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Reino Unido dejará de contratar extranjeros cualificados para salvar licenciados nacionales

Las críticas al proteccionismo económico en Reino Unido se han quedado en agua de borrajas. El secretario de Estado de Inmigración quiere limitar la llegada de extranjeros cualificados para que los nacionales recién licenciados tengan más fácil acceder a un puesto de trabajo.

La crisis impulsa el proteccionismo
Las críticas al proteccionismo económico en Reino Unido se han quedado en agua de borrajas. El secretario de Estado de Inmigración quiere limitar la llegada de extranjeros cualificados para que los nacionales recién licenciados tengan más fácil acceder a un puesto de trabajo.

LD (L. Ramírez / M. Llamas) Poco ha durado el mensaje anti proteccionista que se acordó en la Cumbre del G-20 en Washington para afrontar la crisis internacional. El traslado de la tormenta financiera a la economía real ha tirado por tierra las pretensiones de los jefes de Estado de los países desarrollados de no cerrar las fronteras y ahora cada país quiere hacer la guerra por su cuenta, lo que dificultará aún más la vuelta a la senda del crecimiento económico.

Primero el presidente de EEUU, Barack Obama, incluyó en su paquete de estímulo económico una cláusula proteccionista bajo el sugerente título de “Buy American” (compra productos americanos), una iniciativa que la Unión Europea quiere denunciar ante la Organización Mundial del Comercio (OMC). Ahora los británicos quieren llegar aún más lejos.

Según publica el rotativo británico The Independent, el Gobierno de Gordon Brown quiere restringir las llegadas de extranjeros que tengan cualificaciones profesionales, con el objeto de facilitar la inserción laboral de los ciudadanos británicos que se gradúan en las Universidades del país. Este verano 400.000 jóvenes autóctonos abandonan las aulas para comenzar a trabajar y el Ejecutivo no quiere que se queden sin empleos por estar ocupándolos personas de fuera de la Unión Europea.

Según el secretario de Estado de Inmigración, Phil Woolas, la intención es que el sistema de puntos instaurado en Reino Unido para regular la llegada de extranjeros se endurezca “para mantener los mayores niveles posibles de empleo cualificado británico”. El Gobierno prevé que entre 10.000 y 18.000 foráneos licenciados lleguen al país este verano.

Woolas quiere dejar claro que esta iniciativa no responde al momento de alta conflictividad social que se está viviendo en Reino Unido aunque las dudas sobre su intención son más que notables. Las huelgas contra la contratación de trabajadores extranjeros continuaron este miércoles, mientras siguen las negociaciones para buscar una solución y el Gobierno se afana por evitar una campaña proteccionista y antieuropea que ha creado él mismo.

De hecho, los trabajadores británicos tildan de "escandalosa" la contratación de empleados foráneos y han exigido al primer ministro británico, Gordon Brown, que cumpla su promesa hecha el pasado año de garantizar "empleos británicos para los trabajadores británicos".

Según el plan de puntos recientemente implantado –el que Woolas pretende endurecer ahora- las personas con una alta cualificación que acudan a Reino Unido de fuera de la Unión Europea pueden trabajar sin restricciones. Se trata de científicos, especialistas de telecomunicaciones, juristas y empleados de servicios financieros, entre otros colectivos. En cambio, los graduados “normales”, es decir, de menor perfil académico, sólo pueden quedarse en el país inicialmente durante dos años.

Fuentes del Gobierno de Gordon Brown aseguran que la propuesta de Woolas es “una opción” de las que se barajan y afirman que todavía no se ha tomado una decisión al respecto en Downing Street. El plan será discutido por los ministros británicos durante las próximas semanas.

“Trabajos británicos para empleados británicos”

Precisamente, el primer ministro británico insistió este miércoles en condenar el proteccionismo como el "mayor peligro al que se enfrenta el mundo", pese a la contestación generada en Reino Unido contra la contratación foránea y la demanda de amparo laboral para los nacionales que, para el líder conservador, David Cameron, es "culpa" de la promesa de Brown de "trabajos británicos para los trabajadores británicos".

En la sesión de control al Gobierno en el Parlamento, Cameron aprovechó la cadena de protestas convocadas en la industria energética por el reclutamiento de mano de obra en el extranjero para reprochar al mandatario las palabras que pronunció en septiembre de 2007 en el Congreso laborista, tan sólo tres meses después de ser investido, y que son actualmente empleadas por los miles de manifestantes como lema principal de las movilizaciones.

Sin embargo, Brown incidió en su mensaje capital de los últimos meses, el de que una apuesta por el proteccionismo en reacción al actual contexto de crisis representa el "mayor peligro", y retomó su propuesta de acordar en el panorama internacional un paquete de estímulos fiscales y monetarios que permitan la salida de la recesión en la que ya se encuentran oficialmente las principales economías del planeta y, a continuación, iniciar una senda de recuperación.

Así, recurrió a sus intervenciones en los foros internacionales, en los que dijo "haber dejado claro" que Reino Unido está "lejos del proteccionismo", pese a que, para Cameron, la declaración en su primera intervención en el cónclave de su partido desde que se mudara al número 10 de Downing Street transmite un "eslogan oportunista" preparado para "complacer los miedos de la gente". "Y lo sabía", añadió.

Cameron: “Brown toma a la gente por tonta”

Por ello, exigió al mandatario que "pida reconozca y disculpas por su gigantesco error", en lugar de "retorcerlo" con argumentos con los que "toma a la gente por tonta". "Va por ahí diciendo no al proteccionismo en las cumbres internacionales y aquí consiente ante los miedos de la gente" con frases como la ahora famosa "trabajos británicos para los trabajadores británicos".

Un "error de juicio" por el que se mostró convencido de que Brown "siente vergüenza", pese a que el primer ministro le replicó que "el verdadero error de juicio habría sido no hacer nada durante este tiempo", en alusión a la fórmula bajo la que siempre alude a los conservadores: "El partido de no hacer nada".

"Estamos creando trabajos, estamos formando a la gente", recordó, en alusión a las iniciativas adoptadas para mejorar la capacitación de los desempleados británicos e incrementar sus posibilidades de reincorporación al mercado laboral.

Conflictividad, agresiones y huelgas

Mientras, la evolución de las protestas mantiene su curso, después de que la primera oferta puesta sobre la mesa por la mediadora laboral encargada por el Gobierno ASCA fuese rechazada por los representantes de los trabajadores de la refinería de Lindsey, tercera del país y donde se desencadenó una polémica en la que subraye el temor de los ciudadanos por el futuro laboral, cuando la tasa de paro ha subido al 6,1% y son cerca de dos millones las personas que se encuentran sin empleo.

El problema surgió a raíz de la concesión de la construcción de una planta desulfuradora a una empresa italiana que aportó su propio personal, compuesto por italianos y portugueses, que según los empleados británicos son remunerados en las islas con el salario mínimo, frente a sus retribuciones por lo general superiores. Por ello, entre las demandas de los paros figura una reforma normativa que impida esta posibilidad, especialmente en un contexto de crisis como el actual, en el que las compañías aspiran a recortar costes en todos los apartados.

La petrolera Total, en el centro de la discordia

Sin embargo, la empresa afectada, la francesa Total, ha insistido en que no discrimina a los ciudadanos británicos y que los sueldos son parejos de modo que, aunque en principio había trascendido que la oferta de la negociación que comenzó el lunes planteaba que la mitad de los que tomen finalmente parte en el proyecto sean británicos, un total de 100, finalmente las posibilidades de colocación de nacionales se reducían a un 25 por ciento y, por tanto, la propuesta fue rechazada.

Con todo, el acuerdo podría estar próximo, después de que los principales sindicatos del país, Unite y GMB, recomendasen aceptar las propuestas y mantener la concesión en manos de la italiana Irem, que se hizo con el proyecto en un concurso al que concurrieron cinco compañías británicas y dos del resto de Europa.

La compañía transalpina aportó su propia mano de obra, lo que ha supuesto ya el traslado de cerca de 200 italianos y portugueses, a la espera de que lleguen unos 300 más a partir del mes próximo. Los trabajadores han sido ubicados en barcos anclados en el muelle de la ciudad de Grimsby, de los que se les ha advertido de que limiten sus salidas para evitar conflictos en la localidad debido a la alta sensibilidad de la polémica, que podría trasladarse a otros sectores como el de la construcción.


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