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GUERRA DE OFERTAS

La duda de las cuentas nómina: ¿prefiere regalo o descuento?

La cuenta nómina es uno de los productos, junto con las hipotecas, más comercializados por las entidades para conseguir una vinculación a largo plazo con el cliente, que puede beneficiarse de la enorme competencia analizando entre las diferentes ofertas cuales se ajustan mejor a sus necesidades.

Tener una nómina domiciliada supone para el banco o caja una puerta abierta para la contratación de multitud de productos, es por ello, por lo que existe cada vez más competencia entre entidades para captar nuevos clientes o hacerse con los de otra, tendencia que la situación actual de crisis no ha hecho más que acrecentar.

Los reclamos o instrumentos son cada vez más variados. Si hasta hace pocos años se basaban casi exclusivamente en un “regalo”, en la actualidad este compite con productos sin comisiones, o devoluciones de un porcentaje de los recibos de servicios básicos a la vez que los regalos son cada vez de mayor valor. Ante tanta oferta ¿Qué es lo que debemos hacer?

En primer lugar comparar y ver las condiciones, y para ello a través de www.iahorro.com podemos de forma rápida y sencilla conseguir toda la información sobre las ofertas en vigor. Tras ello recomendamos como segundo paso, un criterio práctico, de poco sirve que una Caja de Ahorros en la otra esquina del país nos guste, si no tenemos una oficina física o un servicio de banca online que cubra todas nuestras necesidades.

Disponiendo ya de toda la información, el inconveniente principal a la hora de elegir es que a diferencia de otros productos no se pueden comparar tan fácilmente la oferta económicamente más rentable. En un depósito podemos ver rápidamente cual nos ofrece un mejor interés, pero comparar si es más beneficioso económicamente un televisor o que nos devuelvan el 3% del recibo de la luz durante cinco años es bastante más complicado.

Regalos con truco

Leer atentamente las condiciones de las ofertas es fundamental para evitar sorpresas desagradables como pago de impuestos, gastos y otras comisiones. Volviendo al ejemplo de una televisión valorada en 600 euros, esta remuneración puede estar sujeta al pago de una retribución en especie, tener unos elevados gastos de envío o incluso obligarnos a la contratación de otros productos financieros como tarjetas, que sumando sus cuotas anuales pueden hacer que donde había 600 euros se convierta en menos de la mitad.

Otro de los errores más comunes es aceptar una vinculación con el banco o caja, la cual nos puede obligar a mantener la nómina y recibos domiciliados durante plazos de hasta 5 años e incluso a tener otros productos contratados bajo penalización de devolver el valor económico del regalo si se decide romper el contrato con anterioridad. Aceptar estas condiciones lleva a que el cliente pierda la capacidad de cambio para otros productos que considere interesantes en el futuro además del coste económico.

También existen límites en las ofertas que podemos conseguir en productos financieros . Por ejemplo es muy común la gratuidad de una tarjeta durante el primer año o seguros de accidentes. La mayoría de ellos se renuevan automáticamente, por lo que si no le interesa continuar con estos productos no debe olvidarse de solicitar su baja o cancelación antes de la renovación. Nuestra legislación establece que se pueden cobrar comisiones por prestaciones de servicios o solicitud de productos por parte del cliente, lo cual suele realizar a la hora de abrir la cuenta y domiciliar la nómina, y por tanto el banco o caja le puede cobrar hasta que no diga lo contrario.

Respecto a las devoluciones de un porcentaje de los llamados recibos “básicos” (luz, agua, gas, teléfono…) también suelen existir límites tanto en cantidad (importe máximo de devolución) como en algunos casos temporales limitando la oferta durante los primeros años.

Por todo ello, debe poner siempre valorar más el beneficio a largo plazo que a corto , teniendo en cuenta tanto la  libertad si quiere cambiar en el futuro de entidad sin coste como la posibilidad de conseguir mejores condiciones en el futuro en productos como préstamos al consumo o hipotecas, que si bien en el presente puede que no sean necesarios si lo pueden ser en el futuro.

En Libre Mercado

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