"Siéntete una privilegiada. Es un hito que te deje hablar con sus íntimos", le dijo Presidencia a la autora del reportaje de Vanity Fair, basado en el testimonio de amigos de la mujer del presidente del Gobierno. No hay espacio para la crítica a Sonsoles, protagonista de alguna recordada polémica, como la vigilancia de sus prácticas de buceo. Y, pese a algún sonado plantón por su reticencia a acudir a actos oficiales, alguna de sus íntimas ve en su actitud un ejemplo de feminismo aún incomprendido.
Entre los interlocutores de la periodista están la responsable del estilismo de Sonsoles, la peletera Elena Benarroch, amigos de León e incluso el sacerdote que los casó y responsable de su carrera artística.
La diseñadora cuenta que a Sonsoles le encanta viajar porque es ahí donde se siente libre. De hecho, parece que la mujer del presidente se siente bien en cualquier lugar excepto en Madrid: "Adora caminar por los bulevares de París, incluso se siente más libre en Barcelona que en la capital. Una de las ventajas que tiene el coro para ella es que le permite viajar de manera anónima por el mundo". Según Benarroch, Sonsoles se siente "enjaulada" porque "es muy celosa de su intimidad" y la vida que hace es muy doméstica. La Moncloa, cuenta, "no le divierte ni le interesa". Y "le espanta que la reconozcan por la calle". "No se da cuenta de que su marido es el presidente del Gobierno, es una mujer de presidente atípica", añade.
Una de las amigas de Sonsoles está en Moncloa. Se trata de la directora del departamento de Educación y Cultura del Gabinete de Presidencia, Marifé Santiago, que lejos de criticar su actitud la ensalza como ejemplo de feminismo y modernidad. Dice que "está creando un modelo de comportamiento en el que ella no abandona su profesión por la de su marido", explica y considera que las mujeres "deberían estar orgullosas de su actitud". Alega también que está "pagando un peaje injusto por ser pionera y no querer ser mujer de". También es la encargada de desmentir un rumor creciente en los últimos meses: que Sonsoles va a ser determinante en la decisión de Zapatero de presentarse, o no, a las elecciones de 2012: "Por supuesto, no tiene la llave de la reelección de Zapatero, como se ha dicho. ¡Qué topicazo, por Dios! Ella es una mujer sensata y sabe dónde está y cuándo tiene que asistir a un acto".
Otros de sus amigos, el periodista leonés Miguel Ángel Nepomuceno y su mujer, compañera de Facultad de Sonsoles, son más explícitos sobre lo que vive Sonsoles en Madrid. Cuentan que siempre que necesita un "remanso de paz" viaja a León a tomarse un café con sus amigos porque "añora la tranquilidad de la vida en provincias y estar con los suyos". "En Madrid se siente como una sartén hirviendo", afirman. Su amiga Lola añade que Sonsoles no se considera la primera dama sino que ése es "un papel que corresponde a la Reina y luego está la princesa de Asturias". Ambos dibujan una imagen algo enigmática de la mujer de Zapatero. Dicen de ella que es "muy reservada", un "poliedro del que conocemos sólo alguna de sus caras". Del padre militar de Espinosa, se esfuerzan en recalcar su "carácter democrático". Sobre la joven Sonsoles, apuntan que "era muy buena hija" y "nada progre".
Lo cierto es que, pese a que Sonsoles se sienta "enjaulada" en Madrid, su traslado le ha abierto muchas puertas en su profesión de soprano. Algo que, cuentan, ella reconoce al confesar que es "una privilegiada por poder aprovechar la coyuntura y ampliar su sueño del canto coral". Su amiga de la Moncloa, Marifé Santiago, niega, no obstante, que haya tenido algún tipo de ayuda extra: "Ser la mujer del presidente no le ha ayudado". Defiende que éste era su camino y sólo concede que "se puede haber catapultado el proceso".
Los favores de Sonsoles
Quizás el más sincero sea Samuel Rubio, el cura que les casó y su "mentor" en el mundo de la música. Cuenta de Sonsoles, a quien define como una "mujer constante y disciplinada", que se "implica mucho con temas relacionados con la cultura y no olvida su ciudad". "Sonsoles, desde la sombra y con la discreción que la caracteriza, consigue que se hagan realidad ciertas cosas, como que la catedral de León tenga un órgano nuevo", relata.
Sobre este asunto, el sacerdote explica que el órgano "cuesta unos 300 millones de las antiguas pesetas y como es un tema de Patrimonio Nacional pues llegan hasta el Consejo de Ministros". "El 30 por ciento del del dinero del órgano lo aporta el Ministerio de Cultura. Eso sí, cruzo los dedos, porque todavía no lo tenemos pero va por buen camino", expone y añade que "también consiguió ella que las Cantatas de Bach llegaran a la catedral de León". "Me pasaron el presupuesto y a mí se me escapaba. Ella hizo unas llamadas y pudieron venir aquí", afirma Samuel Rubio.
También se habla de uno de los episodios más polémicos en torno a la peculiar política con los medios de la familia Zapatero: las fotos con Obama de las hijas del presidente. Según su amiga Lola, Sonsoles "quiere protegerlas al cien por cien porque tiene claro que La Moncloa es algo pasajero y quiere que sean anónimas". Y admite que, en el tema del viaje a Washington, "quizás tendrían que haber consultado a sus asesores de estilo para vestir a las chiquillas". Benarroch apunta que fue un error llevarlas al viaje, quien cree que "se hizo noticia de una anécdota". De las niñas, el matrimonio leonés amigo de los Zapatero dice que "son hijas de su tiempo". Y revelan una de las preocupaciones del presidente y su mujer: "La mayor es demasiado de izquierdas".