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Kate prometerá "amor" y no "obediencia" al príncipe Guillermo

Este viernes se casan por fin el príncipe Guillermo y Kate Middleton y siguen conociéndose detalles de la ceremonia.

Kate Middleton no prometerá "obedecer" sino "amar, confortar y honrar" al príncipe Guillermo cuando pronuncie este viernes los votos matrimoniales en la abadía de Westminster, en Londres. La pareja utilizará para la ocasión la ceremonia prevista en la serie uno del Libro de Oración Común de la Iglesia de Inglaterra.

También se ha informado de que la novia avanzará del brazo de su padre por el pasillo central de la abadía a los sones de un himno de la coronación, el titulado I was glad, del compositor británico Charles Hubert Hastings Parry, inspirado en el salmo 122. Parry lo compuso para la coronación del rey Eduardo VII en la abadía de Westminster, en 1902, pero es un himno muy popular en las bodas.

Los recién casados abandonarán la abadía al sonido de otra pieza muy conocida en Inglaterra, la marcha Crown Imperial (Corona Imperial), del también británico William Walton, que se tocó ya en la boda del príncipe Carlos y Diana, los padres de Guillermo. Durante la ceremonia se escuchará también música de otros famosos compositores británicos del siglo XX como Edward Elgar, Vaughan Williams o Benjamin Britten.

Mientras Londres se inunda de banderas y flores, este jueves se ha conocido que la reina Isabel no estará el viernes en la fiesta nocturna privada que el príncipe Carlos, el heredero de la corona británica, ofrecerá el palacio de Buckingham con motivo de la boda de su primogénito.

 Isabel II, de 85 años, y su esposo, el duque de Edimburgo, de 89, sí serán los anfitriones del almuerzo bufé que seguirá al enlace, con la asistencia de 650 de los 1.900 invitados a la ceremonia religiosa, al termino de la cual abandonarán la capital británica.

Una portavoz del palacio de Buckingham dijo a la agencia local PA: "La reina será la anfitriona de la recepción durante el almuerzo y, después de eso, la reina y el duque de Edimburgo se marcharán para disfrutar de un fin de semana en privado".

La reina se perderá por tanto una de las tradiciones más esperadas de las bodas anglosajonas, el discurso del padrino del novio, que en este caso correrá a cargo de su hermano, el príncipe Enrique, que recientemente prometió una intervención que "hará que a mi hermano se le caiga el pelo" (Guillermo sufre de alopecia).

Tampoco escuchará el otro discurso, el que pronunciará Michael Middleton, el padre de la novia, en unas intervenciones que tendrán carácter privado, pero cuyo contenido es previsible que se filtre a la prensa a través de alguna de las 350 personas invitadas.

La reina sí estará presente cuando los novios corten el pastel de boda, tras lo cual cederá su residencia oficial en Londres para la fiesta nocturna, dando permiso también para que el ambiente se relaje un poco.

La fiesta nocturna, que corre a cargo del príncipe Carlos, es un evento de etiqueta, en el que participarán familiares y amigos, que previsiblemente bailarán y festejarán hasta bien entrada la noche.

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