¿Que su cocina es engaño?.
No. Todo el mundo sabe a lo que va cuando acude a los restaurante de Ferrán Adrià. No va a comer, ni a disfrutar de la gastronomía y del buen vino, sino, simplemente, a realizar un acto de absoluto esnobismo, a que le vendan pijerío y exclusividad.
Es un negocio que, además, no supone apenas riesgo alguno para Adrià. Como en sus restaurantes el menú es fijo, y hay que reservar con muchísima antelación, cada día sabe exactamente lo que se va a consumir, y jamás se queda con excedentes, no le sobra comida ni tiene sitios vacíos.
Pero engañar, no engaña a nadie. Salvo a los que desean ser engañados, y pagan 300 € como mínimo por comensal, para degustar esferificaciones, tortillas deconstruidas, espumas y similares, solamente para darse el gusto de "sacar pecho" y contar a los amigos que "han comido en El Bulli".
El relativismo -como no- tambien llegó-y ahí sigue- en la cocina.
Este cocinero no es un estafador ya que el que paga 100 euros por un huevo nitrogenado ya sabe lo que hay, digamos que los clientes son más bien snobs idiotas, mientras haya tontos... aunque no hay que engañarse, luego a estos cocineros solo acude Cándido Mendez y compañia y algunos desgravadores a pasar la tarjeta de la empresa.
La cena de Trimalción versión moderna: es decir, menos es más. Cuando de la comida se quiere hacer Capilla Sixtina puede pasar cualquier cosa.
A ver, Mowgli: no es Fernando Adrián, sino Fernando Adrià. El hombre tuvo suerte de que el único abuelo no charnego que tenía era el que le legó su primer apellido. Lo de "Ferran", desde luego, ya es otra cosa; y de hace cuatro días...
Ferrán Adrián, podrá ser admirado, envidiado, encumbrado, lo que sea, pero ha sido una revolución en la cocina, eso no cabe duda.
¿Un estafador?, desde luego no lo creo, sí que es cierto que si alguien en una negociación saca beneficios, es por habilidad ó visión de negocio.
Si El Bulli, hubiese sido un fracaso, quien le vendió las acciones por cuatro perras, ¿ se hubiera quejado?, ó se hubiera jactado de que hizo un buen negocio?
Tampoco cabe duda que el tío es hábil, por ejemplo, los carbonicos esos con los que cocina, tiene él la patente y la exclusiva para España, pues hace bien.
Lo de que su cocina es un engaño?, pues algunas cosas sí, para que nos vamos a engañar, como dice un conocido humorista, esto de los nuevos restaurantes y sus nombres, " tembladera de leche con huevo y azucar, al golpe de calo,r en su espejo de caramelo" lo pides y cuando te llega a la mesa, resulta que es un flan, pero, tiene nombre larguísimo, es en sitio carísimo, y eso "pone", pues a pagar.
La mayoría de estos cocineros por no decir todos, no tocan un puchero en sus cocinas, todo lo hacen gente que tienen, ellos ponen el nombre y listo.
Tampoco hay que mezclar.
Una cosa es lo que este señor vende y otra son sus negocios o situación personal o política.
¿Que es un estafador? Se verá. ¿Que fue encumbrado por el Pujolismo? Pues vale, nada tiene que ver con su cocina.
¿Que su cocina es una estafa? Pues no parece que digan eso sus asiduos.
Si yo tengo un producto, lo ofrezco al público y éste lo compra, deja de ser una estafa. Es como si dijéramos que Libertad Digital es una estafa. Pues no, te gustará y le seguirás o no te gustará y lo odiarás, pero no es una estafa, es un producto.
Como producto Ferran Adriá es Marketing en estado puro y su cocina es un espectáculo que gusta mas que disgusta.
A mí en particular me gusta pero, a diferencia de la cocina de verdad, solo para ir, degustarla, irme y ... ya está. Como la película "Misión imposible IV" Es un espectáculo, bien hecha, entretenida y ... ya está.
Cuando sales del cine lo has pasado bien y la recuerdas divertido.
No va a ganar ningún Oscar, no la vas a comprar para tu videoteca, no la vas a colocar entre tus obras maestras pero es una película "producto" bien hecha.
La "cocina" de F. Adriá es eso, un buen producto de entretenimiento, bien hecho y bien vendido, pero no es una estafa.
Por fin, después de tanto añps se le empieza a ver el plumero a
Fernando Adrián (su verdadero nombre). Este farsante encumbrado
por el pujolismo.
Lo que es un engaño es su cocina.