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Marlene Dietrich urdió un plan para matar a Hitler

El plan era sencillo: desnudarse ante él para no despertar suspicacias. Y allí, en la intimidad, una vez embriagado con sus encantos... matarle.

El plan era sencillo: desnudarse ante él para no despertar suspicacias. Y allí, en la intimidad, una vez embriagado con sus encantos... matarle.

El cómo es lo que se pregunta La Otra Crónica de El Mundo. La actriz alemana planeaba entrar desnuda en sus aposentos, de modo que difícilmente podría portar algún arma de fuego. No es que fuera demasiado elaborado.

Según la biografía Marlene: a personal biography, de Charlotte Chandler, la diva alemana, que por aquel entonces –corrían los años treinta- era sinónimo de sexo y sofisticación, ahonda en el controvertido plan de la estrella para acabar con Hitler.

Consideró una horquilla para el pelo envenenada, pero su amante de entonces, el galán Douglas Fairbanks, rehusó ayudarla. "Por suerte, no pudo llevar a cabo el asesinato porque no supo cómo completar la estrategia", pone la autora en boca de Fairbanks, que no duda de que la actriz "se habría jugado la vida si hubiera sabido que tenía alguna opción de éxito".

Y añade: "Era una persona totalmente desinhibida; algo perfectamente comprensible solo con ver su cuerpo".

John Wayne, Yul Brynner, Burt Lancaster, James Stewart y Barbara Stanwyck sucumbieron a los encantos sexuales de la alemana, que llegó a relacionarse con personajes de la alta esfera política. Los rumores apuntan a los mismísimos JFK, el general Patton y hasta Eduardo VIII.

El asesinato de Hitler en 1936 no fue el primero de los intentos de Dietrich de dar un giro a la historia. Preocupada por los planes de abdicar por amor del rey Eduardo VIII, planificó un encuentro "para demostrarle que Wallis Simpson –su amada- no era la única mujer de este mundo".

El intento de Dietrich se añade a los 15 casos documentados de planes para matar a Hitler que no llegaron a fraguar. 

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