Menú
ESTRENO: 27 DE NOVIEMBRE

El baile de la Victoria: Batiburrillo oscarizable

El baile de la Victoria se presenta con el aval del regreso de Trueba a la ficción en bastantes años, así como ser la pre candidata española para los Oscar de este año, y además con una historia de lo más atractiva. Ricardo Darín, Abel Ayala y la debutante Miranda Bodenhöfer la protagonizan.

El baile de la Victoria se presenta con el aval del regreso de Trueba a la ficción en bastantes años, así como ser la pre candidata española para los Oscar de este año, y además con una historia de lo más atractiva. Ricardo Darín, Abel Ayala y la debutante Miranda Bodenhöfer la protagonizan.

El film sigue a Ángel Santiago (Abel Ayala), un joven ladronzuelo que sale de la cárcel en plena incipiente democracia chilena. Lo mismo le ocurre a Nicolás Vergara Rey (Ricardo Darín), ladrón de guante blanco decidido a huir de su reputación y reunirse con su familia. A ambos se les cruza en su camino Victoria (Miranda Bodenhöfer), una bailarina que malvive en las calles de Santiago esperando una mejor oportunidad.

El baile de la Victoria es uno de esos films que parecen diseñados para triunfar. De historia ambiciosa y difícil de abordar, presenta una amplitud de temas y una riqueza en su trama que permite navegar por varios géneros a la vez. Pero Fernando Trueba no ha hecho un trabajo de adaptación acertado, ya que le falla la película tanto a nivel de guión como de montaje. Eso no quiere decir que El baile de la Victoria no sea un film estimable, porque lo es. Tras su visionado, nunca tedioso, quedan en el espectador recuerdos de genuina emoción, así como personajes y situaciones fascinantes que, eso sí, hubieran dado más de sí.

Por ejemplo, un servidor a veces no se explica qué tiene Ricardo Darín para hacer enmudecer la platea cada vez que aparece en escena, a pesar de su malgastado y plano personaje. La debutante Miranda Bodenhöfer es un pequeño gran descubrimiento que me provoca apego inmediato, y su historia de amor es lo más interesante de la película.

Pero Trueba parece tener terror en explorar los demás recovecos que El baile de la Victoria ofrecía, que eran muchos, y lo que queda es un film deslavazado que, a diferencia de la reciente El secreto de sus ojos, no supera sus errores profundizando como aquella en los personajes, ni en el suspense, ni en el humor. Y pese a que en la película se perciben, difusos, momentos de genuina ternura e inquietud, un montaje blandito y disperso y algunas opciones del director –esas voces en off que sirven para finiquitar una de las tramas principales, por ejemplo…- se encargan de arruinar parte de esa impresión.

Así, el film deja indiferente como apresurada heist-movie, no arranca como aventura trágica y no acaba de cuajar como drama, a pesar de dibujar momentos de gran belleza visual. Ninguna de las películas que habitan en El baile de la Victoria parece colaborar mutuamente y Trueba no sabe engrasar el mecanismo para ello, en ningún nivel. Se dejan cosas sin explicar y se insiste demasiado en otras, y el resultado quiere ser uno de esos films íntimos y épicos, trágicos y a la vez vitalistas. Pero el conjunto sólo deja una marca de fría corrección formal y minutos de ocasional movimiento.

En Chic

    0
    comentarios