Menú

Un fundador de Greenpeace sale en defensa de la energía nuclear para reducir el efecto invernadero

Patrick Moore, fundador de Greenpeace, ha escrito un artículo en el diario The Washington Post en el que hace una defensa de la energía nuclear, que "puede ser justamente la fuente energética que salve a nuestro planeta de otro posible desastre: el cambio climático catastrófico". Moore recalca que "la energía nuclear es la única energía a gran escala y barata que puede reducir" las emisiones de CO2. Recientemente el Ministerio de Medio Ambiente ha reconocido a la Comisión Europea que España ha aumentado sus emisiones desde 1990 un 48%, por lo que inclumplirá Kioto pese al enorme coste de haberlo adoptado.

Patrick Moore, fundador de Greenpeace, ha escrito un artículo en el diario The Washington Post en el que hace una defensa de la energía nuclear, que "puede ser justamente la fuente energética que salve a nuestro planeta de otro posible desastre: el cambio climático catastrófico". Moore recalca que "la energía nuclear es la única energía a gran escala y barata que puede reducir" las emisiones de CO2. Recientemente el Ministerio de Medio Ambiente ha reconocido a la Comisión Europea que España ha aumentado sus emisiones desde 1990 un 48%, por lo que inclumplirá Kioto pese al enorme coste de haberlo adoptado.
(Libertad Digital) En 1971, en Vancouver, Patrick Moore y otros fundaron la organización ecologista Greenpeace, organización de la que se ha distanciado hasta desvincularse por completo. Entonces, reconoce Moore, "creía que la energía nuclear era sinónimo de holocausto nuclear, como la mayoría de mis compatriotas (…) Treinta años más tarde, mis puntos de vista han cambiado y el resto del movimiento ecologista necesita actualizar los suyos". De hecho la de Moore no es la primera voz ecologista que ha revisado sus opiniones en torno a la energía del átomo, precisamente teniendo en cuenta que es una energía limpia y que no emite CO2.
 
Moore, que ha sido presidente de Greenpeace durante siete años, cita el caso de James Lovelock, padre de la teoría Gaya, que "cree que la energía nuclear es el único camino para evitar un cambio climático catastrófico". También cita a Stewart Brant, fundador de Whole Earth Catalog, o el "obispo británico Hugh Montefiore, fundador y director de Amigos de la Tierra", que "fue obligado a dimitir del consejo del grupo tras haber escrito un artículo pro nuclear en una hoja parroquial". El científico considera que sigue habiendo problemas con la energía nuclear, que considera cara y con cuestiones de seguridad. Además, señala, puede ser objeto de ataques terroristas y su uso se puede dirigir a la fabricación de armas. Pero los riesgos dependen del uso que se haga de dicha energía, y en la actualidad la nuclear evita la emisión de 2.500 millones de toneladas de CO2 al año.
 
La nuclear es una energía barata, con un combustible relativamente abundante y con la capacidad de atender una amplia demanda, que además está en gran crecimiento. Se calcula que de 2000 a 2030 la demanda mundial de energía crecerá un 40 por ciento. A pesar de todo ello ha despertado muchos recelos por el lado de la seguridad, con dos vertientes: las centrales nucleares y los residuos. Por lo que se refiere a las centrales, el accidente más peligroso ocurrido en una democracia fue en Estados Unidos, en la central de Three Mile Island. Ocurrió en 1979, las medidas de seguridad funcionaron como estaba previsto y no hubo fugas de radiación que afectaran a la población. En el caso de Chernobyl, la central no cumplía ninguna de la veintena de normas de seguridad exigidas, por ejemplo, en un país miembro de la Unión Europea. Por lo que se refiere a los recursos, hay ya soluciones incluso para los de larga duración.
 
España se aleja de Kioto
 
El motivo que ha llevado a Patrick Moore y otros ecologistas a defender la energía nuclear es que contribuiría a atender las necesidades energéticas del mundo sin emitir CO2, que contribuye al efecto invernadero y en consecuencia al calentamiento de la Tierra. El principal gas de efecto invernadero es con diferencia el vapor de agua, seguido del CO2, una parte pequeña del cual es emitido por el hombre. Para controlar las emisiones de la industria de ciertos países nació el protocolo de Kioto, por el que España se comprometió a no superar en el período 2008-2012 sus emisiones de 1990 en un 15 por ciento.
 
Recientemente, el Ministerio de Medio Ambiente ha reconocido a la Unión Europea que las emisiones de 2004 superaron a las de 1990 en un 47,87 por ciento, lo que deja a España como el país desarrollado en que más han crecido. España incumple Kioto por una enorme diferencia, pese a que el tratado tendrá un coste para España de no menos de 20.000 millones de euros, hará que se pierdan más de 600.000 empleos y que los precios suban al menos en dos puntos.

Temas

En Libre Mercado

    0
    comentarios