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España, antepenúltima en Eurovisión 2011

Lucía Pérez cantó con soltura una canción de rebajas. Mereció más en un festival que sigue lejos de la brecha.

Lucía Pérez cantó con soltura una canción de rebajas. Mereció más en un festival que sigue lejos de la brecha.

Todas las canciones cantadas en el Düsseldorf Arena recordaron a otras mejores y casi ninguna ofreció una melodía o letra perdurable. Muchas luces, una realización de lujo y la narración de un entusiasmadísimo Jose María Íñigo, en su salsa y contento de estar de vuelta -¿alguna vez se fue?-, trataron de amenizar una función en la que España hubiera merecido escalar algunos puestos más.

¿Las votaciones? Lo de siempre. La canción y el festival pueden gustar o no -más bien lo segundo-, pero nuestro país no merecía quedar tan relegado. España apenas logró arañar votos debido a, entre otras razones, el intercambio entre países amigos que culminó en un estrecho mano a mano entre Suecia, Ucrania y Azerbaiyan, y en última instancia, Italia. Iñigo, crecientemente frustrado, se contenía. A medida que se sucedían se hacía evidente que España no iba a lograr un buen resultado. Y a mitad de las votaciones la pobre Lucía Pérez ocupaba el último lugar. Por suerte, nuestro vecino Portugal sacaría a la joven del atolladero con nada menos que 12 puntos.

Finalmente, la canción de Azerbaiyan se alzó con el triunfo en Eurovisión 2011 con suficiente distancia. Nadie lo esperaba y mucho menos sus participantes Eldar y Nigar, un dúo improvisado que llevó una canción simplemente horrenda titulada Running Scared, que efectivamente hacía honor a su nombre: para correr asustado. Tras ganar, nos obsequiaron con una segunda interpretación del tema, gallos incluidos.

Lucía Pérez y Que me quiten lo bailao

Un par de horas antes, la representante española había hecho acto de aparición sobre el escenario de Düsseldorf para cantar Que me quiten lo bailao. La gallega Lucía Pérez hizo un trabajo profesional al defender con alegría una canción optimista y ligera que era... simplemente indefendible.

La impresión general de los tuiteros fue precisamente esa, un buen trabajo y una mala canción. JaviOlloqui dijo “ya han cantao! No ha estado mal... Mejor de lo que esperaba”; o ntxr; "si llevando a una cachonda enseñando pierna y una canción de tararear no ganamos, ya no sé con qué lo haremos”, fueron algunos de ellos.

Lo cierto es que la canción y la coreografía, tópica y no demasiado espectacular, no daba para más, pero la joven gallega pudo presumir de voz y de expresividad. Estuvo bien, sin más, y vista la competencia y lo que España perpetró en años anteriores -¿verdad, Buenafuente?-, tampoco fue desastroso.

Canciones tranquilas, twitteros salvajes

La comunidad social de internet no dudó en lanzarse a degüello con los participantes con su ingenio habitual. El popular tuitero José Viruete comentó en el hashtag #eurovision_es -naturalmente, el trending topic del momento- que existen “rimas que hay que desterrar YA: "stranger" con "danger" y “fire” con “desire”. Mal momento para pedirlo, Eurovisión. No fue el únito que comentó irónicamente la serie de remedos de Lady Gaga, Christina Aguilera, Bon Jovi o los Back Street Boys del festival. Sandra_Bri se preguntaba “de qué diablos van vestidos?”, y otros señalaban la “cara de asco” de alguna que otra cantante y sacaron parecidos con los artistas que los inspiraron. Eso, por mencionar los más correctos.

Algunos comentarios, como el de Fotomaf, fueron para Iñigo. "Todo el mundo es güeno" y todos cantan de maravilla... Criterio cero...”. En efecto, si pagasen por cada vez que éste dijo “lo importante es participar” o "para gustos los colores", un servidor, por ejemplo, podría retirarse.

Las canciones

Pero antes de España hubo más canciones. Hagamos un flashback. Retrocedamos a, por ejemplo, Italia y su caótica canción -que Jose María Íñigo alabó sin rubor una y otra vez-; Francia, que envió al jovencito Einstein a cantar ópera entre columnatas griegas de cartón; y  la representante suiza, Anna Rossinelli,  que cantó Madness of love de forma bastante más elegante que los anteriores. Rossinelli fue descubierta por su productor cantando en la calle y la canción intentó ser ligera y sentimental.

Reino Unido quiso hacer suyo el eslógan de Obama con I Can, cantada por un remedo multirracial de los Back Street Boys pasados por una turmix discotequera y la sala de musculación del gimnasio. Quizá el extinto grupo juvenil quiera plantar una demanda por plagio a los autores de la presente, o retarles a un pulso. La canción fue, sin embargo, lo suficientemente movida como para situarse entre las favoritas.

Sé lo que estaban esperando: Moldavia, con So Lucky. Grandes representantes del rock moldavo -atención, modo irónico off-, que no podían faltar a la cita con numerito de circo incluido. Una canción que parece una mutación de Offspring cantada por un grupo disfrazado de gnomos funambulistas. Oh, nosotros si que no tenemos suerte.

La estrella del festival era Lena, ganadora del año pasado y representante de Alemania. La joven, de una fotogenia espectacular, era de las favoritas en Düsseldorf. Su canción se titulaba ‘Taken by a stranger’, y llama a diferentes interpretaciones a cual más diabólica. La voz atorciopelada de ella no tiene nada que envidiar a otras cantantes de voz juguetona del panorama de la MTV, que como saben está más cerca de Penthouse que de Ismael Serrano. Su canción fue de lo más aplaudido, aunque estamos seguros que se debe más bien a la increible belleza de ella y al orgullo teutón ante semejante monumento.

Después de los rumanos fue el turno de Austria, con El Secreto es amor. ¿Sienten ustedes el sol en su corazón? Porque es una de las estrofas de la canción interpretada por Nadine Beiler, que se marcó un baladón a lo Christina Aguilera pero peor. Lo cierto es que con los coros finales la cosa tomó algo de fuerza, la suficiente para figurar al final de Titanic 2.

Los representantes de Azerbayan fueron un dúo hombre-mujer que escogió un look más blanco que Abba. La canción era más ñoña que las de los de Mamma Mia, y mucho más sobada. Menos mal que las máquinas de viento movían el cabello de la pareja, con cara de vivir siempre en un perpetuo videoclip, de forma harto elegante y poética. Sin embargo, en algún momento de la gala, este verdadero bodrio se colocó en primer lugar de forma inesperada... y ganó.

La participante eslovena entonces no podía saber que el pescado estaba ya vendido. Además, y aunque no lo pareciese, sólo cuenta con 19 años. Íñigo la definió como una blanca con voz de negra, como Duffy, añado yo. Y si ustedes quitan la imagen y dejan la voz, realmente parece como si fuera ésta la que canta. Islandia envió a Los amigos de Sonny. No, no es una película de Kenneth Branagh. El cantante murió hace unos meses y sus amigos decidieron hacerle un homenaje ocupando su lugar y dedicándole su canción, Coming Home, de un tono amable y emotivo muy alejado de las revoluciones marcadas hasta ahora. Se agradece.

Mika Newton cantó Ángel para Ucrania. Y fue un verdadero coñazo. Íñigo aseguraba en ese momento que está llegando todo a su fin. Georgia llevó a una gótica que con look zombie cantó una canción de lo más movida, pero que parecía un copy paste de Evanescence. Tanto, que un usuario de Facebook comentó que la joven confundió el rimmel con la cara de asco. Y eso fue todo.
 

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