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Madres & hijas: ¿Se puede superar la pérdida del hijo?

En Madres & hijas, producida por González Iñárritu (Amores perros, Babel), seguimos tres historias que envuelven personajes de distintas razas y procedencias sociales. Pero todas tienen un nexo común: el vínculo materno con las hijas. Naomi Watts, Annette Bening y Samuel L. Jackson la protagonizan.

En Madres & hijas, producida por González Iñárritu (Amores perros, Babel), seguimos tres historias que envuelven personajes de distintas razas y procedencias sociales. Pero todas tienen un nexo común: el vínculo materno con las hijas. Naomi Watts, Annette Bening y Samuel L. Jackson la protagonizan.

Madres & hijas es un drama que desarrolla sus historias y maneja su reparto coral con seguridad y honestidad. Rehúye cómodamente la lágrima fácil anclándose en un registro serio pero nunca solemne, y no cae en las excesivas pretensiones de imitar en exceso lo que ya es inimitable, esas Vidas cruzadas de Robert Altman que son el germen de tantas películas de historias trenzadas en un entorno urbano.

Quizá podríamos echarle en cara que podría haber sido todavía una mejor miniserie de la HBO, cadena conocida por sus apuestas televisivas adultas y polémicas. Viendo el escaso millón de dólares que el film ha recaudado en la taquilla americana, esto no parece tan descabellado. Y en un momento en el que la ficción televisiva destaca sobre la cinematográfica, tampoco resulta ningún menosprecio, más bien al contrario. No obstante, Madres & hijas es un film que describe tan bien a los personajes y tan bien actuado (destacamos la presencia de Annette Bening, una de esas intérpretes que siempre aportan carne y hueso y a la que no veíamos desde hacía un tiempo) que le perdonamos sus maneras telefilmescas.

García –hijo, por cierto, de Gabriel García Márquez- encuentra un razonable equilibrio entre lo áspero y lo complaciente. Madres & Hijas está producida por el mexicano Alejandro González Iñárritu (21 gramos, Amores perros) y de él parece heredar el manejo coral de las historias y la dureza de muchas de sus revelaciones. No obstante, García maneja una placidez formal y apunta una resolución optimista y de apuesta por la vida que le distancia un trecho del pesimismo crónico del director de Babel. Es en este punto cuando su autor se la juega. La resolución en travelling que une las historias puede distanciarnos de lo planteado hasta ese momento con una conclusión excesivamente piadosa, pero nosotros aceptamos barco y situamos a Madres & hijas en ese grupo de dramas que, como La vida privada de Pippa Lee, merecen ser apreciados en su justa medida.

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