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ESTRENO: 4 DE DICIEMBRE

Hermandad de sangre: Sé lo que hicísteis el último verano...

Hermandad de sangre no se mueve un ápice de la fórmula del slasher noventero, ese que sustituyó el celuloide deteriorado de su época dorada de los ochenta por fórmulas auto conscientes y hasta satíricas. Un asesino que sabe lo que hicisteis el último verano vuelve para cortar cabos sueltos…

Hermandad de sangre no se mueve un ápice de la fórmula del slasher noventero, ese que sustituyó el celuloide deteriorado de su época dorada de los ochenta por fórmulas auto conscientes y hasta satíricas. Un asesino que sabe lo que hicisteis el último verano vuelve para cortar cabos sueltos…

Un grupo de amigas de la hermandad Zheta Pi ven su lealtad puesta a prueba cuando en medio de una de sus fiestas, una de ellas es brutalmente asesinada. En vez de confesar el crimen y arriesgar sus brillantes futuros, las chicas esconden el cuerpo y hacen un secreto juramento de fidelidad y silencio. Meses después y en plena fiesta de graduación, alguien comienza a acosar y asesinar a las protagonistas. ¿Ha vuelto la muerta para vengarse?; ¿quién ha decidido que paguen por ello?...

Los que quieran derribar el film de Stewart Hendler tienen esta vez doble excusa, ya que aparte de limitarse a seguir la senda de Scream y Sé lo que hicisteis el último verano, también es un remake, que en este caso versiona la olvidada Siete mujeres atrapadas de Mark Rosman (1983). Hermandad de sangre trata de sacar jugo a todos los manidos vicios de la fórmula del terror adolescente, pero aportando una sangrante caricatura de las hermandades universitarias como indecentes reductos de delincuencia pija que es lo mejor de la historia.

Hendler aprueba con suficiente justo al no concentrarse ni en la sangre ni en sexo, pero a la vez dejando que ambas cosas fluyan en grado suficiente, proporcionando algún momento de violencia moderada pero hilarante (ese asesinato con botella, o todo lo que ocurre en las duchas femeninas) y explotando el atractivo de sus desagradables heroínas con gracioso ánimo calentorro. Y aunque no aporta tridimensionalidad a ningún personaje, sí consigue elevar el nivel de sorna de sus amorales universitarias, verdaderas perras siderales tan psicóticas e imbéciles como el propio asesino –cuya identidad importa bien poco- y que están destinadas a morir, castigadas por la lógica interna del relato.

Lo dicho, que nada nuevo bajo el sol, pero que se pasa el rato. No se puede uno olvidar de la presencia de la deteriorada Carrie Fisher, ex princesa Leia, que deja el recuerdo más duradero de la cinta como aguerrida directora de la hermandad con el rifle, literalmente, en la mano.

En Chic

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