindicatos". El secretario general de CCOO se apresura en negarlo: "En absoluto. El éxito de la huelga no lo aplico tanto en la participación, pero el resultado va a ser bien visible. No contemplo un fracaso de los sindicatos; sería de la sociedad española que resignadamente asumiría que sólo hay una manera de enfrentarse a esa situación. (...) El movimiento sindical está en permanente evolución y los sindicatos en España hemos demostrado una capacidad de adaptación a las nuevas circunstancias sociales y económicas, como ninguna organización".
"Estos sindicatos tienen acreditada independencia"
Ignacio Fernández Toxo no se ruboriza en negar que con un gobierno del PP no hubieran convocado una huelga mucho antes (y con más virulencia). "Es incierto que con un gobierno del PP hubiéramos convocado una huelga hace tiempo. Estos sindicatos tienen acreditada independencia (¿ha olvidado Toxo de dónde viene el sindicato que dirige y el de su compañero de andanzas?) como para no vincular sus decisiones al color de los Gobiernos. Ahora se insinúa que la huelga va a provocar la anticipación de la llegada del PP al Gobierno. Primero, no hay convocadas elecciones; segundo, la huelga no está convocada para cambiar el Gobierno, sino para que el Gobierno cambie las políticas".
Y para acreditar que lo que dice es cierto, no vaya a ser que algún manifestante despistado el miércoles pida un cambio de gobierno, cuenta: "Se han escuchado gritos de ¡Zapatero dimisión!, pero yo no he escuchado ¡Rajoy al Gobierno!
Cándido Méndez también señala lo que se comenta por ahí: "Hay quien dice que el mejor aliado de Zapatero es Rajoy. A lo mejor ahora hay que decir que el mejor aliado de Rajoy es Zapatero". Y vuelta al victimismo: "El ataque tan virulento que sufrimos las organizaciones sindicales por parte de los que utilizan la libertad de información en el fondo expresa que el PP tiene más preocupación que el Gobierno por el alcance de la huelga, porque puede ser un revulsivo social de consecuencias irreversibles. Para nosotros muy esperanzadoras".
Y desde luego no podía faltar la crítica a Esperanza Aguirre, en El País y por parte de los sindicalistas: "Están aquellos o aquellas que quieren ser el perejil de todas las salsa, como ocurre en la Comunidad de Madrid" (Toxo, dixit). Y Méndez añade: "Lo más estridente siempre es lo de Madrid. En cualquier escenario siempre gravita el hecho de que la presidenta quiera ser alternativa al Gobierno de la nación siendo previamente alternativa al líder de la oposición y, claro, eso contamina las decisiones políticas, porque se ve como la referencia de la derecha más dura y neoriberal. Antes en Madrid había otro gobernante de derechas y no ocurría lo mismo".