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La guerra de divisas deriva en control de capitales

La depreciación del dólar ha desatado una guerra de divisas a nivel mundial, en la que grandes potencias y emergentes buscan fórmulas para frenar el alza de sus divisas. La nueva batalla se traslada al control de capitales: Brasil y Tailandia imponen nuevos tributos a los inversores extranjeros.

La guerra de divisas avanza a nivel mundial. La política monetaria que viene desarrollando la Reserva Federal de EEUU (FED) busca depreciar el dólar con el fin de combatir la crisis financiera y económica. Grandes potencias y países emergentes ya están reaccionando a esta estrategia, ya que el envilecimiento del billete verde se materializa en una creciente apreciación de sus respectivas divisas, con los consiguientes efectos negativos sobre sus exportaciones.

Así, por ejemplo, hace escasas semanas el Banco de Japón (BoJ) decidió intervenir su mercado monetario para depreciar el yen, cuyo valor se sitúa en máximos de 15 años respecto al dólar. Su estrategia permanece inamovible en este ámbito. El ministro de Finanzas nipón, Yoshihiko Noda, señaló el martes que su Gobierno seguirá adoptando medidas para tratar de evitar el alza de su tipo de cambio. Todo apunta, pues, a nuevas rondas de intervención por parte de Japón.

Sin embargo, la nueva batalla se está trasladando ya al mercado de capitales. Tailandia también anunció el martes que va a imponer una retención fiscal del 15% a las ganancias de capital que obtengan los inversores extranjeros. Y es que, los bajos tipos de interés que han impuesto los bancos centrales de las grandes potencias desarrolladas están empujando a los inversores globales a aprovechar las mayores rentabilidades que ofrecen los países emergentes, un creciente flujo de capitales que contribuye a la revalorización de sus respectivas monedas.

No es el único. Brasil anunció la semana pasada que estudia subir al 4% la fiscalidad para frenar la entrada de capitales. Este tributo se aplicará sobre las inversiones extranjeras de bonos y otros activos financieros para combatir la apreciación del real brasileño. No se descarta que esta medida sea imitada por otros países emergentes, tanto en Asia como en Latinoamérica.

Hasta el momento, los países exportadores han venido empleando tres medidas para combatir la caída del dólar y la consiguiente apreciación de sus monedas:

1. Países como Corea del Sur, Australia, Filipinas e Indonesia están retrasando el alza de los tipos de interés que tenían previsto, bajo el argumento de que una menor restricción monetaria ayudará a reducir la entrada de capitales en sus respectivas economías nacionales.

2. Otros, como el caso de Japón, Perú o Colombia apuestan por intervenir directamente el mercado de divisas mediante el aumento de sus reservas de dólares. En este sentido, el Gobierno colombiano adoptó el miércoles las primeras medidas para contener la depreciación del dólar frente a la moneda nacional, el peso, entre ellas el pago en el exterior de dividendos por parte de la petrolera estatal. El peso se ha apreciado un 12% en lo que va del año con sus consecuentes efectos negativos sobre los ingresos del sector exportador.

El ministro colombiano de Hacienda, Juan Carlos Echeverry, dijo a la prensa que entre las medidas que se tomaron está un acuerdo entre el Ejecutivo y la Empresa Colombiana de Petróleos (Ecopetrol, estatal) sobre el pago de dividendos a los accionistas. La medida implica el desembolso en el exterior de 1.400 millones de dólares, según el alto cargo, que indicó que también se acordó la presentación al Legislativo, con carácter de urgencia, de un proyecto de ley para reformar el impuesto del 4 por 1.000 a las transacciones financieras.

Los analistas consideran que Corea del Sur también ha intervenido su moneda en diversas ocasiones, aunque no de una forma tan explícita como Japón, mientras que Filipinas se muestra cada vez más preocupado por la apreciación de su divisa.

3. La tercera medida consiste en aumentar el control de capitales, tal y como han hecho Tailandia y Brasil. Estos países están recibiendo un gran flujo de capitales en los últimos meses. Así, mientras que los extranjeros invirtieron en bonos tailandeses apenas 730 millones de dólares en 2009, esta cifra se ha disparado hasta los 4.000 millones en los diez primeros meses de 2010. El último en subirse al carro es India: su banco central también está estudiando nuevas medidas contra la "amenaza potencial" de los flujos de capital extranjeros.

China, actor clave del tablero

Mientras, China juega su propia partida en el tablero de la guerra monetaria internacional. De momento, se niega a revaluar su moneda, tal y como viene exigiendo EEUU, la UE y el Fondo Monetario Internacional (FMI). El yuan está ligado al dólar y las autoridades de Pekín siguen apostando por los estímulos fiscales (gasto público) y monetarios (expansión crediticia a un ritmo próximo al 20% anual) para evitar la apreciación del yuan respecto a otros divisas, con el fin de seguir incentivando sus exportaciones, principal motor económico del país.

Entre las grandes potencias, el Banco de Inglaterra mantiene su política de expansión monetaria (quantitative easing) para depreciar la libra, algo que por cierto ya se está traduciendo en inflación (3% interanual), mientras que el Banco Central Europeo (BCE) es el único que, por el momento, parece mantenerse inmóvil. El euro sigue el alza y supera ya la barrera de los 1,40 dólares.

La guerra de divisas se sigue materializando en un aumento en el precio del oro.

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