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El aprendiz de brujo: Disney y Nicolas Cage ¿combinación ganadora?

El aprendiz de brujo, fantasía aventurera de Disney, tiene su germen en la mítica sección musical de Fantasía en la que el ratón Mickey sembraba el caos con un ejército de escobas. Ahora, el productor Jerry Bruckheimer vuelve a reunirse con uno de sus fetiches, Nicolas Cage, para versionar aquella escena.

El aprendiz de brujo, fantasía aventurera de Disney, tiene su germen en la mítica sección musical de Fantasía en la que el ratón Mickey sembraba el caos con un ejército de escobas. Ahora, el productor Jerry Bruckheimer vuelve a reunirse con uno de sus fetiches, Nicolas Cage, para versionar aquella escena.

Bruckheimer, antaño facturador de filmes de acción y thrillers adultos como Marea roja, continúa aquí abonado a la fórmula de espectáculos familiares generada a raíz de su exitosísima saga de Piratas del Caribe, continuada hace pocas semanas con Prince of Persia, otro filme de aventuras de corte familiar muy similar al que nos ocupa. Pero el caso es que, sorprendentemente, el director Jon Turteltaub demuestra en El aprendiz de brujo mucho más tino que Mike Newell, responsable de Prince of Persia, no sólo a la hora de dirigir a sus actores, sino a la de exprimir las posibilidades de comedia y romance juvenil de la historia.

 
Por supuesto y como era de esperar, El aprendiz de brujo se viene abajo como un castillo de naipes si analizamos su lógica interna y su guión, plagado de lugares comunes y un forzadísimo punto de partida. Pero el director de las dos entregas de La búsqueda demuestra que su impersonal impronta se lleva a las mil maravillas con las exigencias del súper productor y de la casa Disney. Turteltaub se limita aquí a respetar las coordenadas visuales impuestas por el primero y el tono familiar buscado por el estudio, y entrega una aventura trepidante y adictiva gracias al sentido del humor de sus personajes y alguna que otra situación loca, servida con gracia por un elenco actoral sobreactuado, pero capaz de otorgar un aire de dibujos animados al conjunto.
 
Una pena que el filme no acabe de distanciarse de muchos de los vicios más industriales del cine reciente. Hace una semana alababa una película tan menor como Miedos 3D por dejar de lado el abuso por las tramas saturadas de información, la recurrencia descarada a las sagas, así como su estética y montaje rápido (y mortalmente aburrido) recurriendo a cierta suspensión de incredulidad más propia del cine de hace un par de décadas. Desgraciadamente, El aprendiz de brujo es hija de su tiempo y tiene todos esos defectos exhibidos a todo trapo, como por ejemplo en su incomprensible e innecesario prólogo y en algunas escenas fallidas, como precisamente, la que homenajea al clásico de Disney Fantasía que originó la idea seminal del filme.
 
No obstante, durante su rutinario desarrollo la película de Jon Turteltaub cobra vida de forma inesperada gracias a una serie momentos que le dan aire a la historia de forma mágica e espectacular, logrando que el título se merezca el calificativo de más que recomendable. Ahí están escenas de un delicioso romanticismo light como la que envuelve a la bellísima Teresa Palmer y Jay Baruchel en una tormenta de rayos, o el sobrio pero nada desabrido desenlace (que, por cierto, deja el camino abierto a secuelas que, dados los resultados comerciales, probablemente nunca verán la luz). El aprendiz de brujo está lejos de ser un film soberbio, pero da un par de cucharadas o más de diversión e imaginación de las que esperábamos de él.
 
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