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Las VPO que va a subastar Gallardón, convertidas en una ruina tras años de abandono

Los vecinos que han visto durante este verano como Gallardón quiere subastar sus viviendas llevan años sufriendo el abandono en el que la EMVS ha dejado sus casas, edificios construidos con materiales de baja calidad y que, además, no han recibido los cuidados mínimos exigibles a un casero.

No sólo se sienten vendidos ahora, ya antes de que Gallardón decidiese subastar sus casas a empresas privadas los vecinos de las promociones de viviendas en alquiler de la EMVS han sido completamente abandonados a su suerte en unos edificios construidos con materiales de baja calidad y con las que el Ayuntamiento no ha cumplido con las mínimas responsabilidades de mantenimiento de un casero.

Para conocer de primera mano estos problemas visitamos una promoción en San Chinarro que es una de las cuatro que va a subastarse y cuyos problemas son muy parecidos a los de sus compañeras de infortunio. En tan sólo cinco años prácticamente todos los equipamientos de las viviendas funcionan deficientemente y, lo que es peor, cuando por cualquier razón algo se estropea el plazo para arreglarlo puede ser de años, si es que se llega a arreglar.

Esa es la situación en los garajes de la finca, donde por cierto han sufrido varios robos y algunos hasta en una docena de vehículos en una noche: partes del techo se han desprendido dejando a la vista el ladrillo de la obra. Hay varios agujeros impresionantes y en ocasiones los materiales han caído sobre los vehículos estacionados. Al menos uno de los vecinos ha presentado desde hace dos años la correspondiente queja, pero el tremendo desconchón sigue allí.

No es el único problema en los garajes: grietas más que llamativas decoran buena parte de las paredes, grietas de un tamaño que era imposible encontrar en los edificios del barrio de la central térmica de Vallecas que fueron derribados por una presunta ruina inminente.

Víctimas del vandalismo, por dos veces

Otros problemas en las viviendas han venido de la mano de un vandalismo que ha sido consentido desde la propia EMVS, que ha permitido a algunas familias provenientes de realojos comportarse "como les ha dado la gana", tal y como nos cuenta un vecino.

En uno de los portales de la promoción que visitamos, por ejemplo, los buzones quedaron completamente destrozados, tras la correspondiente queja los vecinos han pasado meses y meses recogiendo sus cartas en un supermercado cercano.

Hasta tal punto han llegado estos problemas que uno de los pisos de esta promoción ha sido ocupado ilegalmente, y en dos ocasiones, por la misma familia. Que efectivamente cuando realizamos este reportaje estaba tan ricamente en un piso que, según alguno de los vecinos, está concedido a una persona con un importante grado de minusvalía.

La calidad, tan mala como el mantenimiento

En muchos de los problemas que sufren los vecinos se unen claramente la baja calidad de la construcción con el mantenimiento nulo que se ha hecho después: zonas con una pintura que en sólo cinco años aparenta tener más de veinte, baldosas partidas por doquier, farolas rotas y algunas incluso con los cables al aire.

Incluso algunos problemas resultan poco menos que grotescos porque muestran una planificación patética antes de comenzar las obras: las vallas que rodean los edificios (y que son esenciales para la seguridad de los pisos en los bajos) tienen una altura tan baja que hasta los niños las saltan. A tal punto ha llegado ese problema que algunos vecinos se han visto obligados, al encontrarse en varias ocasiones con personas en su terraza, a colocar alambre de espino.

Eso si la valla sigue en pie: como podemos comprobar de primera mano en San Chinarro un buen tramo de la valla se rompió tras el robo de un coche y el posterior accidente (otra muestra de la seguridad de la zona) y desde hace meses sigue sin que los responsables de la EMVS hayan hecho la reparación correspondiente.

En otra promoción lo que no funcionan desde hace mucho tiempo son los telefonillos, tal y como nos cuenta uno de los vecino. "Afortunadamente", nos dice con ironía, "siempre hay alguna puerta rota porque cuando han estado todas cerradas no han podido acceder los carteros o algunos servicios de emergencia".

Las zonas ajardinadas, por llamarles de algún modo, no escapan al lamentable estado de todo lo demás: lo mejor que pueden ofrecer los "jardines" de las casas es que no haya nada plantado en ellos y aparecer como un yermo, porque donde hay plantas éstas toman el aspecto de un descampado en cualquier zona de clase baja del extrarradio de una gran ciudad.

Todos estos problemas, y muchos otros que no tenemos espacio para reseñar, deberían haber sido solucionados por la EMVS, que tiene la obligación contractual de realizar el mantenimiento de unos edificios que son de su propiedad, como cualquier casero tiene que mantener el piso o la casa que alquila.

Y por si esto no fuera suficiente, ahora, después de años de no cumplir con sus obligaciones y de abandonar a los vecinos con sus problemas Gallardón y la EMVS les dan la puntilla con la subasta de sus viviendas.

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