Rigau se ha sentado este martes en el banquillo de la sección quinta de la Audiencia para dar cuenta ante el tribunal de una presunta estafa cometida a finales de los años 90, cuando todavía era pareja de la actriz italiana, con quien estuvo a punto de casarse hasta que en el año 2006 se deshizo el compromiso.
La Fiscalía no ha presentado cargos contra Javier Rigau, y pide su absolución al no considerar verosímil la versión de Franz Theodor Fornoff, el dueño del bloque de pisos que lo denunció por la supuesta estafa en la venta de la propiedad inmobiliaria.
Por su parte, la acusación particular ejercida por el propietario, que ha acudido a declarar como testigo pese a su avanzada edad, solicita al tribunal que lo condene a cinco años y tres meses de prisión por los delitos de estafa agravada y falsedad documental.
Según mantiene la acusación particular, Rigau, miembro de una saga de empresarios barceloneses, falseó presuntamente en el año 1996 un documento privado, que después elevó a escritura pública, por el que Fornoff le vendía un edificio de varias plantas en la calle Séneca de Barcelona por 194.427 euros.
En su declaración en el juicio, el empresario ha defendido que la compra del edificio se realizó en la más estricta legalidad y ha atribuido el proceso judicial en que se ha visto envuelto a la personalidad de Fornoff, siempre rodeado de "secretismo" y que incluso había ocultado a su esposa la venta del mencionado bloque de pisos.
"Todo lo que envuelve al señor Fornoff es como una película italiana", ha mantenido el imputado, tras insistir en que la acusación contra él "no le ha quitado el sueño". "Lo que sí me quita el sueño es lo que tengo detrás", ha añadido el empresario refiriéndose a los periodistas que asistían a su juicio en la sala de vistas de la sección quinta de la Audiencia de Barcelona.
El empresario barcelonés, dedicado principalmente al sector inmobiliario, desembarcó en el papel cuché al conocerse su noviazgo con Lollobrigida, que le llevaba 34 años y a la que conoció en una de las fiestas de Montecarlo a las que suelen ser asiduos los personajes de la prensa rosa.
Rigau, de 48 años, y Lollobrigida, de 82, rompieron su relación en el año 2006, tras varios años de noviazgo, según explicaron ellos mismos a la prensa.