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Carmen Thyssen sigue en apuros: venderá su lujosa residencia en Suiza

Tras la venta de La esclusa de Constable la baronesa podría planear seguir vendiendo propiedades para conseguir liquidez.

Su principal escollo para lograr la venta del Constable era el rechazo de Francesca Thyssen, que no aprobaba que se desprendiera de ese lienzo mientras mantenía el resto de sus propiedades. Tras meses de pelea, Tita se salió con la suya y ahora todo queda a expensas del precio que se fije en la subasta del 3 de julio en la sala Christie’s en Londres (y que podría rondar los 25 millones de libras).

Ahora, lo siguiente -tal y como informa Beatriz Cortázar en ABC- sería la lujosa Villa Favorita en Lugano, que le dejó en herencia el barón y que en realidad lleva años intentando vender. Pese a su alto precio y a tener varias ofertas a lo largo del tiempo, finalmente Tita siempre se echaba atrás. Se rumorea que la de Ermenegildo Zegna llegó a ofrecer 17 millones de euros hace diez años.

Pero con la creciente presión fiscal y el aumento de los gastos, la baronesa podría desprenderse definitivamente de la casa. La baronesa está escasa de liquidez, dado su fijo de gastos de mantenimiento anual, cifrado en unos diez millones de euros, según Beatriz Cortázar.

Construida en 1687, se trata de una residencia rodeada de un parque de 47.000 metros cuadrados con un camino rodeado de árboles que lleva a un embarcadero en el lago. La propiedad perteneció al príncipe Leopoldo de Prusia, y fue adquirida en 1932 por Heinrich Thyssen, padre de Heini, cuando decidió albergar en Suiza su colección de arte. En sus paredes han estado colgadas obras de Renoir, Pisarro, Touluse Lautrec, Cézanne, Monet, Munch, Tiziano, Tintoretto, El Greco, Durero... El barón vendió a Carmen Cervera muchas de ellas, que acabaron en el Thyssen-Bornemisza en Madrid.

Tita mantiene cerrada la villa desde hace años, pero multitud de personas trabajan en su mantenimiento, que colabora a redondear unos gastos astronómicos entre los que destacan el  mantenimiento de sus múltiples propiedades, como su chalet de La Moraleja, el de Sant Feliú, la casa de Pedralbes, cinco apartamentos en la Costa Brava, una chacra en Uruguay...

A ello hay que añadir, recuerda la periodista, los cinco miembros de su triuplación, equipo de seguridad, secretarias, asistentes, servicio doméstico, jardineros, conductor, y la costumbre de renovar sus inmuebles cada dos por tres, informa Beatriz Cortázar. Por no mencionar las inspecciones que Hacienda ha iniciado contra las grandes rentas como la suya.

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