LD (M. Llamas) Los líderes del planeta reunidos en Londres pretenden configurar un "nuevo orden mundial" en el ámbito económico y, por ende, también geopolítico, consistente en reestructurar las bases financieras que hasta el momento han sostenido la economía global. La eliminación de los paraísos fiscales, la aprobación de una regulación financiera mucho más estricta y la aplicación de nuevos planes de estímulo económico centran la agenda de los líderes mundiales. Sin embargo, el debate sobre las recetas económicas esconde una pugna mucho más profunda. Las grandes potencias, tales como Rusia y, sobre todo, China, ven en la crisis su oportunidad para desbancar a Washington del trono.
La historia demuestra que la caída de los imperios suele tardar décadas. En este sentido, algunos analistas hablan ya abiertamente del inicio del fin de la hegemonía estadounidense. Y los últimos datos al respecto apuntan, precisamente, en esta dirección. No es casualidad que Pekín y Moscú se hayan puesto de acuerdo en su pretensión de sustituir el dólar como moneda de reserva internacional. Y es que, la hegemonía del billete verde resulta clave a la hora de poder comprender la gran capacidad de endeudamiento que posee la primera potencia mundial.
Los planes de Obama dependen de Pekín
En este sentido, China es el principal acreedor de la economía estadounidense, ya que es el mayor comprador de letras del Tesoro. Sin embargo, el régimen de Pekín parece cada vez más dispuesto a emplear la denominada opción nuclear en materia económica, consistente en reducir paulatinamente su compra de bonos, justo en el momento en el que el Gobierno de EEUU precisa de una financiación exterior récord con el fin de sufragar sus costosos planes de estímulo económicos y rescates financieros. De hecho, el Administración estadounidense ha comprometido ya cerca de 12,8 billones de dólares en sus distintos programas de rescate público, casi el 88% de su PIB, informa Bloomberg.
La creciente preocupación de China acerca de la seguridad de sus ingentes inversiones en bonos y dólares se ha materializado en un intento por crear una nueva divisa internacional para sustituir al dólar. La estrategia de China ya está en marcha. Su objetivo, liderar el "nuevo orden mundial". No obstante, Washington está a merced de la financiación del régimen de Beijing. Depende del crédito extranjero. Algunos datos apuntan a que no se trata de un farol. Así, tal y como publica el diario francés Le Figaro, no es casual que "unos días antes del inicio del G-20, China ha montado una ofensiva sobre el papel del dólar y la reforma del FMI".
¿Hacia una nueva divisa mundial?
El Gobernador del Banco Central de China, Zhou Xiaochuan, ha reiterado la urgencia de reformar el sistema monetario mundial. Un llamamiento inédito hasta ahora. "En noviembre, el Gobierno chino fue a la cumbre del G-20 celebrada en Washington con un perfil bastante bajo", centrándose en la "cooperación" internacional, señala un observador pekinés.
Sin embargo, ahora acude a Londres con la reivindicación de crear una "superdivisa" mundial, y ello en colaboración con Rusia, India y el conjunto de los países emergentes. Todo un desafío al liderazgo monetario de EEUU, aunque Pekín es consciente de que su plan no es a viable a corto plazo.
Mientras, en cuanto a la reforma del FMI, Pekín aspira a ganar peso. El viceprimer ministro chino Wang Qishan expresó recientemente el deseo de su régimen de incrementar su influencia política en el organismo ante de aprobar ninguna reforma sustancial que implique la dotación de más fondos a la entidad. Todo ello indica que, pese a que la hegemonía de EEUU es todavía indudable, el órdago ya ha sido lanzado y la partida de póker acaba de comenzar.